Una batalla más entre madre e hijo
POR SERGIO TÉLLEZ-PON
Mommy, el quinto largometraje del joven director quebequense Xavier Dolan (Montreal, Canadá, 1989), ganó la Palma de Oro —que compartió con el veterano Jean-Luc Godard por Adieu au langage— en la pasada edición del Festival de Cine de Cannes, y en principio fue elegida para representar a Canadá en la categoría de mejor película extranjera para la próxima entrega de los Oscar (finalmente quedó fuera junto con Cantinflas, la cubana Conducta, la belga Dos días y una noche, Saint Laurent, la biopic del célebre diseñador de modas y la brasileña gay Hoje eu quero voltar sozinho, entre otras). De hecho, desde su primera cinta, Yo maté a mi madre, Dolan ha escogido Cannes como el escenario para estrenar cada una de sus cintas: la ya mencionada Yo maté a mi madre se estrenó durante la edición de 2009; le siguió Los amores imaginarios que también se estrenó en Cannes al año siguiente alzándose con el premio Una Cierta Mirada; luego, Laurence Anyways se presentó en el mismo festival en 2012 ganando en la categoría de mejor actriz. En el caso de Mommy se estrenó en mayo pasado en la edición 67 de Cannes (sólo Tom en el granero no fue estrenada en Cannes sino en el 70 Festival de Cine de Venecia).
En su corta pero ya multipremiada carrera cinematográfica, Dolan se ha propuesto retratar las relaciones humanas, no sólo las amorosas (Los amores imaginarios) sino también las sociales (Laurence Anyways) y sobre todo las familiares (Yo maté a mi madre, Tom en el granero). En esta nueva película, Dolan vuelve a la conflictiva relación entre madre e hijo, como en su primer largometraje. En el caso de Mommy, el hijo, Steve (un Antoine Olivier Pilion reluciente en la pantalla grande), es un adolescente que tiene problemas psiquiátricos y carga con el trauma de la reciente muerte de su padre; por su parte, Diana (Anne Dorval), la madre y hace poco viuda, debe hacerse cargo del bipolar Steve, luego de que éste sale de un hospital mental y, dado que Diana pertenece a la clase social llamada white trash, tiene que aceptar varios trabajos temporales para tratar de mejorar la situación de ambos. Con el propósito de ayudar en la educación del iracundo Steve, se unirá al equipo Kyla (Suzanne Clément) una vecina de profesión maestra, algo retraída y tartamuda debido a un suceso traumático, pero quien fungirá como mediadora entre la madre y el hijo, dándole así un respiro a su relación para que no todo sean gritos y pleitos al por mayor —que tanto exasperan al espectador— y también tenga sus momentos más emotivos. La historia sucede en un futuro cercano, ya en este 2015, aunque el soundtrack de la vida de Steve esté lleno de canciones noventeras (Oasis, Dido, Eiffel 65, Andrea Bocelli y, en particular, Céline Dion como recuerdo del padre ausente).
Lo primero que llama la atención de esta nueva cinta de Dolan es un recurso técnico: el encuadre cerrado de la pantalla. Reducido el encuadre, como si se estuviera viendo la historia en la pantalla de un teléfono celular, quiere ser muestra fehaciente de la opresión que viven cada uno de los tres personajes por su lado; metafóricamente, se abrirá a lo largo de toda la pantalla sólo en contados momentos, cuando los tres juntos viven precisamente los episodios más emocionantes. Salvo por ese novedoso recurso, hasta ahora encuentro mejor realizado su anterior largometraje, el thriller Tom en el granero (2013), debido en gran medida a que el guion no es autoría de Dolan sino que está basado en la obra de teatro del dramaturgo quebequense Michel Marc Bouchard (autor de otra célebre obra de teatro gay, Los endebles).
Aunque con sus películas Dolan ha ganado en los festivales más importantes del planeta, lo cierto es que también es todo un fenómeno cinematográfico entre los jóvenes espectadores de cine indie, su público cautivo que no le ha escatimado aplausos. Este fenómeno es lo realmente interesante pues no sólo se debe a que ese público se siente identificado con las historias que cuenta Dolan sino que, me parece, comparte con todos ellos el virtuoso manejo de innumerables recursos tecnológicos: allí se encuentra el salto generacional cinematográfico. Con este floreciente inicio, la carrera del llamado enfant terrible del cine quebequense augura una larga cosecha de triunfos con sus futuras producciones. Mommy se proyectó durante el Festival de Cine de Los Cabos —en el que estuvo como invitado el propio Dolan— y en la 57 Muestra Internacional de Cine, ambos eventos en noviembre pasado, y a partir del 8 de enero ha iniciado su corrida comercial.
Guion, edición y dirección: Xavier Dolan
Producción: Xavier Dolan y Nancy Grant
Elenco: Anne Dorval, Suzanne Clément, Antoine-Olivier Pilon
Música: Noia
Fotografía: André Turpin
Duración: 134 minutos
*Fotografía: Mommy, de Xavier Dolan, es protagonizada por Antoine-Olivier Pilon / Especial.
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