Una lectura conceptual de Orozco

Dic 21 • destacamos, Miradas, Visiones • 3806 Views • No hay comentarios en Una lectura conceptual de Orozco

POR ANTONIO ESPINOZA

 

Meses atrás se desató una polémica alrededor de Notas contra notas. Una exposición en

torno a José Clemente Orozco, del artista conceptual Carlos Aguirre, que se presenta en el

Museo de Arte Carrillo Gil, de la ciudad de México. Un video que registró la ejecución de

la obra de Carlos Amorales (hijo de Aguirre) con la manipulación del cuadro Los muertos

(1931), de Orozco, provocó la ira de no pocas personas del medio. En el video, que podía

verse en la página electrónica del museo y que a fines de octubre fue sorpresivamente

retirado, aparecen dos trabajadores del INBA manipulando el cuadro de acuerdo con las

indicaciones de Amorales. El cuadro era sostenido y movido por personal del museo,

mientras Amorales dibujaba, con carboncillo, la silueta del marco a lo largo de la pared. Al

utilizar como “plantilla” una obra tan celebrada de Orozco, el artista visual la desacralizó,

la despojó por un momento de su carácter aurático.

 

La manipulación de una de las obras consagradas del gran muralista mexicano indignó a

muchos. Tal fue el caso de Blanca González Rosas, crítica de arte de la revista Proceso,

quien en un “reportaje especial” fechado el 5 de noviembre (se puede consultar en línea),

arremetió contra Aguirre, Amorales y los funcionarios del INBA. Señaló el “agotamiento

creativo” de los dos autores mencionados y cuestionó que los funcionarios hayan

olvidado que “la mejor manera de conservar los bienes nacionales es evitar ponerlos en

riesgo”. Y con respecto al dibujo mural que realizó el hijo de Aguirre, denunció: “Una

astuta apropiación del valor simbólico del monumento artístico que, si bien lo deprecia,

favorecerá la cotización de Amorales”.

 

La verdad es que el cuadro de Orozco nunca estuvo en riesgo. Si uno ve el video, se dará

cuenta de que las dos personas que sostenían el cuadro (personal especializado que sabe

manejar obra) siempre tuvieron cuidado. Creo que lo que subyace en las acusaciones de

González Rosas es el prejuicio derivado de un mito renacentista que se niega a desaparecer:

el mito de que las obras de arte son “objetos espirituales” que tienen que venerarse. Las

obras de arte son objetos ciertamente valiosos, producto de la creatividad humana, que

deben cuidarse y preservarse… nada más. No hay que pegar de gritos sin causa justificada.

Desde mi punto de vista, la crítica a la exposición Notas contra notas… no pasa por el

supuesto “agotamiento creativo” de Carlos Aguirre y su hijo invitado, ni tampoco por la

manipulación “irrespetuosa” de un cuadro que forma parte de nuestro patrimonio cultural.

 

Artista curador

 

Notas contra notas. Una exposición en torno a José Clemente Orozco fue concebida no

como una muestra individual de Carlos Aguirre (Acapulco, Guerrero, 1948), sino como una

colectiva. El proyecto curatorial fue de Aguirre y de Carlos Palacios, quienes contaron con

la colaboración de Carlos Amorales (artista visual), Renato González Mello (historiador del

arte), Marta Lamas (antropóloga), Felipe Leal (arquitecto), Víctor Muñoz (artista visual) y

Adrián Regnier (videoasta). Para realizar la muestra, Aguirre asumió dos roles. El primero,

como curador que seleccionó 66 obras (pinturas, grabados y dibujos) de la autoría de José

Clemente Orozco, pertenecientes a la colección del Carrillo Gil. El segundo, como artista

que a partir de la obra seleccionada realizó una lectura conceptual de la misma con distintos

medios y estrategias.

 

La identificación entre artista y curador, como bien dice Carlos Palacios en su texto

de presentación, es una tesis del crítico y teórico alemán Boris Groys (Berlín, 1947),

quien concibe estos roles como “una práctica colaborativa, colectiva, institucionalizada,

productiva”. A partir de esta tesis, Aguirre realizó una labor artístico-curatorial para

armar un discurso que estableciera correspondencias entre un lenguaje contemporáneo (el

suyo) y el de un maestro moderno (Orozco) a través de distintos temas: la arquitectura, la

historia, la mujer, el paisaje, la religión y la violencia, entre otros. Así, colocó el célebre

Autorretrato (1946) de Orozco sobre decenas de ejemplares del libro-catálogo de las obras

del maestro en la colección del Carrillo Gil; utilizó otra obra prestigiada de Orozco, Cristo

destruye su cruz (1943), para cuestionar el poder eclesiástico, citando declaraciones del

arzobispo Norberto Rivera; intervino con acrílico opaco obras de Orozco como Zapata

(1930) y Pancho Villa (1931), renombrando a la primera “ícono oficial” y a la segunda

“villano oficial”. El Centauro del Norte: ¿villano oficial? No lo creo.

 

Aparte del polémico dibujo mural de Carlos Amorales, hubo otras colaboraciones, no todas

afortunadas. Víctor Muñoz realizó el performance Sainete, drama y barbarie, frase con

la que Orozco definió a la Revolución Mexicana en su Autobiografía (1942). (La acción

quedó registrada en video y es la que abre la muestra). Adrián Regnier participa con el

video Orozco es un artista nacional (2013), una entrevista con Renato González Mello,

uno de los principales estudiosos del muralista. Por ultimo, la antropóloga Marta Lamas

aparece en un video en la sección referente a la visión orozquiana de la mujer, que incluye

doce obras gráficas. Lamas hace comentarios reveladores de su absoluta ignorancia en

materia de arte. En un momento, refiriéndose a una de las obras exhibidas, dice que no le

gusta porque “las caras de las mujeres están demasiado siniestras”. Si supiera qué es el

expresionismo, habría dicho otra cosa.

 

Carlos Aguirre colocó el “Autorretrato” (1946) de José Clemente Orozco sobre decenas de ejemplares del libro-catálogo de las obras del muralista en la colección del Museo de Arte Carrillo Gil/ESPECIAL

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