Unos más que otros

Sep 14 • Miradas, Visiones • 3454 Views • No hay comentarios en Unos más que otros

POR ANTONIO ESPINOZA

 

No pudo haber espacio más adecuado para la realización del XI Simposio Internacional de teoría sobre Arte Contemporáneo (SITAC) que el Polyforum Cultural Siqueiros, en la ciudad de México. Las diatribas anticapitalistas de varios ponentes quedaron perfectamente enmarcadas por La Marcha de la Humanidad (1965-1971), el mural en el que David Alfaro Siqueiros anuncia la inminente revolución socialista. El pintor estalinista, cuyo fantasma recorre el mencionado recinto, fue testigo de un simposio en el que se denunció la “catástrofe” del estado neoliberal y los planes “terroristas” del presidente Obama, y salieron a relucir conceptos como capitalismo gore, necropolítica, necrocapitalismo, capitalismo antropofágico-burgués-neurótico… Luego del espectáculo de luz y sonido, con la voz de Siqueiros que narra el mural, inició el simposio, en un escenario que en momentos lució impresionante: el mural comunista como marco y la figura tutelar que inspiró el evento, el filósofo francés Jean-Luc Nancy (Burdeos, 1940), entrevistado en su casa de Estrasburgo. Así transcurrió el SITAC XI los días 29, 30 y 31 de agosto.

 

Nancy y la comunidad

 

El tema del simposio fue la comunidad, concretamente la palabra-frase: “estar-los-unos-con-los-otros” de Jean-Luc Nancy. Sobre este filósofo, dice Wikipedia: “Considerado uno de los pensadores más influyentes de la Francia contemporánea, profesor emérito de filosofía en la Universidad Marc Bloch de Estrasburgo y colaborador de las de Berkeley y Berlín. Nancy es autor de numerosas obras escritas en las que se abordan algunos de los problemas más profundos y cruciales del siglo XX, como la construcción de nacionalidades y nacionalismos. En su texto La comunidad desobrada, Nancy reconstruye el concepto de comunidad desarrollado desde el establecimiento de la sociedad y argumenta que las sociedades occidentales se han entregado a una búsqueda desesperada de un pasado (precapitalista) perdido. Nancy también menciona que la comunidad es una forma de absolutismo y por lo tanto un imposible”. Cito estos datos biográficos, porque increíblemente fueron transcritos casi exactamente en el folleto que se publicó con motivo del simposio. El (la) que se fusiló estos datos pensó que estaba haciendo la tarea de la secundaria y no una publicación para un acto de carácter internacional.

 

Organizar un simposio internacional a partir de un concepto tan complejo como es el de la comunidad resulta riesgoso. Paola Santoscoy y Marcio Harum, los directores, se arriesgaron… y perdieron. No es lo mismo el joven Nancy del Mayo Francés que el viejo Nancy con 73 años de edad. No es lo mismo el Nancy de La comunidad desobrada (1983) que el Nancy de Ser singular plural (1996) o el de La comunidad inoperante (1999). El autor ha cambiado su forma de pensar y en este cambio ha sido decisivo el derrumbe del metarrelato comunista. Aun así, hubo ponencias de primer nivel, como las de Mario Bellatin, Daniela Castro, Tony Chakar, Candice Hopkins, Alhena Katsof, Tobi Maier, Matthew Rana, Vladimir Safatle, Lucía Sanromán, Sofie Van Loo y Asta Vaičuilytè. Todos ellos se centraron en su tema, sin asumir una postura “radical”, pseudoizquierdista, para lograr el aplauso fácil. Otros sí.

 

Good kids

 

Se podría pensar que en un acto con 33 patrocinadores (Televisa, Jumex y Bancomer, entre otros) sería políticamente incorrecto que los ponentes se lanzaran contra el capitalismo, el imperialismo y la televisión. Pienso lo contrario: los ponentes fueron muy políticamente correctos… al asumir posturas “radicales” en un medio en el que éstas son muy celebradas. La que abrió fuego fue Maria Chehonadskih, curadora y activista rusa, quien habló sobre el arte y la política en el mundo postsoviético y en algún momento se refirió a la “catástrofe” del estado neoliberal. Maria vivió el derrumbe del régimen comunista en su país, pero no le gusta el capitalismo. Lo mismo pasa con Marko Stamenkovic, curador e historiador del arte serbio, quien trató el tema del suicidio y su “matriz neoliberal”. Llamó la atención que citara varias veces a Enrique Dussel, filósofo y teórico tardío de la revolución, rector espurio de ese fraude académico bejaranista que es la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

 

La ponencia más aplaudida fue la de Helena Chávez Mac Gregor, joven curadora mexicana con formación filosófica. Su culterana ponencia (“Políticas de la aparición, las posibilidades de lo imprevisto”) fue una especie de miscelánea dividida en apartados numerados, sospechosamente muy al estilo de Cuauhtémoc Medina, con quien trabaja en el colectivo curatorial Espectro Rojo. Citó a Nancy y a Rancière, cuestionó la guerra contra el narcotráfico (¡ah, la Guerra de Calderón!) y dijo que la televisión era para ignorantes, una idea del siglo pasado que muchos se empeñan en seguir sosteniendo. Cuando terminó de leer su ponencia, Chávez Mac Gregor fue ovacionada, lo que me hizo pensar que muchos de los ahí presentes no ven telenovelas.

 

El que se pensaba podía ser el plato fuerte del simposio no lo fue. Me refiero a la ponencia de la prestigiada psicoanalista brasileña Suely Rolnik, quien en una absoluta falta de respeto a los otros ponentes leyó durante 55 minutos, repitiendo puntos que ya había tocado y habían sido entendidos, en torno a Lygia Clark y otros temas. Pero el momento más vergonzoso fue la participación del artista y activista mexicano Fernando Palma, miembro fundador de Calpulli Tecalco, una organización que busca preservar la lengua náhuatl y el medio ambiente en San Pedro Actopan. Palma se puso un casco-máscara de coyote, pero no bailó como sus colegas nahuatlatos que bailan afuera del Templo Mayor. Muy nervioso, el Hermano Coyote leyó un texto tan breve como inocuo. Para colmo, tuvo que ser auxiliado técnicamente en tres ocasiones, pues apretó teclas en la laptop que no debía apretar. Fue una participación de pena ajena, que probablemente influyó en que los días siguientes bajara la afluencia de público.

 

*Fotografía: El XI Simposio Internacional de Teoría sobre Arte Contemporáneo se llevó a cabo en el Polyforum Cultural Siqueiros/ARCHIVO EL UNIVERSAL.

 

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