PrEP, la pastilla que evita el contagio del VIH ya está aquí

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Estados Unidos, Francia, España y otros países han sumado a sus sistemas de salud este tratamiento que evita mayores costos económicos y humanos a sus sociedades. En México apenas se está probando. Su instauración disminuiría contagios de VIH y mostraría una acción progresista

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POR ANTONIO  DÍAZ

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El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) fue descubierto en 1981, desde entonces hasta 2018, 74.9 millones en el mundo han adquirido el virus y 32 millones han fallecido. Sin embargo, en 2012 fue aprobado en Estados Unidos el uso de la Profilaxis preexposición (PrEP, por sus siglas en inglés), tratamiento que apenas comienza a utilizarse en México.

 

La PrEP consiste en la toma de una pastilla del medicamento Truvada, compuesta por los fármacos tenofovir y emtricitabina. En 2015 fue aprobada en Francia, en 2016 en Noruega, y en 2017 en Escocia, Bélgica y Portugal, mientras que en 2019, el Sistema Nacional de Salud de España anunció el financiamiento de la PrEP.

 

En México, el uso de la PrEP apenas se dio en 2018, aunque sólo está disponible en tres ciudadades: Ciudad de México, Guadalajara y Puerto Vallarta, y únicamente se puede acceder a ella a través del protocolo de implementación conocido como ImPrEP, en el que también están incluidos Perú y Brasil.

 

ImPrEP es financiado por la Unitaid (Agencia Internacional que promueve el acceso al tratamiento de enfermedades como el sida), el Fondo de Población de las Naciones Unidas, el gobierno de la Ciudad de México y, mayoritariamente por instituciones privadas.

 

En el país, el protocolo es aplicado por organizaciones civiles e instituciones públicas: Fundación México Vivo, la Clínica Condesa, la organización SETAC, el Comité Humanitario de Esfuerzo Compartido Contra el Sida (Checcos) y el Consejo Estatal para la Prevención del Sida de Jalisco (COESIDA).

 

Rodrigo Moheno, cofundador de la Fundación México Vivo, explica que la PrEP es una medida de prevención contra el VIH, no previene otras infecciones de transmisión sexual (ITS), como sífilis o gonorrea, por lo que se debe combinar con otras medidas como el uso del condón.

 

La persona interesada en formar parte del tratamiento no debe tener VIH, además de que se debe someter a un estudio para conocer la situación de sus riñones. Una vez que pase las pruebas, podrá formar parte de ImPrEP.

 

“Hay dos formas de tomarla. Una es todos los días a la misma hora y como nuestro sistema inmune va a tener presencia del antirretroviral, forma un escudo protector para que si llega a haber una relación sexual de riesgo en la que pudiera haber exposición al VIH, el virus no podrá sobrevivir ni replicarse”, señala Moheno.

 

La otra forma de ingesta se le conoce como “PrEP por demanda”, que es para personas que tienen “muy planeada” su vida sexual. “El día que van a tener una relación sexual de riesgo toman dos pastillas, al día siguiente toman otra y el tercer día toman una más”, agrega.

 

El activista señala que la PrEP se ha aplicado desde hace ocho años en el mundo y se ha demostrado que ambas formas de ingesta tienen una eficacia mayor al 94%, de acuerdo con estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

En México, el primer caso de sida fue detectado en 1983, desde entonces hasta 2019, 210 mil 931 personas han sido infectadas, según informa el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH-sida.

 

CENSIDA también señala que en 2019, se registraron 9 mil 828 casos nuevos de VIH y que los estados con mayor tasa de casos nuevos fueron Quintana Roo, Campeche, Colima, Veracruz y Yucatán. Moheno declara que con el protocolo de implementación de la PrEP se pretende atender a 3 mil personas y hasta el momento comenzaron el tratamiento 2 mil 400: “Por razones del Covid-19 se suspendió el reclutamiento. Pero podemos decir con ciencia cierta que hemos evitado 2 mil 400 infecciones de VIH, cuando en México al año hay 9 mil nuevas infecciones de VIH, 4 mil detectadas oportunamente y 5 mil en etapa de Sida”.

 

El secretario general de México Vivo enfatiza que ImPrEP no es un protocolo de investigación, porque ya se conoce su efectividad. “En un protocolo de implementación, esto quiere decir que los investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública están midiendo a la par con CENSIDA, el Fondo de Población de Naciones Unidas y el Instituto de Psiquiatría, qué implica implementar la PrEP como una política pública”.

 

Al aplicar el protocolo se espera, conocer entre otras cosas, cuál es la demanda de la PrEP en México y los costos para el Estado, aunque por lo analizado hasta el momento, Rodrigo Moheno sostiene que sí ha habido un ahorro relevante.

 

“Un tratamiento antirretroviral cuesta entre 3 mil y 10 mil pesos mensualmente, más gastos de infraestructura médica (enfermeras, doctores, estudios). Si se consideran los 2 mil 400 casos prevenidos, sí hubo un ahorro importante. Necesitamos que en el sector salud se sume a la PrEP como un servicio más de atención pública para que lo tome quien quiera, aunque falta concretar partidas presupuestales, capacitación, equipamientos”, señala Moheno.

 

Ricardo Baruch, especialista en Salud Pública de la International Planned Parenthood Federation (IPPF), indica que la PrEP debería estar disponible desde el sector público porque con esto se abriría el abanico de posibilidades para la prevención.

 

“Para implementarlo como política pública tendría que haber un presupuesto no sólo para la compra de medicamento sino también para pagar salarios de los encargados de este tratamiento, también para los análisis que tendrían que hacerse constantemente los usuarios. Lo que falta es voluntad política y recursos. Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, fue el investigador principal del protocolo ImPrEP, él sabe de su importancia y esperaría que fuera nuestro aliado para ampliar las posibilidades de exposición”, dice Baruch.

 

El especialista de la IPPF señala que además de la falta de recursos, existen detractores sobre el uso de la PrEP, bajo el argumento de que primero se tendría que resolver el problema del desabasto de medicamentos o que habría que prevenir a través del uso del condón y no a través de una intervención biomédica.

 

Pese a ello, Baruch considera que es importante que se impulse, porque hablar de VIH en México aún es un tabú que se relaciona con el sexo y las drogas: “Por eso después de décadas hay sectores en donde se niega a dar lecciones sobre prevención en escuelas. Temas de discriminación y estigmas han hecho que el VIH se diferencie de cualquier epidemia en el mundo”.

 

Las palabras de Ricardo Baruch encuentran resonancia en las ideas del comunicador Genaro Lozano que agrega: “Hay un estigma en pensar que una persona con VIH lo adquirió porque no se cuidó, que es muy promiscua, cuando si se tuviera acceso a la PrEP junto con una campaña de prevención, habría menos casos”.

 

 

Los usuarios
Hasta el momento, con ImPrEP han sido beneficiadas 2 mil 400 personas en México, entre ellas Víctor, Mundo Montes, Christian Díaz y Braulio. Los cuatro son hombres de la Ciudad de México quienes consideran que el tratamiento debiera ser una política pública.

 

“Tuve un tío que murió por complicaciones de sida y yo tenía miedo de tener relaciones sexuales, pero a finales de 2018 comencé el tratamiento de la PrEP y sí ha habido cambios, el principal ha sido la conciencia sobre mi vida sexual”, dice Víctor, un abogado de 30 años.

 

El abogado agrega que al inicio, los doctores le hablaron de posibles efectos secundarios como mareos o cansancio, aunque él no presentó ninguno. Además, como parte del tratamiento, ha tenido sesiones con un orientador con quien habla sobre sus prácticas sexuales.

 

Víctor comenzó el uso de PrEP a finales de 2018; sin embargo, a inicios de este año se enfrentó al desabasto de medicamentos: “Ya no nos podían dar los frascos de pastillas debido a los recortes. Estuve semana y media sin medicamento, y al pasar esto volví a un estado de desprotección”.

 

El desabastecimiento de medicamentos no fue distinto en el caso de Mundo Montes, internacionalista de 29 años, quien sólo formó parte de ImPrEP un año, después tuvo que buscar otras opciones.

 

“Ante el desabasto busqué otras alternativas por medios privados. Ahora compro el medicamento en Estados Unidos donde es más barato. Se juzga a las personas que toman la PrEP porque consideran que son promiscuas y se discrimina aún más a las personas que viven con VIH, pero entre más lo normalicemos, vamos a vivir mejor como sociedad. El uso de la PrEP tendría que ser una política pública y parte de los servicios gratuitos, aunque también se deben garantizar los antirretrovirales para las personas que ya viven con VIH”, considera Montes.

 

Christian Díaz es un especialista en imagen de 37 años. Él explica que antes de usar PrEP sentía “terror” al tener relaciones sexuales, porque ha visto cómo mueren varios de sus amigos a causa del VIH.

 

Díaz tuvo conocimiento de la PrEP hace dos años por información que le dio su pareja, que es estadounidense. Se acercó a la organización México Vivo para conocer más sobre este tema: “Después de todo lo que me había tocado ver, comencé a tomar la pastilla de forma incrédula. Ahora sé que sí funciona, me he informado”.

 

El especialista en imagen agrega que el tratamiento debe llegar a las nuevas generaciones, “para protegerlos”, porque “al gobierno se le está olvidando” y es necesario que haya campañas de difusión.

 

Braulio, hombre de 33 años que trabaja en la industria textil, detalla que desde hace 10 años se realiza la prueba de VIH y en 2018 supo de la PrEP. Tras un año de tratamiento reflexiona sobre su importancia.

 

“No he vivido con plenitud mi vida sexual por los estigmas y estar en el tratamiento no ha sido fácil, porque el placer es un privilegio de la gente heterosexual, ellos están lejanos de estos sentires. Este medicamento viene acompañado de miedo por la cultura machista y el miedo a los señalamientos”, dice Braulio.

 

 

La política del VIH
Usuarios, activistas y especialistas coinciden en que es necesario que el uso de las PrEP se convierta en una política pública, porque habría menor cantidad de contagios de VIH, además lamentan los recortes a organizaciones no gubernamentales.

 

“Las asociaciones civiles han sido terriblemente afectadas por los recortes. No nos regalaban dinero, había un mecanismo, es decir, se construían proyectos entre Secretaría de Salud y organizaciones y se delineaba acciones financiadas conjuntamente.

 

Es importante el trabajo de todas las organizaciones porque detectar el VIH es la clave para detener la epidemia”, señala Rodrigo Moheno.

 

Ricardo Baruch sostiene que a pesar de los recortes, en el gobierno actual “hay personas muy sensibles a los temas de salud sexual, no es como en años pasados donde había algún funcionario conservador que frenaba algunas acciones.

 

Sí hay aliados, el problema son los recursos que se han recortado. En el contexto del Covid-19, estamos viendo que cualquier medida que parezca efectiva para prevenir o tratar, se usa. No estamos teniendo ese enfoque con el VIH, porque con la PrEP tenemos toda la evidencia de que funciona y no lo estamos usando”.

 

Genaro Lozano recuerda que participó en las mesas de transición de 2018, momento en que dice vio un compromiso por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, aunque reconoce que fue un error quitar recursos a las asociaciones civiles.

 

“El Presidente me dijo que quería que su gobierno fuera uno en el que las libertades y los derechos de todas las minorías fueran respetados. El gobierno se equivocó al hacer estos recortes porque muchas de esas organizaciones trabajaban en prevención y detección de VIH, pero sí hubo una mesa encabezada por Olga Sánchez para resarcir el tema. Yo sí creo que el gobierno tiene el compromiso de avanzar en temas de salud”, sostiene Lozano.

 

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