Zapoteco, la lengua de las nubes

Ago 21 • Conexiones, destacamos, principales • 6177 Views • No hay comentarios en Zapoteco, la lengua de las nubes

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En entrevista, el lingüista y poeta Víctor Cata comparte la visión del mundo desde el zapoteco, uno de los idiomas con más hablantes en el país

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POR SOFÍA MARAVILLA 
Se dice que cuando muere una lengua, muere también un mundo, pues en ella no solamente va el vínculo comunicante y cotidiano con los otros, sino los aprendizajes sobre el entorno, la complejidad del pensamiento y la sabiduría transmitida durante generaciones, aquello que, finalmente, cohesiona a una sociedad. “Mi lengua se llama diidxazá, que significa nube” dice el escritor y lingüista zapoteco Víctor Cata, para quien la posible pérdida de su idioma es una preocupación, pues es la lengua en la cual fue educado y a la que hoy dedica su promoción, pues sabe que tiene una riqueza tanto oral como escrita que permite conocer la manera en que su pueblo ha concebido el mundo a lo largo de 3 mil 500 años de habitar Oaxaca.

 

Ya desde el virreinato han existido registros de la riqueza religiosa y verbal del pueblo zapoteco, como lo atestigua el Vocabvlario en lengva çapoteca del fraile dominico Juan de Córdova, publicado en 1578, y aunque a la llegada de las tropas de Cortés hacia noviembre de 1521 los zapotecos habían transitado una era convulsa de guerra con los mixtecas y recientemente el dominio de los mexicas, no dejó de sorprender a los misioneros la complejidad cultural que habían conservado y que podía verse reflejado en su vastedad lingüística.

 

Según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), hay más de 62 variantes del zapoteco, algunas tan diversas entre sí que, en ocasiones, llegan a niveles ininteligibles para hablantes de distintas comunidades. Pero también es cierto que en alrededor de cinco siglos de convivencia del zapoteco con el español, han logrado influirse mutuamente, y no sólo en características sintácticas o fonéticas, sino en la estructura misma del pensamiento que ingresó, en un primer momento, con los evangelizadores españoles.

 

¿En qué lugares de México podemos encontrar las mayores concentraciones de hablantes de lengua zapoteca?

 

La mayor concentración se encuentra, históricamente, en los pueblos de Oaxaca; de manera general se hace una división de los zapotecos, se dice que están los zapotecos que ocupan la planicie costera del Istmo de Tehuantepec, están las montañas de Istmo de Tehuantepec y están los pueblos de Guevea y de Tecapa; después tenemos a los pueblos del valle de Oaxaca, que es el otro bloque; luego a los pueblos de la Sierra Norte y de la Sierra Sur. Digamos que son como cuatro grandes particiones de los hablantes de zapoteco y solamente compartimos el nombre, nos hacemos llamar zapotecos pero en realidad a veces nuestros idiomas ya no son iguales, es como si un español quisiera hablar con un francés o con un italiano o con un portugués; hay grados de inteligibilidad que ya no son tan nítidos, hay muchas diferencias lingüísticas.

 

Después tenemos a la Ciudad de México, pues ha sido un lugar a donde muchas comunidades indígenas han ido a buscar trabajo para mejorar su calidad de vida. Tenemos fuera del país la ciudad de Los Ángeles, en los Estados Unidos; recientemente también han habido migraciones masivas hacia esa parte norte oriental y occidental del país. Van siguiendo los booms, cuando hay un cierto desarrollo económico de cierto sector, ahí se van. Por ejemplo, en los 60, con la explosión del petróleo en Minatitlán, hubo una migración masiva hacia Veracruz, hacia Coatzacoalcos, Pajaritos, La Cangrera, en todos esos lugares donde había bonanza petrolera se asentaron zapotecos del Istmo, bueno, también los otros zapotecos, pero mayoritariamente del Istmo. Cuando los primeros que llegaron allí ocuparon cargos de importancia, comenzaron a llamar a familiares y amigos, de manera que se hizo allí una colonia zapoteca y prosperaron, y no solamente de Juchitán, llegaron también zapotecos de Ixtepec, Ixtaltepec, Tehuantepec, San Blas Atempa y ahí se asentaron, y junto con esta migración de jornaleros, petroleros y obreros, llegó otra migración que históricamente ha habido: la de las mujeres viajeras. Desde la época prehispánica está documentado que estas mujeres llegaban hasta Guatemala a vender sus productos, y ellas llegaron allí vendiendo carne, camarón, pescado, o iban como cocineras, estaban por un periodo, regresaban al pueblo, andaban de aquí para allá, por eso se les conoce como mujeres viajeras. Igual esto sucedió con la parte sur de Chiapas, la parte de la costa, lo que es el Soconusco, ahí se cultivó mucho el café, el algodón, el maíz, en toda esa parte hubo una migración masiva de zapotecos. Siempre los zapotecos han seguido lo que es su nombre: diidxazá, gente nube, son como las nubes que no están quietas en un solo lugar; dza es caminar, dza es nube, es migrar, entonces andan de aquí para allá, no se cansan de caminar.

 

¿Qué características podrías decir que tiene el zapoteco?

 

Bueno, el zapoteco tiene la siguiente estructura: se coloca primero el verbo, luego va el sujeto y luego va el objeto, esto lo constituye como un idioma distinto que el español, porque en el español el sujeto va primero, luego el verbo y luego el objeto, entonces por eso digo que nosotros somos extranjeros en nuestro propio país, porque cuando queremos hablar el español lo que hacemos es calcar la estructura del zapoteco y obviamente hay construcciones chistosas, por ejemplo: en español dices “Olvídate de mí”, y cuando usamos la estructura del zapoteco diríamos “Olvídame de ti”. También tiene otras características, por ejemplo no marca género, y le damos preferencia al orden, al grupo que uno pertenece, por ejemplo, si eres humano, si eres animal, si eres objeto; si eres cosa divina o muerta, entonces ahí van los pronombres, no tenemos la obsesión por saber el sexo de las personas; también es diferente su numeración, que tenía una base vigesimal y no era decimal que es es la que utilizamos en las operaciones matemáticas del español. Nosotros todavía conservamos rasgos de cuenta vigesimal y a veces cuando estamos contando se nota, sobre todo en los viejos, que son los que conservan esta cuenta, y te das cuenta porque los números tienen un nombre específico: para decir 16 dices 15 más 1, 17 es 15 más dos, 18 es 15 más 3; cuando ya vas después de 20 dices: 40, dos de 20; 60, tres de 20; 80, cuatro de 20…

 

Por otro lado, nuestra manera de hablar. El zapoteco es más monosilábico, son palabras cortitas y están llenas de tonalidades, así una misma palabra dicha con diferente tono te da diferente significado: por ejemplo, la palabra gaze, que según la tonalidad puede ser “siete”, “sietemesinos” o “diferente”. Entonces todo es como si tuviéramos un pentagrama en la cabeza y vamos leyendo la nota musical ¡sube y baja, sube y baja!, y vamos jugando con la palabra.

 

¿La lengua zapoteca es más bien una lengua de tradición oral o escrita?

 

Fíjate que es de las dos, pero como todas las culturas del mundo, el zapoteco tuvo también su escritura, y lo podemos ver en los códices, en las lápidas funerarias, en las estelas, en las vasijas, en los lienzos, pero esa escritura no estaba masificada, solamente un grupo social la sabía leer, sólo una élite: el grupo sacerdotal, ellos eran los que conocían esta escritura y el grueso de la población era más oral; en la época colonial no cambió nada, los hijos de los nobles o algunos que se hicieron pasar por hijos de nobles aprendieron a leer siguiendo la estructura alfabética, la estructura latina, pero igual solamente fue una élite y el grueso siguió con la oralidad, que es otra manera de leer el mundo, de transmitir conocimiento y de poder interactuar con la sociedad. La escritura como que es más íntima, más de uno solo, lleva una lectura en solitario, mientras que la oralidad no, la oralidad se transmite a un conjunto. Pienso por ejemplo en esos sermones matrimoniales que se llaman libanas, en el que se recita un discurso antiguo que está muy cargado de la simbología de la religión y el pensamiento, y tiene muchas metáforas, muchas imágenes, es un lenguaje que está embellecido y que busca cautivar, busca sembrar en la gente el amor por la palabra, por el conocimiento y la historia y la memoria, porque eso es la palabra, eso es lo contiene, contiene memoria y contiene historia, entonces eso es lo que vas recitando y vas hablando, vas jugando con la entonación, y es una melodía escuchar el zapoteco, porque no es un lenguaje plano, es un lenguaje que tiene matices, entonces ahí estás como cantando, recitando, hablando, y la gente te va oyendo. Por ejemplo, cuando vas con la curandera ella te transmite todo su conocimiento herbolario, todas sus peticiones, todas sus oraciones. Cómo lo hace, cómo construye sus oraciones, todo eso es precioso. O cuando estás con tu mamá y ella te está enseñando cómo cocinar, cómo andar en la vida; no hay un manual, no hay un menú; el manual, el menú están en la cabeza de la persona, todo es oral y despliega su memoria, por eso es lamentable cuando mueren esos ancianos, porque se muere el libro; todavía si lo escribiste vas a la biblioteca y ahí está el libro, pero al morirse las personas se quema el libro, se va el conocimiento. Nosotros venimos de esas dos tradiciones; yo tuve la oportunidad de transitar en los dos, porque mis abuelas no hablaban español y crecí con ellas, y así como muchos zapotecos estuvimos dentro de la oralidad y pues me obligaron a ir a la escuela porque yo no quería ir a la escuela y me golpearon para ir a la escuela; yo me regresaba y me volvían a golpear y me volvían a dejar a la escuela, total que aguanté y tengo las dos formas de conocimiento, creo que los dos son válidos. Es hermoso también poder registrar las palabras con caracteres, con signos que son convencionales y que compartes con el otro y que son arbitrarios también porque alguien los impuso, pero, bueno, ahí está codificada la palabra. Tanto la palabra como la escritura son hermosos porque revelan esta complejidad de ser humano, de su pensamiento.

 

¿De qué manera la lengua zapoteca ha influido en el español?

 

Lo ha influido en el tono, en cómo marcas las palabras; en la parte léxica, hay palabras que se han introducido del zapoteco, como la palabra guelaguetza, o la palabra pumpo, que mucha gente usa para referirse a la olla para cocer frijoles o para cargar agua; también tenemos en la parte de la sintaxis ese cambio en que ponemos primero el verbo y luego el sujeto, y en la parte morfológica el zapoteco no soporta que terminen las palabras en consonante, siempre terminan las palabras del español en vocablo, y no soporta que hayan dos o tres consonantes seguidas, entonces todo lo quitan, y tampoco soporta “erres”, como por ejemplo en ganar se quita la “erre”, se dice “vine a ganar-acá”, “yo gané aquí”; otro ejemplo es la palabra sorpresa, no soporta la “erre” y dice so-presa. Y en la parte de la fonología, los sonidos del español adquieren otra manera de ser pronunciados, y sucede otra cosa interesantísima en el idioma zapoteco: dentro de él se quedaron muchos arcaísmos del español del siglo XVI, del español colonial; por ejemplo, “hacha” en zapoteco decimos “jacha”, la palabra “haragán” nosotros decimos “jaragán”.

 

¿De qué manera los hablantes del zapoteco conciben el mundo?

 

En primer lugar nos concebimos no nada más a nosotros, sino en conjunto con los otros seres y los otros entes, porque el grupo de los humanos no está por encima de los animales ni de los objetos, ni de los seres divinos o los seres muertos, todos vamos en la misma línea, somos muy horizontales, entonces toda este pensamiento se desmoronó con la invasión española, porque se prohibió que se visitaran los manantiales de agua, y al ir a visitar a los manantiales se estaba respetando otra manera de vida; se prohibió que se hicieran ceremonias en los cerros, porque el cerro es un ente divino, es fuente de agua, entonces el cerro es sagrado porque de allí brota la lluvia que irriga la tierra; se prohibió que les hiciera ceremonias a los árboles, se satanizaron por ejemplo aquí en el Istmo la selva y un árbol que le pusimos “Flor Negra”, que es una planta frondosa con hojas gruesas que siempre da sombra y que es muy sagrado, muy valorado en estas tierras porque te da sombra, y en una tierra caliente la sombra es un paraíso; entonces esos árboles fueron satanizados, fueron considerados parte del demonio y se tiraron a lo bruto, entonces cuando rompes ese equilibro que se tiene con el agua, con los cerros, con los animales, porque hasta para ir a cazar tienes que pedir permiso y solamente vas a matar por necesidad y no vas a matar una manada porque hay una vida que se tiene que respetar; cuando los pescadores iban al mar a sacar huevos de tortuga pedían permiso y sacaban solamente una cantidad y dejaban el resto para que hubiera más vida, pero ahora con este sistema que estamos viviendo estamos arrasando con todo, y ese pensamiento de cómo uno se define en el mundo ya está cambiando; y por ejemplo hay otros conceptos, como el de estar, y el de la propiedad; la casa, la tierra, la ropa, el agua, el sol, el viento, todos los seres que viven no se poseen, impensable hace 100 años que se pudieran poseer, y todavía en la práctica la gente ya no respeta estos elementos, peor en el lenguaje se está diciendo que no se pueden poseer; no puedes poseer la casa, incluso desde una construcción gramatical, ni posees tu ropa, porque no posees nada. Esa es la estructura de pensamiento de que somos finitos, de que no somos eternos, sino pasajeros; tú no dices “es mi casa”, dices “es el lugar donde yo cuelgo mi ropa” o “es el lugar donde yo espero”, entonces con toda esta cuestión de consumismo de este tiempo que estamos viviendo pues lo centramos más en construir una casa grande, estamos obsesionados como si nunca nos fuéramos a ir de esta tierra, pero de repente viene un terremoto y nos dices “acuérdate que eres mortal y que te vas a ir”, entonces ese es el pensamiento de los zapotecos, el que yo he escuchado y que todavía se dice aunque no se haga, creo que esa es nuestra concesión de vida y muerte, de como respetar a la tierra y a la naturaleza, como nos concebimos.

 

¿Con qué dificultades cree usted que se enfrenta un hablante de zapoteco dentro de un país donde mayormente se habla español?

 

Pues para empezar, la primera dificultad es cuando vas a la escuela. Es ridículo que un maestro, una sola persona obligue a 30, 40 niños a hablar el español cuando sería más fácil que ese maestro lo capacitaran, y si vas a trabajar en la zona zapoteca, “a ver tú, antes de que te vayas para allá aprende zapoteco porque esa gente no habla español”. Es más práctico capacitarlo. El problema que veo de este sistema con las lenguas indígenas es que se habla de igualdad y parten de este principio igualista falso y dicen que todos como mexicanos somos iguales ante la ley, pero no es cierto, es una mentira, no puedes tratar igual a lo desigual porque es desigualdad, entonces somos un país donde se hablan más de 70 lenguas indígenas, más de 70 idiomas, y necesitas capacitar a los maestros, porque llegan a las comunidades pensando que la gente es tonta, y no: esa gente es sabia y conoce su medio, conoce su naturaleza, entonces no sé qué le va sa enseñar, ¿a hablar español? A sumar desde otra manera, ya no vigesimal sino decimal, a enseñarle que el pensamiento ya lo tenemos, pero con otras palabras dichas, entonces hablar ya sabemos; pienso en estos sistemas de países multilingües donde hay una capacitación de los profesores tanto en la parte lingüística como en el trato a la gente. No porque yo no hable español se me considere tonto, y tampoco porque yo hable zapoteco soy listo, eso no es así, uno es listo porque lee, porque estudia, porque sabe escuchar la palabra, porque es observador, es analítico, está experimentando, tiene sentido del humor… hay muchas cosas que nos pueden hacer más feliz la vida.

 

En algún momento has hablado de un término muy crudo, pero muy realista, que es el lengüicidio

 

Es como el ecocidio; cuando muere un idioma es un desastre, hay una pérdida, pues las lenguas son parte de esa complejidad humana. El lenguaje es hermoso: como se creó, cómo se originó, como se fueron denominando las cosas, la taxonomía que contiene, todo el pensamiento, la carga semántica, los matices que tiene, lo que se dice, lo que no se dice; el pensamiento, la palabra es fundamental para el ser humano. Tenemos nosotros una frase en zapoteco: “es la palabra lo que nos hizo personas”, ahora imagínate, si se acaba la palabra, se acabó toda la persona y se acaba toda la codificación cultural de pensamiento y espiritual que tenia ese idioma; un pueblo que ha sido despojado de su idioma pues sí puede quedarse con otro idioma que le dejaron, pero esas plantas que están a su alrededor, toda esa concepción que tenían de su entorno, ya no es igual; ahí está por ejemplo una vez que fui a ver a una amiga que tenía una planta y le dije “esta sirve para esto y esto”, y me dice: “ay, eso es monte, ya lo voy a quitar, lo voy a tirar”, me dice; pues sí, como no sabe… entonces esa es la tragedia cuando mueren los idiomas, y no sólo las lenguas indígenas todas las lenguas del mundo. Pienso en las lenguas de Brasil, pienso en las lenguas tibetanas, en las que se hablan en Borneos, en Japón con los ainús, todos esos pueblos que han sido marginados porque no tuvimos ese desarrollo frenético que tienen los países con dinero. Eso es espiritualidad vs. materialidad. Esa es la tragedia, cuando le quitas la palabra a la gente y la dejas nada más con la palabra automática, la parte mecánica, irreflexiva, hasta cuando hablamos en español ya no nos detenemos a analizar qué significa, por ejemplo, la palabra “recordar”, que tiene una información: “volver a ser del corazón”, ¿y qué es el corazón? Pues ahí está la memoria. Quizá porque a mí me fascinan las palabras, pero no concibo yo hablar sin detenerme a pensar qué contiene mi idioma, qué me está diciendo la palabra.

 

FOTO: Imagen del Vocabulario en lengua zapoteca escrito por fray Juan de Córdova, publicado en 1578, en el cual puede observarse la riqueza verbal y cultural que poseían los zapotecas/ Crédito: Comité Melendré

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