“No hay que dejar los problemas económicos a los economistas”

Dic 13 • Conexiones • 5460 Views • No hay comentarios en “No hay que dejar los problemas económicos a los economistas”

 

POR YANET AGUILAR SOSA

 

Thomas Piketty es un economista sui generis. No sólo es uno de los estudiosos más avezados de la distribución de la riqueza en el mundo en el siglo XXI, sino que también es un economista que se apoya en las obras de ficción de escritores como Honoré de Balzac, Jane Austen y Carlos Fuentes, para entender y dar a entender a sus lectores, de manera más sencilla, temas cruciales como la lucha de clases, la pobreza, el poder del dinero, las desigualdades económicas, los patrones de acumulación de riqueza y una base de datos económicas única en su tipo.

 

Su mirada es amplia; él querría conocer los datos fiscales de todos los países para ver la equidad en la riqueza a nivel mundial. Ha conformado una base de datos económicos de más de 20 países sobre la que se sustenta El capital en el siglo XXI, el libro con el que ha alcanzado altas ventas en Europa y Estados Unidos y que lo trajo a México la semana pasada para participar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y señalar que en la política fiscal de nuestro país hay demasiada opacidad y que los ciudadanos deben exigir mayor transparencia.

 

El economista francés que en 2012 fue nombrado por la revista Foreign Policy como uno de los “100 pensadores globales más influyentes” y que en 2013 recibió el premio Yrjö Jahnsson de la European Economic Association que se otorga cada dos años a un economista europeo menor de 45 años, ha dedicado más de 15 años a conformar una base de datos fiscales de naciones desarrolladas como Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Japón, Reino Unido y Suecia.

 

En su visita a Guadalajara, Piketty dijo que México necesita una política tributaria más progresiva con tasas más altas para la gente más rica y que se requiere reducir los impuestos en consumo a la clase media. En entrevista exclusiva con Confabulario, el famoso autor del libro que el mes pasado ha puesto a circular en español el Fondo de Cultura Económica en Argentina, Colombia, España y México, dijo que El capital de Karl Marx es más difícil de leer, pero El capital en el siglo XXI es más sencillo: “Es un libro de historia más que de economía, una revisión de lo que sucedió en los últimos tres siglos, contiene muchos datos históricos. Con medio siglo de experiencia he tratado de ofrecer una visión y evidencia histórica para entender los retos económicos que tenemos hacia el futuro”.

 

—Dice usted que la situación actual es semejante a la del siglo XIX. Los ricos son más ricos y su riqueza crece más rápido, ¿no significa eso un retroceso?

 

—Sin duda, estamos en una situación mucho mejor que en el siglo XIX. Los estándares de vida han mejorado, pero necesitamos avanzar en términos democráticos para evitar que las recesiones y crisis económicas. Algo que sí es igual al XIX es que todavía hay un gran desigualdad económica, a pesar de los beneficios que nos ha dado la globalización. Esa ha sido una preocupación de los economistas en el XIX y también la tenemos los del XXI. Esto para nada significa que tenga que acabarse la propiedad privada o el capitalismo, pero hay que hacer algo por el bien común.

 

—¿Qué hace falta?

 

—La transparencia es fundamental. Si las sociedades no tienen transparencia y más información sobre la economía, es muy difícil confiar en los gobiernos. Si queremos que la clase media pague para tener acceso a servicios es importante convencerlos de que los ricos tienen que pagar más impuestos que ellos. También es necesario que haya más eficiencia en la gestión de los gobiernos. En América Latina es muy complicado tener acceso a los datos fiscales, así que no podemos saber cómo se desenvuelven los diferentes grupos sociales en términos económicos.

 

—Aun cuando el libro incluye una amplia base de datos, el mundo es sumamente diverso.

 

—Cada país tiene diferentes problemas que resolver. En cierta manera, intento tener un nacionalismo intelectual. Por supuesto, los problemas de México y de Francia son muy distintos y los tenemos que resolver de manera específica, pero siempre hay mucho que aprender al mirar ejemplos de otros países. Tenemos que encontrar mejores soluciones con base en una revisión histórica y comparaciones internacionales como las que yo proveo en este libro.

 

—¿Qué puede hacer el ciudadano común y corriente para ayudar a enfrentar las diferencias entre ricos y pobres?

 

—No hay que dejar los problemas económicos a los economistas porque le pertenecen a todos. A menudo los economistas pretenden que la ciencia es muy sofisticada. Eso no es cierto. Al mismo tiempo, es muy cómodo para los ciudadanos decir “no entiendo”, “no tengo ninguna opinión”, pero no puede ser así. Para tener un mejor gobierno se requiere entender que la situación es de todos, ejercer presión y participar en la elección de los gobernantes, exigir una mejor política fiscal, para lo cual se necesita ir más allá de los aspectos técnicos de la economía. Esto hará que los ciudadanos normales se unan a las políticas económicas de gobierno. Con este libro intento hacer una democratización de estos tópicos.

 

—¿Este podría ser el momento del cambio, de alcanzar en lo posible la igualdad económica?

 

—Vivimos en un momento en que podemos lograr que la pobreza desaparezca. Hay un alto desarrollo tecnológico y podemos utilizarlo para erradicar la pobreza, pero también esta época tiene una desigualdad tremenda y los productos internos brutos son muy diferentes. México es un muy buen ejemplo: hay millones de pobres, pero también tienen al hombre más rico de todo el mundo; así es nuestra época. Necesitamos encontrar un balance.

 

—¿Quiénes deberían de ser los lectores de su libro?

 

—La gente normal. No escribes un libro para los políticos, sino para todos los que leen. Si los políticos leen libros está perfecto, pero no creo que los políticos lean libros. Lo fundamental para mí es que el debate político sea democrático y que la opinión pública se involucre en estos temas.

 

—En México hay graves problemas de educación…

 

—México tiene que alcanzar a otros países desarrollados, pero también debe luchar con la desigualdad y esto requiere inversiones más igualitarias y que involucren a toda la gente. Sólo esto va a reducir la desigualdad. La educación es muy importante, el mercado laboral también, pero el sistema fiscal en México es muy desigual y tiene muchas aristas que fallan: hace que la clase media pague demasiados impuestos y la clase alta no pague tantos impuestos como debería. Hoy en día la clase media paga un impuesto muy alto por la luz o al hacer las compras, pero si tienes una herencia de millones de pesos no pagas ningún impuesto; esto genera un enorme boquete económico. Todas estas políticas tienen que ser mejoradas y así se traerá un mayor equilibrio.

 

—Usted cita obras de Balzac, de Austen, de Carlos Fuentes. ¿La literatura es una herramienta para entender las desigualdades económicas?

 

—Las novelas son un medio muy poderoso. Tiene menos poder un escritor de economía que un escritor de ficción. Las novelas dan diferentes perspectivas, ayudan a comprender la política económica en general: el trabajo, las diferentes relaciones entre los trabajadores. Carlos Fuentes me ha ayudado a entender la situación económica en México: él trató la diferencia de clases y el poder de los políticos. Esto es parte de mi perspectiva, es parte de la dinámica de la desigualdad: el saber cómo las políticas se deciden a través de las instituciones y que muchas veces no son colectivas.

 

—¿Cómo le sienta el éxito?

 

—Me hace muy feliz que mucha gente lea libros a los que usualmente no se acerca porque son muy extensos, con muchos cuadros económicos. El hecho de que se entienda me complace mucho; parte del éxito del libro viene de que lo lee más y más gente que quiere generar su propia opinión para no dejar las decisiones ni las opiniones a los economistas. El libro hace la economía más accesible y da una perspectiva económica para que la gente entienda. Espero que quienes lo lean en México tengan muchos debates y discusiones sobre el tema.

 

* Fotografía: El autor de economía más famoso del mundo en la actualidad es Thomas Piketty / Especial

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