Nostalgia de Atenas: teatro político
POR JUAN HERNÁNDEZ
José Caballero (Ciudad de México, 1955) además de ser un conocedor de los recursos de la escena es también un hombre con cultura amplia, capaz de llevar al espectador hasta la mítica Ilíada, de Homero, obra fundacional de la cultura occidental, y traerlo de vuelta a la contemporaneidad. En la obra Nostalgia de Atenas, el artífice muestra sus habilidades de prestidigitador para jugar con los tonos teatrales, los reflejos del presente en el pasado y el uso del lenguaje como daga filosa que hiere la sensibilidad y el intelecto.
La estructura de su teatro es irreverente, pero no por ello sacrifica el mito, todo lo contrario, lo potencia para, desde él, plantear preguntas sobre la condición humana. Así lo hace en Nostalgia de Atenas, obra de estructura compleja, toda vez que en ella no hay un tema, sino preocupaciones varias y esenciales sobre la existencia del hombre, su naturaleza política e inclinación perversa hacia el poder.
El montaje se presenta en el Teatro Jiménez Rueda —recinto teatral amenazado por los avances neoliberales que busca a toda costa el uso mercantil de los espacios— con actores jóvenes y de energía desbordante, a saber: María Fernanda Quiroz, Alberto Juárez, Alejandra Farah, Miguel Ángel Camargo, Mariana Urías, Iván Caballero, Analay Rodríguez, Anifer Martínez, Fabiola Alday, Lilian Reinosa, Ámbar Santos, Tamara Iruegas y Raúl Andrade.
Actores dispuestos a vivir la aventura del teatro como acto de deseo imprescindible para la humanidad, en donde a través del juego se reflexiona sobre la tradición y desde ella se analiza al presente. Su capacidad histriónica es dirigida con maestría por Caballero, de mano firme sobre elencos grandes, para quien tan importantes son aquellos que interpretan a los personajes principales, como quienes encarnan a los más “insignificantes”, porque sabe que en el teatro no hay personaje menor, ni minucia.
En esta puesta en escena el coro travestido de cabaretil esencia es el pueblo y la consciencia colectiva que observa las acciones de hombres y mujeres de las élites quienes llevan a cabo actos sangrientos y atroces para conseguir el poder. Saqueos de territorios y genocidios cruentos: no importa si es Troya o es otro lugar cercano a nosotros en el tiempo, lo que interesa es la exhibición de la ambición inescrupulosa.
La propuesta teatral ofrecida por Caballero construye un espejo para que el público contemporáneo observe la realidad propia. De ahí su pertinencia. Agamenón no es distinto a cualquier otro gobernante de ayer o del presente, su familia es el reflejo de una oligarquía que puede derramar incluso su propia sangre con tal de alcanzar satisfacer el deseo de dominio sobre tierras y pueblos completos.
José Caballero autor y director se desdobla en su faceta de escritor de teatro y artífice de la puesta en escena para conciliar y dar unidad a sus intereses artísticos. Su objetivo: ir del pasado al presente, del humor a la realidad lacerante; ridiculiza a los poderosos, los caricaturiza, para luego mostrar el horror. Va y viene.
El humor permite distanciarse de la tragedia, de los actos de crueldad extrema, de la ansia de venganza y el derramamiento de sangre que no parece tener fin, con objeto de brindar espacio a la reflexión. Lo consigue a través de la trama que en esta puesta en escena aborda la guerra de diez años de los griegos sobre Troya, hasta finalmente destruirla y saquearla; en donde las troyanas son esclavizadas y los poderosos son víctimas de sus propias ambiciones. En esta realidad mítica se perfila al mundo en el presente: los desaparecidos, las madres que buscan a sus hijos —vivos o muertos para darles sepultura—, y las voces denunciantes del crimen acalladas.
¿Es el mundo de hoy heredero de los Atridas de la Grecia mítica? Agamenón ofrece a su hija Ifigenia en sacrificio, para avanzar sobre Troya; Clitemnestra asesina a Agamenón, su marido, en complicidad de su amante; y, finalmente Orestes es ¿obligado? —por el destino irrevocable— a vengar la muerte de su padre, asesinando a su madre.
Orestes es llevado a juicio por Apolo. La culpabilidad o inocencia del personaje es una incógnita, porque en la resolución lo único que reluce es la pregunta: ¿Por qué la naturaleza del ser humano es tan proclive al poder? No hay respuesta, sólo la interrogante que plantea un dilema moral y deja en el público efectos inquietantes sobre su propia manera de estar y de ver el mundo.
Nostalgia de Atenas no es una obra acerca del pasado, es una puesta en escena sobre el presente, que pone en tela de juicio las acciones de los hombres en el entramado del poder. Montaje que deslumbra por tejer sobre la escena, a partir del juego complejo de la ficción, temas de gran pertinencia para la humanidad en el mundo contemporáneo.
*Nostalgia de Atenas, escrita y dirigida por José Caballero, con coreografías de Marcela Aguilar y Norma Flores, escenografía e iluminación de Juan José Tagle Briseño, dirección musical, composición y diseño sonoro de Alberto Rosas Argáez y vestuario de Georgina Stepanenko, con las actuaciones de María Fernanda Quiroz, Alberto Juárez, Alejandra Farah, Miguel Ángel Camargo, Mariana Urías, Iván Caballero, Analay Rodríguez, Anifer Martínez, Fabiola Alday, Lilian Reinosa, Ámbar Santos, Tamara Iruegas y Raúl Andrade, se presenta en el Teatro Jiménez Rueda (Av. de la República 154, Tabacalera), jueves, viernes y sábado a las 19:00 y domingo a las 18 horas, hasta el 16 de agosto.
**FOTO: Nostalgia de Atenas, escrita y dirigida por José Caballero, se presenta en el Teatro Jiménez Rueda (Av. de la República 154, Tabacalera), jueves, viernes y sábado a las 19:00 y domingo a las 18 horas, hasta el 16 de agosto. /Cortesía INBA.
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