Rulfo y el mito del maestro “Salarrué”
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Convocados por Confabulario, narradores, poetas, académicos y críticos literarios de América Latina reflexionan sobre la trascendencia de la obra de Rulfo, a partir de cuatro preguntas: ¿Se sigue leyendo a Rulfo en el país? ¿Qué aspectos se valoran más de su literatura? ¿Cómo se lee y cómo se entiende a Rulfo? ¿En qué autores contemporáneos del país se puede rastrear la pista de Rulfo? ¿Es tan universal la literatura de Rulfo como los mexicanos creemos que es? Alrededor del escritor mexicano Juan Rulfo existen una serie de anécdotas y mitos. Una de ellas es que lo inspiró la obra del escritor salvadoreño Salvador Salazar Arrué, “Salarrué”, autor de El cristo negro. Escritores y críticos literarios salvadoreños analizan esta posibilidad
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POR ÓSCAR GONZÁLEZ-LA PRENSA GRÁFICA/GDA
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San Salvador. El Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI), que resguarda el legado del escritor salvadoreño Salvador Salazar Arrué, tiene un ejemplar de Pedro Páramo que pertenece a la biblioteca personal de “Salarrué”. Juan Rulfo le dedicó el libro al salvadoreño. “Para el maestro muy admirable ‘Salarrué’ con un cariñoso y sincero abrazo”, escribió el mexicano. El texto termina con su firma y el año: 1967.
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Esa dedicatoria forma parte de un mito en la literatura salvadoreña: que “Salarrué” influyó en Juan Rulfo y su obra.
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“Hay alguna evidencia biográfica y anecdótica que dice que Rulfo tenía Cuentos de Barro como referente, aunque desconozco qué tan cierta sea”, explicó el crítico literario Ricardo Roque Baldovinos. Según el académico, ambos autores coinciden en la “incorporación de un lenguaje discretamente poético y ese gusto por la forma narrativa breve”.
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La escritora salvadoreña Elena Salamanca decidió investigar ese mito. El resultado final fue la investigación “Correspondencias literarias entre Juan Rulfo y Salarrué”, que fue publicada por el Centro Nacional de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades (CENICSH).
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Según concluyó Salamanca, la relación entre los autores fue exclusivamente literaria –se leyeron mutuamente–, ya que se conocieron tardíamente, hasta 1966. En su investigación la escritora señala que, en efecto, “Salarrué” resultó ser uno de los maestros de Rulfo y, probablemente, la principal influencia en la escritura de El llano en llamas y algunos fragmentos de Pedro Páramo.
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Sin rastro
A pesar de ese vínculo entre el escritor mexicano con el autor salvadoreño, Rulfo no parece tener ningún discípulo en el país. Escritores y críticos literarios de El Salvador coinciden en que no se puede rastrear la pista de Rulfo en autores contemporáneos.
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“En El Salvador no he sido capaz de rastrear la influencia de Rulfo”, apuntó el crítico literario y escritor Miguel Huezo Mixco. Sin embargo, agregó, “en Guatemala, Luis de Lión se podría considerar un sucesor del maestro mexicano”.
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Roque Baldovinos consideró que Rulfo, aunque admirado, no es un referente para los escritores contemporáneos. Él no encuentra en los trabajos de escritores como Claudia Hernández, Horacio Castellanos Moya y Salvador Canjura la huella de Rulfo. “Creo que la narrativa contemporánea se ha distanciado de la autoctonista”, dijo.
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El académico señaló que para algunas personas hay otro aspecto que ha distanciado a Rulfo de los nuevos escritores: “su famoso silencio”. Este aspecto, apuntó, podría volverlo “una figura un tanto incómoda para las generaciones posteriores de escritores según algunos”. “Se negó a publicar más cosas y no se dejó seducir por el destello de la fama. Hizo lo que le interesaba y se dedicó a otras cosas, como tomar fotografías”, agregó.
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Tampoco la poeta salvadoreña Susana Reyes encontró pistas de Rulfo. “No me parece que haya algún autor que suene como Rulfo. Quizá lo de trastocar y atreverse a transformar esa historia lineal sí puede estar en algunos, pero no me parece que se pueda rastrear esa huella”.
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El escritor Manlio Argueta consideró que los autores más jóvenes tienen otros tipos de influencia. “Tienen otro tipo de registros en sus novelas”, expresó. Argueta no encontró rastros de Rulfo en autores como Horacio Castellanos Moya, Jorge Galán, Mauricio Orellana Suárez, Ana Escoto o Elena Salamanca.
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Argueta también hizo referencia a su propia obra. “Parecería que tengo influencia de Rulfo, pero en mi caso fue Cortázar”, aseguró. Eso sí. Consideró que puede hallarse cierto parecido entre la obra del mexicano y la suya. “Se parece en los orígenes. Una historia similar. El campesinado, el machismo, el exterminio de la etnia. Hay coincidencia. Hay una afinidad que se debe a que tenemos las mismas raíces culturales”, afirmó.
Adentrándose en su obra
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Juan Rulfo es considerado como uno de los autores más grandes de la literatura del siglo XX. Y lo logró con poco. Sólo publicó una novela, un libro de cuentos y otros textos. Para Huezo Mixco, por ello, “parecería fácil volverse un experto en Rulfo”. Pero no lo es. Lo poco que publicó Rulfo da para diferentes análisis. Su obra cuenta con diferentes elementos que la han hecho trascendental.
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Huezo Mixco destacó en los ambientes que crea Rulfo en su obra. “Tienen un especial magnetismo”, afirmó. Agregó: “Los sucesos que narra, que tienen lugar los últimos años de la Revolución mexicana, están marcados por una violencia generalizada y el despoblamiento de amplios territorios y el éxodo de familias campesinas”.
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El autor salvadoreño calificó Pedro Páramo y El llano en llamas como “obras muy elaboradas, muy decantadas, que se desarrollan a través de un lenguaje poético y de alta carga simbólica”.
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Para Reyes, quien considera a Rulfo como un autor de culto, de Rulfo se valora su “rompimiento de la forma de decir”. “Veníamos con ese estilo costumbrista de finales del siglo XIX. Aunque ya habían algunas rupturas, es en la parte de narratividad de lo rural de América Latina que Rulfo pone otra nota diferente”.
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Novedoso y original. Así es para considerado en la actualidad Rulfo para Roque Baldovinos. Apuntó que para él, los elementos más destacados en la obra del autor mexicano son su capacidad de síntesis y su intensidad dramática.
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El crítico literario también destacó que era un autor consciente de su oficio. “Sabía que debía buscar un nuevo lenguaje y una nueva forma narrativa para hablar de una nueva realidad”, dijo.
A pesar de esto, el académico ve un problema en cómo se lee a Rulfo en la actualidad. “Se lo lee como autor autóctono, pero creo que no se lo lee como gran innovador”, apuntó.
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FOTO: Fotografía de Rulfo de la cinta El Despojo (1959-1960), cuyo guión escribió./Foto de Juan Rulfo. Cortesía Museo Amparo de Puebla
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