El ajedrez de los viajeros. Entrevista con Vicente Valero

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En Duelo de alfiles, el escritor español Vicente Valero entrelaza su diario de viaje con episodios significativos en las vidas de Walter Benjamin, Rainer Maria Rilke, Friedrich Nietszche y Franz Kafka, todos ellos asociados al juego del ajedrez

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POR FRIDA JUÁREZ
Se acerca el verano, una estación estrechamente relacionada con la filosofía italiana de “il dolce far niente”. Con el ajetreado ritmo que llevamos en el día a día, viviendo hiperconectados a internet, dedicar tiempo a contemplar los placeres de la vida parece riesgoso, pero la pandemia nos hizo replantearnos varias prioridades de la vida. El escritor español Vicente Valero (Ibiza, 1963) también nos lo recuerda con su libro Duelo de alfiles, publicado por la editorial Periférica en 2018.

 

El libro oscila entre la autobiografía y el ensayo, aunque destaca la crónica de viaje, en las que Valero reunió tres elementos que lo llenan en esta vida: viajar, el ajedrez y la filosofía.

 

“En mis viajes suelo tomar algunos apuntes y quería hacer algo diferente con ellos”, dice el también traductor sobre la motivación para escribir Duelo de alfiles. Sólo que más allá de narrar sus travesías por Europa con mero propósito turístico, Valero entrelaza su recorrido con momentos específicos de las vidas de Friedrich Nietzsche, Rainer Maria Rilke, Walter Benjamin, Bertolt Brecth y Franz Kafka, y el gusto en común de todos ellos (incluido el autor) por el ajedrez.

 

“Los viajes también pueden ser muy creativos, si te olvidas de que eres un turista. Creo que precisamente es la creatividad lo que une estos temas”.

 

Para Valero es casi imposible andar sin relacionar los lugares con sus escritores preferidos. Asegura que no es un “libro mitómano” ni tampoco uno de “viajes ocioso”, sino tan sólo uno de un “lector apasionado” que “nunca pierde de vista lo que ha leído”.

 

En Duelo de Alfiles podemos leer historias como las partidas de ajedrez en las que se enfrentaban Benjamin y Brecht en Svendborg, Dinamarca, historias que aunque parezcan menores, fueron vitales para estos pensadores. Por eso mismo, este título también funciona como un acercamiento –para lectores inexpertos– o complemento –para los más experimentados– sobre las vidas de estos filósofos.

 

El libro se expone en las estanterías en un contexto en que Gambito de dama, una de las series en streaming más vistas en el último año, le dio al ajedrez un nuevo impulso; sin embargo, Valero piensa que sería erróneo creer que impulsó al juego, ya que “el ajedrez no goza de mala salud ni es víctima social de nada”, al igual que los ajedrecistas que no necesitan ayuda porque son, al igual que el juego, “un poco solitarios y autosuficientes”.

 

 

¿Considera que Duelo de alfiles podría funcionar como una introducción para conocer la vida de estos escritores? ¿Qué libro recomendaría para las futuras generaciones que buscan sumergirse en las obras de los escritores que aborda en Duelo de alfiles?
En cierto modo podría ser una introducción, sí, aunque en ninguno de los casos se empieza desde el principio… Lo que yo hago es bucear en episodios vitales aparentemente menores, casi sin importancia, para, a partir de ellos, entrar en sus obras y en su manera de entender la escritura. He buscado una puerta de acceso pequeña y casi oculta a la vida y a la obra de Nietzsche, Benjamin, Kafka y Rilke. En cuanto a su segunda pregunta, yo recomendaría empezar precisamente por los libros que abordo en cada episodio: El testamento, de Rilke. En la colonia penitenciaria, de Kafka. Ecce Homo, de Nietzsche. Y la correspondencia y los ensayos literarios de Benjamin de los años 1934 y 1935. El resultado puede ser un poco explosivo, pero en ningún caso aburrido ni difícil. Lo que se leerá en ellos es una tensión del pensamiento, un deseo de superar los límites, de bucear en lo absoluto.

 

 

¿En qué género catalogaría a Duelo de alfiles o cómo lo definiría? La pregunta surge a partir de que se aborda parte de la biografía de estos escritores, pero a su vez es literatura de viaje y ensayo.
En primer lugar, es un libro de viajes. Yo viajo en este libro a lugares donde estos escritores también viajaron, de manera que los abordo en su condición de viajeros en un momento determinado de sus vidas en Svendborg (Dinamarca), Turín (Italia), Múnich (Alemania) y Berg am Irchel (Suiza). El objetivo de mis viajes, sin embargo, no son ellos: ahí entra mi propia historia personal que aparece entrelazada con la de ellos. No se trata de un libro mitómano que recorre los lugares donde vivieron tales o cuales escritores. Son viajes de un lector apasionado que nunca pierde de vista, vaya donde vaya, lo que ha leído.

 

 

¿Cómo surgió la idea de explorar la vida de estos pensadores a través de los viajes y las partidas de ajedrez? ¿Qué elementos comparten estos tres temas?
El ajedrez siempre me ha interesado, hay mucha poesía en él, muchas posibilidades de belleza, es sumamente creativo. Los viajes también pueden ser muy creativos, si te olvidas de que eres un turista. Creo que precisamente es la creatividad lo que une estos temas. En el ajedrez, en los viajes y en la literatura llega un momento, cuando has traspasado los inicios más o menos programados, en que te encuentras solo, dependes solamente de ti mismo. El éxito o el fracaso empieza ahí.

 

 

“Ajedrez, poesía, revolución: de pronto un puñado de confluencias del pasado se apropiaron de mis sentimientos”. Esa frase me pareció una especie de descripción de Duelo de alfiles, una obra sobre los placeres de su vida. ¿Cómo fue el proceso de escritura del libro y qué lo motivó a escribir sobre sus pasiones de esta forma? Porque además de conocer a los escritores que menciona, me parece que también es una forma de conocer más sobre Vicente Valero.
En mis viajes suelo tomar algunos apuntes y quería hacer algo diferente con ellos, algo que implicara la narración, el ensayo, el diario de viaje. Quería huir del cuaderno del viajero ocioso para adentrarme en un texto que abordara la época europea de entreguerras y los motivos que impulsan la creatividad absoluta.

 

 

En el libro asegura que una partida de ajedrez no es una metáfora del mundo, pero sí de las pasiones que lo mueven. En un mundo pandémico, donde las redes sociales impulsan la polarización y con un resurgimiento de la tendencia populista, ¿cómo está siendo la actual partida de ajedrez del mundo?, ¿quiénes son los jugadores que se enfrentan?, ¿qué jugadas ve? y ¿quién parece ir ganando? En pocas palabras, ¿cómo traduciría el panorama global en una partida de ajedrez?
Es un mundo en el que, siguiendo con la metáfora del ajedrez, cada vez hay más peones. Lo difícil es saber exactamente quién es el rey y dónde se encuentra. Los jugadores que se enfrentan son, me parece, más o menos los de siempre.

 

 

Hablando de juegos de ajedrez, ¿contra qué pensador de los que menciona en Duelo de alfiles le gustaría jugar una partida y por qué?
Sin duda, con Walter Benjamin. De todos los escritores y pensadores que cito en el libro es el que más creo comprender como ser humano. Tal vez también con Rilke, aunque no sé si él sabía jugar al ajedrez. Con Kafka me pondría un poco nervioso, la verdad. Y poder jugar al ajedrez con Nietzsche es algo que no se me había ocurrido nunca, preferiría no hacerlo.

 

 

El ajedrez ha tenido un auge por la producción de Netflix Gambito de dama. Usted como aficionado del ajedrez, ¿cómo percibe este impulso?
Cada cierto tiempo hay un impulso similar, como un recordatorio de que el ajedrez existe. Pero el ajedrez no goza de mala salud ni es víctima social de nada, no necesita ningún impulso ni ayuda. Los ajedrecistas no necesitan de nada ni de nadie. Son así, un poco solitarios y autosuficientes. Y no se dejan impresionar por una serie o una película. De todas formas, ya le digo que estos impulsos pasan siempre muy rápidamente.

 

 

Retomemos el tema de viajes. ¿Cómo ha lidiado con el confinamiento y la pandemia en España? ¿Después de esta larga pausa, ve posible escribir un nuevo libro con la temática de viajes? ¿Se ha visto afectado o inspirado en esta cuarentena para escribir?
La pandemia me produce sobre todo perplejidad y no me inspira nada por el momento. Los viajes volverán, porque el turismo es la primera industria del mundo.

 

 

En Duelo de alfiles habla sobre la tergiversación de la obra de Nietzsche. ¿Actualmente ve que se esté repitiendo este fenómeno con algún otro pensador? Sobre todo, viéndolo desde la perspectiva de las redes sociales, donde las lecturas son parciales.
No me parece que los filósofos tengan hoy una influencia importante. Los influencers son otros y campan a sus anchas. En las redes sociales todo es parcial, no puede haber una mirada de conjunto, pues la trinchera impide ver el bosque, incluso los árboles. La tergiversación, voluntaria o involuntaria, nos recuerda aquello que ya dijo Benjamin: “no hay documento de cultura que no lo sea al mismo tiempo de barbarie”.

 

FOTO:  Vicente Valero recibió el Premio Internacional de Poesía Lowe en 2007 por Días del bosque./ Periférica

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