Romeos, tragedia contemporánea
POR JUAN HERNÁNDEZ
La concepción de la puesta en escena que David Gaitán hace de la obra de su autoría, Romeos, parece significar no sólo una proposición estética —que apunta hacia una ruta no convencional del hacer teatral—, sino también una postura irreverente del creador frente al arte que practica.
El dramaturgo y director, nacido en la ciudad de México en 1984, se manifiesta desde dos plataformas: el texto, que expresa un punto de vista desolador del estado espiritual de la humanidad en el mundo contemporáneo; y el montaje, en el que subvierte las convenciones del teatro tradicional y se apropia del espacio para moldearlo, de acuerdo con las necesidades de la búsqueda escénica.
Gaitán consigue unidad discursiva. El texto se potencia escénicamente, al mismo tiempo que la propuesta de montaje se levanta sobre la argumentación, es decir, el logos, a través de la cual se transmiten las ideas y el modo de ver el mundo del autor.
Podría surgir la pregunta de cuál de los dos, dramaturgo o director, domina en el momento de la creación. Considero que el papel de escritor de teatro responde a un proceso previo, que culminó cuando el autor puso el punto final a su obra. No quiere decir que el dramaturgo se ausente del hecho escénico, está ahí, pero de algún modo, supeditado al montaje.
Lo que resalta, entonces, de manera exponencial, es la labor del director en la concepción y construcción de una arquitectura teatral, cuya función es acoger el misterio sobre la condición humana, que se va desvelando en el devenir de la puesta en escena.
La arquitectura teatral que Gaitán crea para Romeos dispone del espacio y lo subvierte para generar una realidad nueva. Propone una perspectiva profunda, juega con los reflejos y los efectos visuales, cierra la escena al tamaño de una puerta y la acción transcurre en el pasillo de un hotel cualquiera. La concepción del director es concretada por Mario Marín del Río, autor de la escenografía y del vestuario.
En ese cosmos el espectador es incluido: la misma perspectiva del espacio escénico, que recrea la profundidad misteriosa de un pasillo, la utiliza el director en la manera de acomodar al público: de tres en tres en sentido inverso al escenario, como una extensión espacial teatralizada.
Establecida la convención de la puesta en escena, el director suelta los demonios que se manifiestan en el desarrollo de una obra, en cuya estructura encontramos ecos de la tragedia clásica griega; y nos remonta a las ideas de Christoph Menke, quien defendió la actualidad de la tragedia en la época moderna.
David Gaitán es, en ese sentido, un autor-director contemporáneo que hace guiños a aquella tradición clásica. En su obra Romeos encontramos a personajes que sucumben a un destino que no les es favorable, y el momento del conflicto moral se vive en la consumación del crimen en contra de un ser de la propia sangre.
No se trata aquí de contar la anécdota —en perjuicio del espectador que va a sorprenderse al teatro y a buscar la revelación del misterio que presupone la ficción—, pero sí diremos, para intentar desentrañar los ecos de la tragedia clásica en esta obra de Gaitán, que en Romeos el personaje que atenta contra su misma sangre se enjuicia y se castiga por cuenta propia; representa al infractor, pero también al juez, quien habrá de establecer los parámetros de la justicia que se habrán de seguir a través de una condena y su cumplimiento.
Las actrices Diana Sedano, Diana Fidelia, Ana Beatriz Martínez y el actor Hasam Díaz, llevados de la mano firme del director, construyen personajes de una fuerza expresiva contundente.
Sedano y Fidelia, las dos mujeres amantes, avasalladas por la pasión y la violencia llegan a la cita con un destino trágico; destino subrayado por la presencia de dos personajes que parecen habitar en otra dimensión, y cuya presencia irónica y fantasmagórica, parece ser la gran burla que se escupe sobre la fragilidad humana.
David Gaitán se coloca como un referente del teatro contemporáneo. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, fundó la compañía Teatro Legeste, en 2006, con la cual ha realizado giras por el país y el extranjero. Es autor de alrededor de 15 obras de teatro, entre ellas La velocidad del zoom del horizonte y La ceguera no es un trampolín. En el 2010 formó parte del equipo de dramaturgos de la Royal Court Theatre de Londres.
Con Romeos, el dramaturgo y director ratifica su posición como uno de los creadores de teatro jóvenes, quien ha dejado de ser promesa, para convertirse en una voz sólida del quehacer escénico contemporáneo.
* Romeos, escrita y dirigida por David Gaitán, con la Compañía Teatro Legeste, se presenta en el Teatro la Capilla (Madrid 13, Coyoacán), los lunes a las 19 y 20:15 horas, hasta el 27 de octubre.
** Diana Sedano, Diana Fidelia, Ana Beatriz Martínez y Hasam Díaz actúan en Romeos / SALVADOR PERCHES