Tania Bruguera: el arte contra el poder
POR ANTONIO ESPINOZA
El gobierno hizo la obra por mí, pero la montó
a la manera de siempre, un poco aburrida,
sin sorpresas. Le cambió el sentido a la obra,
dio una lección de intolerancia…
Tania Bruguera a El Universal, Caracas, Venezuela, 1 de enero de 2015
Cuando el pasado 17 de diciembre los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, muchos pensamos que era el principio del fin del régimen totalitario cubano. Creímos que la lógica podía tener ese sentido: restaurado el orden diplomático entre ambos países, con todas sus implicaciones, el gobierno castrista podría ir soltando la rienda y permitiendo espacios de participación a una sociedad isleña sojuzgada durante más de medio siglo. Nos equivocamos: el dictador cubano (el hermano chico de Fidel, el dictador anterior) se apresuró a declarar que la isla se mantendría fiel al “socialismo” y a toda su pureza doctrinaria. No podía ser de otra manera: el Paraíso Comunista es un estadio de civilización superior, resultado de las leyes que rigen el desarrollo histórico (Karl Marx dixit).
Quien también se equivocó fue Tania Bruguera (La Habana, 1968) al pensar que el anuncio histórico del 17 de diciembre era una buena oportunidad para exigirle al gobierno castrista democracia y libertad para los cubanos. La reconocida artista visual publicó el 18 de diciembre una carta abierta dirigida a los tres principales protagonistas del evento histórico: Raúl Castro, Barack Obama y el Papa Francisco. En dicha carta (“Querido Raúl, dear Obama, querido Papa Francisco”), Bruguera felicita a los tres personajes porque “han entrado en la historia al proponer que el embargo/bloqueo sea una palabra aparentemente vacía, por cambiarle –con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas– el sentido a 53 años de política definidas por un lado (E.U.) y utilizadas por otro (Cuba), para ideologizar la vida cotidiana de los cubanos donde quiera que estuviesen” (www.14ymedio.com).
Después Tania Bruguera centra su atención en el “Querido Raúl”, se dirige a él para exigirle como ciudadana varias cosas, entre ellas: “que se nos deje saber cuáles son los planes con nuestras vidas […] que no haya privilegios ni desigualdad social […] que se pueda manifestar pacíficamente en la calle a favor o en contra de una decisión del Gobierno o para reclamar derechos políticos o sociales, sin temor a represalias […] que se descriminalice el activismo cívico, la sociedad civil y aquél que tenga un punto de vista diferente. Que se legalicen los partidos políticos nacidos del deseo popular. Que se establezcan elecciones directas donde puedan participar todos los partidos, y que las discrepancias ideológicas se resuelvan con argumentos y no con actos de repudio” (ibidem). Por último, la artista reclama “el derecho a ser seres políticos” y propone a Raúl la realización del performance llamado El susurro de Tatlin con la participación de los ciudadanos cubanos.
Promocionado en la plataforma #yotambienexijo, el performance contemplaba la participación de ciudadanos cubanos que podrían hablar con entera libertad frente a un micrófono –lo que sólo pueden hacer para apoyar al gobierno– el 30 de diciembre en la Plaza de la Revolución de La Habana. La acción artística no se pudo realizar porque ese mismo día la policía castrista detuvo ilegalmente a Tania Bruguera en su casa e hizo lo mismo con medio centenar de cubanos que intentaron acercarse a la plaza. Lo que sucedió es que el gobierno burocrático negó el permiso para la realización del evento. En su comunicado oficial sobre el suceso, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas (CNAP) justificó su falta de apoyo al proyecto de Bruguera de la siguiente manera: “resulta inaceptable la realización de este pretendido performance en el simbólico espacio de la Plaza de la Revolución, especialmente teniendo en cuenta la amplia cobertura mediática y la manipulación que ha tenido en los medios difusores de la contrarrevolución” (www.cubainformacion.tv).
En el mismo comunicado, el CNAP afirma que propuso a Tania Bruguera que el performance se realizara en otro lugar, en una institución cultural abierta a todo tipo de público, pero reservándose el derecho de admisión a sujetos que busquen “generar conflictos” y con un tiempo limitado de una hora y treinta minutos (ibidem). Los artistas oficialistas, serviles del gobierno, querían tener el control sobre la acción artística. Por ello, Bruguera rechazó la propuesta. Por su parte, la Asociación de Artistas Plásticos se pronunció también en contra del proyecto de Bruguera: “No somos ingenuos, el significado de este performance no va a ser interpretado en modo alguno como una obra artística. Se trata de una provocación política…” (ibidem). El caso es que el performance no se realizó. Bruguera fue detenida y luego liberada. A la fecha ha sido arrestada dos veces más y vuelta a liberar. Curiosa reacción del gobierno totalitario: no acepta la crítica, pero tampoco se atreve a mantener en sus mazmorras a una ciudadana cubana que lo cuestiona y que es una artista visual con reconocimiento internacional.
Viéndolo bien, los artistas oficialistas que calificaron el performance de Bruguera como “provocación política” no están tan alejados de la verdad. Ella es una autora eminentemente política, convencida de que el arte es un instrumento de transformación social. Las diversas versiones de El susurro de Tatlin (alusión al célebre constructivista ruso) son de sus acciones más radicales. La versión 6, por cierto, se presentó en la Décima Bienal de La Habana (2009), en el Centro Wifredo Lam, en un escenario que recordaba el utilizado por Fidel Castro en sus discursos. La acción consistió en una tribuna pública que permitió a numerosos cubanos –entre ellos la bloguera Yoani Sánchez– expresarse libremente, sin censura. A decir de Gerardo Mosquera: “la obra de arte de Bruguera logró aprovechar los privilegios del arte (aura, tolerancia, atención internacional) para hacer posible lo imposible en Cuba: una tribuna pública libre. El arte creó la oportunidad de acción política abriendo un espacio a la libertad” (“Cuba en la obra de Tania Bruguera: El cuerpo es el cuerpo social”, en Tania Bruguera: On the Political Imaginary, Nueva York, Purchase, 2009). El Comité Organizador de la Bienal, que permitió la realización del performance, luego se arrepintió y condenó el evento. En diciembre Bruguera quiso repetir el performance. Ahora no se lo permitieron.
*La artista cubana utiliza el performance como instrumento de protesta / Foto: Especial