Carlos Ashida: luz y sombra de un curador

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POR ANTONIO ESPINOZA

 

 

En el año 2001 entrevisté a Carlos Ashida para un reportaje sobre arte conceptual en la revista Cambio y que fue publicado en el número 27 (9-15 de diciembre). Cito un fragmento de la entrevista: “El público que adquiere obra conceptual es un público restringido porque se necesita tener un grado de información y una disposición muy particular para apreciarla”. Uno más: “Creo que ya es hora de que el arte conceptual asuma una actitud autocrítica. Llegó el momento de la mesura y la reflexión para que continúe su proceso de búsqueda”. Para ese entonces, Ashida ya era una de las figuras protagónicas del arte contemporáneo en el campo de la curaduría. Años antes había sido co-curador de una exposición que fue fundamental en el cambio de paradigma en el arte mexicano: Acné o el nuevo contrato social ilustrado (Museo de Arte Moderno, 1996). En aquella muestra memorable participaron seis artistas jóvenes, futuras luminarias del arte global: Eduardo Abaroa, Marco Arce, Abraham Cruzvillegas, Daniel Guzmán, Sofía Táboas y Pablo Vargas-Lugo.

 

Fallecido en Guadalajara el pasado 20 de abril, a la edad de 59 años, Carlos Enrique Ashida Cueto fue un activo curador, galerista, funcionario y promotor cultural. Estudió arquitectura en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), pero su desarrollo profesional muy pronto se centró en las artes visuales. En la capital jalisciense, fundó y dirigió la Galería Arena México Arte Contemporáneo y también fue director del Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (1998-2000). En la Ciudad de México dirigió el Museo de Arte Carrillo Gil (2002-2007). A partir de 1986 curó exposiciones para los más diversos espacios: el Palacio de Bellas Artes, el Museo de Arte Moderno, el Museo Rufino Tamayo, el Antiguo Colegio de San Ildefonso, el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, el Centro Cultural Tijuana y el Instituto Cultural Cabañas. En 2005 fue comisario de México en la Feria Arco de Madrid. En el momento de su deceso era curador en jefe del Instituto Cultural Cabañas de Guadalajara.

 

Carlos Ashida se distinguió siempre por apoyar e impulsar el arte contemporáneo. Se dio a conocer en la Ciudad de México con la curaduría de la exposición: Germán Venegas. Polvo de imágenes, realizada de agosto a noviembre de 1992 en el Museo de Arte Moderno. En la exposición consagratoria del artista poblano se presentaron obras tanto de su primera etapa neomexicanista como de su etapa neoexpresionista. Otra exposición curada por Ashida, ahora junto con Patrick Charpenel, fue Lesa natura. Reflexiones sobre ecología, abierta en el Museo de Arte Moderno entre junio y agosto de 1993. Fue una muestra memorable con temática ecológica en la que participaron: Francis Alÿs, Marco Arce, José Bedia, Gil Garea, Thomas Glassford, Silvia Gruner, Eniac Martínez, Gabriel Orozco, Pablo Ortiz Monasterio, Kiyoto Ota, Ray Smith, Pablo Vargas-Lugo, Germán Venegas y el grupo La Quiñonera (Claudia Fernández, Francisco Fernández Taca, Héctor Quiñones, Néstor Quiñones y Diego Toledo).

 

Tanto la exposición individual de Germán Venegas como la colectiva ecologista llamaron poderosamente la atención y fueron muy afortunadas en cuanto a crítica y afluencia de público. Pero fue la ya mencionada: Acné o el nuevo contrato social ilustrado, curada por la dupla Ashida/Charpenel, la que marcó el cambio de rumbo del arte nacional hacia el arte globalizado. Dicha muestra jugó un papel fundamental en este viraje, al igual que otra realizada un año después: Así está la cosa, abierta entre julio y octubre de 1997 en el Centro Cultural/Arte Contemporáneo, bajo la curaduría de Robert Littman y Kurt Hollander. Ese mismo año, Ashida y Charpenel realizaron la curaduría de la exposición Walks de Francis Alÿs, también para el Museo de Arte Moderno. Fue otra muestra de gran trascendencia, no sólo porque encumbró al artista belga-mexicano, sino también porque reveló el nuevo escenario del arte.

 

Más no todo fue luz en el quehacer curatorial de Carlos Ashida. En el año 2005, durante la sombría era Bermúdez del Conaculta, fue muy cuestionado su papel como comisario de las galerías mexicanas que asistieron a la Feria de Arte Contemporáneo Arco ´05, celebrada en Madrid del 10 al 14 de febrero, en la que nuestro país fue el invitado. Recordemos que se cuestionó mucho la imparcialidad de Ashida –y, por extensión, la del otro curador: Julián Zugazagoitia– en la selección de artistas y galerías. Se cuestionó también la inclusión de la Galería Arena México, fundada por Ashida en Guadalajara y ya entonces administrada por sus hermanos. Lo peor de todo es que Ashida y Zugazagoitia tuvieron la ocurrencia de hacer una “revisión histórica” del arte mexicano y por eso incluyeron galerías que manejan arte moderno. Creyeron que la inclusión de obras de maestros consagrados serían referencias históricas que “ayudarían” a entender el arte contemporáneo. Querían dar clases de historia del arte en una feria comercial.

 

Otro resbalón de Carlos Ashida se dio meses después. Como director del Museo de Arte Carrillo Gil, realizó para ese recinto la curaduría de la exposición: Voraz fuego ebrio, en colaboración con Dulce María de Alvarado, su jefa de Comunicación y Desarrollo. Ashida declaró que la muestra se realizó ante el reclamo de numerosos pintores por la “discriminación” hacia la pintura en el museo del INBA que dirigía. Con De Alvarado, visitó talleres de pintores para explorar el terreno, armar un proyecto y realizar el trabajo curatorial de una exposición que supuestamente revaloraba el género pictórico. El problema fue que Voraz fuego ebrio estuvo muy lejos de cumplir con este objetivo. La exposición era desconcertante: una mezcla caótica de pintura moderna, pintura posmoderna y pintura contemporánea…quince artistas de las más diversas generaciones y tendencias, con contextos, tradiciones y objetivos diferentes. Para colmo, se exhibieron dos obras que no eran pinturas: una instalación sobre pared de Cisco Jiménez y una vomitada (Guácara) que Saúl Gómez realizó con óleo, pan y productos deshidratados sobre el piso. En una mesa redonda, Cuauhtémoc Medina calificó a la muestra de “reaccionaria”. Por supuesto que no lo era; fue tan sólo una muestra fallida.

 

 

*El curador Carlos Ashida falleció el pasado 20 de abril / Foto: Especial

 

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