Acaso los caballos
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POR MARÍA BARANDA
En lo sonoro, en movimiento
un poco más lo que se puede
ser contra la noche
austera, mi mano
sosteniendo
rabia.
Ellos, a pleno campo enormes
bajo el gris espeso,
el hocico en el silencio, uno
al otro
frente a lo inconmovible
solos,
mirando
en medio justo al centro el punto inmóvil,
rocas,
el coro y las estrellas
en esa luz tan única de los únicos poemas,
líneas
al amparo de una idea, una invención
definitiva
en lo que es más, las voces
mascullando el infinito y su fijeza
lentamente en el dictado
de respirar profundos
en el páramo,
lo que se puede en la verdad
lejos de Dios, cerca del polvo,
pero la fe,
pero el amor,
acaso
los caballos en ese tiempo alzándose bajo las nubes
en un instante,
uno
en que el futuro es
la simple danza, la coz
entre las líneas, tal
y tal el mundo
en esa cima revelada en el azul siendo tan gris,
lo que persiste ahora
y es todo.
FOTO: Especial
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