Alfonso Reyes y Enrique González Martínez, nominados al Nobel
El escritor regiomontano tuvo cinco nominaciones, la primera hecha por Gabriela Mistral, mientras que el poeta tapatío fue postulado por la Academia Mexicana de la Lengua
POR JOSÉ JUAN DE ÁVILA
De 1901 a 1966 sólo dos intelectuales mexicanos estuvieron nominados al Nobel de Literatura, entre 44 escritores en lengua española y uno catalán aspirantes: Alfonso Reyes y Enrique González Martínez.
El año de 1949 marca la incursión de las letras mexicanas en la historia de la pelea por los Nobel de Literatura, cuando Gabriela Mistral nomina por primera vez a Reyes al premio, mientras que el académico Antonio Castro Leal presenta simultáneamente la candidatura de González Martínez al máximo galardón de las letras, según los archivos desclasificados de la organización Nobel hasta hoy.
El autor de Visión del Anáhuac tuvo en total (hasta 1966) cinco nominaciones, la primera por la poeta chilena que ya había ganado el Nobel en 1945 y cuya opinión, desgraciadamente, no tuvo mucho peso. Después vinieron las postulaciones de Fidelino de Figueiredo (1953), de la Faculty of Arts (1956), de Ángel del Ruiz (1958) y de Jean Camp (1959). Reyes, a su vez, nominó en 1957 a Jules Romains.
Al poeta tapatío del soneto Tuércele el cuello al cisne, en cambio, sólo Castro Leal (1949) y la Academia Mexicana de la Lengua (1952) lo postularon. Hasta 1990 México pudo festejar un premio Nobel de Literatura, el de Octavio Paz, aunque por las reglas del premio los archivos se desclasifican a 50 años de emitido el fallo, por lo que sólo hasta dentro de al menos 20 más sabremos quién lo nominó.
Enrique González Martínez murió en 1952 y Alfonso Reyes siete años después, en 1959.
La lengua española ha merecido el Nobel desde los orígenes del premio, con José Echegaray, galardonado en 1904, tres años después de la instauración de los reconocimientos, y quien estuvo nominado tres veces desde 1902. No obstante, sólo otros 10 escritores del “Territorio de la Mancha” lo han obtenido, entre ellos sólo una mujer: Jacinto Benavente (español, 1922), Gabriela Mistral (chilena, 1945), Juan Ramón Jiménez (español, 1956), Miguel Ángel Asturias (guatemalteco, 1967), Pablo Neruda (chileno, 1971), Vicente Aleixandre (español, 1977), Gabriel García Márquez (colombiano, 1982), Camilo José Cela (español, 1989), Paz (mexicano, 1990) y Mario Vargas Llosa (peruano, 2010).
De 3 mil 104 nominaciones al Nobel de Literatura de 1901 a 1966, sólo 44 han sido para escritores en español. Pero, sin duda, en toda la historia de los Nobel quien ostenta el récord de nominaciones, y sin haber obtenido el galardón, fue el humanista Ramón Menéndez Pidal, que recibió 151 en poco más de tres décadas (de 1931 a 1966), contando aquellas que, como en otros casos, se hicieron colectivamente.
El miembro de la Generación del 68, filólogo, historiador y medievalista casi centenario nació en La Coruña en 1869 y murió en 1968 sin que su obra fue reconocida por la organización Nobel. Fue discípulo en la Universidad de Madrid de otro aspirante al Nobel, Marcelino Menéndez Pelayo, que fue nominado al premio en cinco ocasiones, de 1903 a 1910, dos años antes de que muriera en 1912.
En general, los Nobeles en español no tuvieron que esperar tanto para recibir el premio, según los archivos desclasificados hasta 1966: Echagaray fue nominado tres veces (1902-1904); Benavente, dos (1921-1922); Mistral, ocho (1940-1945); Juan Ramón, cinco (1952 a 1956); Asturias, cuatro (1964-1967). Neruda tuvo su primera nominación en 1956 y hasta 1966 recibió 14, ganó el Nobel en 1971. Cela aparece por primera vez en la pelea por el Nobel en 1964, propuesto por un tal Daniel Poyán Díaz.
La lista de candidatos hispanoamericanos fallidos al Nobel, sin duda, está encabezada por Jorge Luis Borges, de quien este reportero ya ha escrito en años pasados que tuvo ocho nominaciones sólo de 1956 a 1966. Empezó a figurar en las listas al mismo tiempo que Pablo Neruda, en 1956. Aunque quien lideraba la carrera entonces era el venezolano Rómulo Gallegos, con 15 de 1951 a 1966.
Gracias a los archivos desclasificados, ahora sí podemos saber con certeza quiénes estuvieron nominados al menos, por el momento, de 1901 a 1966. Así nos enteramos que dos de los tres grandes filósofos españoles del siglo XX, José Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno, sí aparecen, nomás faltó la grandísima María Zambrano. El autor de La rebelión de las masas, uno de los pensadores más influyentes en español, apenas tuvo tres nominaciones: una en 1933 y dos en 1951; murió en 1955, olvidado por los nominadores al Nobel. Y el autor de El sentimiento trágico de la vida, en cambio, recibió cinco: una en 1935 y cuatro en 1936, año en que murió el último día enfrentando al franquismo.
El escritor y pedagogo alicantino Rafael Altamira y Crevea, una suerte de Winston Churchill español, recibió sendas nominaciones al Nobel de Literatura, en 1911 a 1912, y otras seis al Nobel de la Paz de 1908 a 1951, año este último en que murió. Desde 1940 como consecuencia de la Guerra Civil y la dictadura franquista, se exilió en México donde dio cátedras en El Colegio de México y en la UNAM. Sus restos se encuentran en el Panteón Español, como uno de los grandes sabios del exilio republicano.
Otros grandes iberoamericanos nominados de 1901 a 1966: los españoles Benito Pérez Galdós, recibió siete postulaciones de 1912 a 1916, murió en 1920; y Ramón Pérez de Ayala, cuatro, de 1931 a 1947. Los uruguayos Juan Zorrilla de San Martín, con sendas nominaciones en 1926 y 1928; y Juana de Ibarbourou, Juana de América, cuatro, de 1959 a 1963. Y el argentino, Enrique Larreta, 10, de 1942 a 1950.
Sorprende que al poeta y gurú del creacionismo, Vicente Huidobro, segundo chileno en aparecer en la historia de aspirantes al Nobel de Literatura, sólo lo nominó en 1926 el académico Enrique Nercasseau y Morán. Y el cubano Alejo Carpentier empezó a suspirar sin éxito por el premio en 1965 y 1966.
La lengua catalana tuvo a un fuerte aspirante, el poeta y dramaturgo Ángel Guimerá y Jorge, que recibió 23 nominaciones de 1907 a 1923, el autor catalán que más cerca ha estado del Nobel y que por desgracia no recibió al morir en 1924, a los 79 años. Sus restos yacen en el cementerio de Monjuic.
Al resto de escritores la historia los ha olvidado, pero ahí están: Pedro Figueroa (1906, Chile); Juan Calcaño (1908, Venezuela), Salvador Rueda (7 nominaciones de 1909 a 1915, España); Concha Espina de la Serna (25 nominaciones de 1926 a 1954, España); Armando Palacios Valdés (1928, España), Blanca de los Ríos de Lampérez (periodista, dos nominaciones en 1928, España); Rufino Blanco Fombona (6, de 1928 a 1935, Venezuela); Manuel Gálvez (8, de 1932 a 1952, Argentina); Carlos María Ocantos (2, en 1933 y 1943, Argentina); Francisco García Calderón (2 en 1934, Perú); Víctor Manuel Rendón (1935, Ecuador), Luis Nueda Santiago (1944, España), Jacinto Grau Delgado (1949, España), Ricardo Rojas (2 en 1954), Armand Godoy (5 de 1956 a 1961, Cuba), María Raquel Adler (1959 y 1965, Argentina), José María Peman (5, de 1964 a 1966, España); Ramón J. Sender (1963 y 1964, nominado por Robert Graves; España) y Juan Antonio de Zunzunegui (1965, España).
Toda la información se encuentra en: https://www.nobelprize.org/
FOTO: Alfonso Reyes (1889-1959), quien fue nominado cinco veces, la primera por Gabriela Mistral/ Crédito: Archivo EL UNIVERSAL
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