Artaud y la metafísica del teatro

Feb 16 • Escenarios, Miradas • 4157 Views • No hay comentarios en Artaud y la metafísica del teatro

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La crueldad como parte de la naturaleza humana, el delirio y la búsqueda de lo sagrado dan forma a esta puesta en escena, basada en la vida de este enigmático artista surrealista

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POR JUAN HERNÁNDEZ

Antonin Artaud (Marsella 1896-París, 1948) es uno de los creadores míticos del teatro del siglo XX. En relación con él se han desarrollado una serie de ideas preconcebidas sobre su salud mental que impiden profundizar en las aportaciones del creador en relación con temas esenciales para la aprehensión del mundo.

 

La figura del autor de El teatro y su doble es el centro de un acontecimiento teatral concebido por Claudio Valdés Kuri, director sólido que no deja de sorprender al espectador con la manera de aproximarse al hecho escénico. El quehacer artístico de director no se entiende a partir de categorías preestablecidas para el análisis del teatro convencional. Sus proposiciones complejizan la reflexión porque el acontecimiento y de la forma de sus puestas en escena se sustentan en una manera de pensar el mundo, el teatro y la relación de este arte con la realidad; al mismo tiempo que concibe la actoralidad como un ejercicio delirante de la consciencia, atravesada por el texto, las emociones y el espacio, cuyo objetivo es hacer presente la materia de la naturaleza humana.

 

Valdés Kuri ha creado obras como Becket o el honor de Dios, De monstruos y prodigios, El automóvil gris o La vida es sueño, por mencionar algunas. Puestas en escena que manifiestan proposiciones de ruptura con las formas convencionales, así como la ampliación de las posibilidades expresivas del teatro.

 

Formado en el Centro de Capacitación Cinematográfica, Valdés Kuri es un director reconocido en la escena internacional. Ha llevado su trabajo a Francia, Alemania, Brasil, Austria, Bélgica y Estados Unidos, entre otros países. Es director de la Compañía Teatro de Ciertos Habitantes, agrupación imprescindible de la escena contemporánea.

 

Junto al actor Rodrigo Carrillo Tripp creó el espectáculo Artaud en mil pedazos para una vez más dislocar las convenciones del quehacer escénico tradicional y convertir la experiencia del teatro en un viaje a las profundidades de la subjetividad humana. Asume de esta manera uno de los conceptos máximos de Artaud en relación con el quehacer teatral: romper con la forma superficial para hacer visible a la metafísica del teatro.

 

Artaud en mil pedazos no tiene una intención didáctica, tampoco busca hacer una biografía escénica del creador francés —creador del concepto “teatro de la crueldad”, explicado en profundidad en el libro El teatro y su doble—. Sí es una puesta en día de las proposiciones filosóficas de Artaud: la crueldad como manifestación de la naturaleza humana (lejos de la idea de maldad o de algún otro sentimiento maniqueo), el delirio de la fiebre del enfermo —figuración de la puerta a una dimensión de la realidad verdadera desde el punto de vista de la metafísica—, la búsqueda de lo original y sagrado en la cultura indígena de México y, desde luego, la alteración de la consciencia a partir del consumo de peyote, cactus sagrado para los nativos del México profundo.

 

Artaud como personaje es la figura enigmática y guía de la puesta en escena de Valdés Kuri y Carrillo Tripp. En la concepción de esta intervención escénica están presentes el pensamiento delirante del poeta, novelista, dramaturgo, actor y ensayista francés. Es también la intervención del espacio físico —para generar una atmósfera de inmersión— la que permite al espectador transitar como sangre por las venas del suceso. Es un viaje dirigido, en penumbra, por un espacio desconocido y, por tanto, misterioso. Es también una propuesta que subvierte la mirada y modifica el pensamiento para colocar al ser humano en una realidad que se descubre entre las sombras.

 

El actor es llevado a un estado de consciencia alterado para hacer de la palabra enunciada, el gesto y el movimiento un ritual sagrado. Es decir, asistimos a la consagración de una danza primigenia alrededor de la fogata que ilumina los misterios de la existencia en su profundidad metafísica.

 

La exigencia física es enorme para el actor Rodrigo Carrillo Tripp, quien asume la tarea enorme de representar a Artaud —un personaje delirante—, así como reflejar en su expresión y apropiación tanto del espacio exterior como interior la filosofía de uno de los pensadores más complejos del mundo. Apoyado en la dirección magistral de Claudio Valdés Kuri, fragmentos de textos de Artaud, la iluminación de Josafat Aguilar, y las aportaciones de movimiento del intérprete —quien valga decir maneja una técnica corporal virtuosa y sofisticada—, Rodrigo Carrillo Tripp sale victorioso de esta propuesta escénica de alto riesgo.

 

Artaud en mil pedazos es una pieza sofisticada de teatro contemporáneo, accesible en tanto acontecimiento vital. El pensamiento, la filosofía del teatro, la creación y evocación de imágenes permiten que el tránsito por esta intervención escénica sea también la puerta para colocarse como espectador en una posición distinta y, desde ese lugar, asomarse a un mundo enigmático desvelado por el delirio del genio.

 

 

FOTO: Artaud en mil pedazos, intervención escénica de Claudio Valdés Kuri y Rodrigo Carrillo Tripp, con las actuaciones de éste último y Aline L. Bernal (como la psiquiatra Françoise Mômo), dirección de Valdés Kuri e iluminación de Josafat Aguilar, se presenta en el Teatro de la Ciudad (Donceles 36, Centro Histórico), viernes 20:30, sábados 19:00 y domingos 18 horas, hasta el 17 de febrero. / Patricia Ortiz / Sistema de Teatros de la Ciudad de México

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