Better Call Saul: el viaje al pasado se termina

Ago 20 • destacamos, Miradas, Pantallas, principales • 1401 Views • No hay comentarios en Better Call Saul: el viaje al pasado se termina

 

A lo largo de seis temporadas, Better Call Saul fue un regreso en el tiempo que corrió hacia el vacío, la conclusión casi conocida: Breaking Bad

 

POR CRISTOPHER CABELLO 
Desde el inicio de la serie, cuando a nuestra memoria venían recuerdos de Breaking Bad, la historia de Saul Goodman, Jimmy McGill y, en última instancia, Gene Takovic, los tres entes conectados por un mismo ser, presagiaba la caída de uno de los personajes más carismáticos de las series contemporáneas. Better Call Saul ofreció una historia de contemplación reflexiva, un camino lento que aseguraba la pérdida, el dolor y, finalmente, el camino de un hombre a la corrupción.

 

Con seis temporadas emitidas en un periodo de siete años, la interpretación de Bob Odenkirk como Jimmy McGill, Rhea Seahorn como Kim Wexler, Jonathan Banks como Mike Ermantrauth, Giancarlo Esposito como Gustavo Fring y, finalmente añadido de manera brillante, Tony Dalton como Lalo Salamanca, regresan en el tiempo, nos colocan en un momento donde la vida cotidiana, las tristezas, los errores, el amor, la venganza y la ambición corren hacia el vacío, hacia una conclusión que casi conocíamos. Al final, nos quedamos en blanco y negro, y justamente, de esa forma, concluimos el viaje.

 

Al remontarnos a la primera temporada, el inicio de un tren que se mueve lento comienza el desarrollo de la historia, vemos a un tal Saul Goodman, pero ahora lo conocemos en la faceta de James Morgan McGill. Vislumbramos a un abogado ingenuo, agobiado por las deudas, preocupado por un hermano con alergia a la electricidad (destaca la actuación de Michael McKean como Charles “Chuck” McGill).

 

El viaje comienza lento, contemplativo, armonioso y nos juega diferentes vueltas. La fragilidad de Jimmy siempre se deja ver, existe algo en el interior de él que no lo permite sobresalir cuando aplica honestidad, aunque lo intenta, la trampa es su mejor aliado. El argumento se refuerza cuando, de manera vertiginosa, hace contacto con el cartel de narcotráfico que vimos en Breaking Bad.

 

Sobre este último, el cartel, o la famosa frase “siempre soy amigo del cartel”, se manifiesta a través de la actuación estelar de Michael Mando como Ignacio “Nacho” Varga. Nacho, navaja de doble filo, es la primera conexión de Jimmy con el dinero fácil, con la necesidad de quebrar la moral. Del otro lado, del punto de la honestidad, nos situamos con Howard Hamlin interpretado por Patrick Fabian, abogado audaz, con dinero, con éxito y dueño de un bufete que comparte con el hermano de Jimmy.

 

El camino se complica para Jimmy cuando, después de conseguir un gran caso que involucra fraude de una empresa multimillonaria a personas mayores, descubre que su hermano siempre ha detestado que ejerza como abogado. Chuck, jurista de profesión, apasionado por la ley, exitoso en las cortes y defensas, merma su espíritu, se encierra en el mismo y se consume al saber que su hermano menor es un criminal.
En otra corriente, Jonathan Banks, en el papel de Mike, nos redirige a un pasado que explica su tan alabada profesión; la muerte de su hijo por parte de dos policías corruptos lo sitúa en la oscuridad, lo convierte en un hitman. Guiado por ese camino, conoce a Gustavo Fring, empresario altruista que dirige la cadena de comida Los Pollos Hermanos y es el principal distribuidor de cocaína en el estado de Nuevo México.

 

En Fring habita el deseo de venganza. Desea eliminar por siempre al cartel. Sin embargo, es un hombre de palabra, vemos su desarrollo y carisma siempre dirigidos a mantener en velo su doble vida, su pasado y presente (y futuro que conocemos gracias a los hechos en Breaking Bad).

 

Todos los personajes atraviesan situaciones que los conducen a un mismo destino: la desmoralización; si bien recorren un camino que los coloca en posiciones de poder, la serie nos muestra que la trampa, la mentira y la corrupción son los conceptos que, al final del día, nos destruyen a cada uno de nosotros como seres humanos.

 

De forma trágica, mágica y colosal conocemos el amor entre Jimmy y Kim, hilo conductor de toda la serie que nos vislumbra que también en el crimen y en el narcotráfico existen historias donde el amor se sobrepone; sin embargo, la historia no es amable con el espectador, todo lo opuesto, nos obliga a entender que, aunque no podamos comprender, el amor se muere cuando nos dejamos morir a nosotros mismos.
Otro hilo conductor es la grandiosa actuación de Tony Dalton en el papel de Lalo Salamanca, personaje que nos traslada al primer vistazo de Saul Goodman con Walter White. De Lalo escuchamos la frase que es lema de Jimmy, “siempre soy amigo del cartel, siempre”. Aunque Dalton comienza a brillar hasta el final de la cuarta temporada, su participación es primordial para entender la transformación del noble Jimmy McGill en el corrupto, desmoralizado y cobarde Saul Goodman.

 

Con un final poético e inesperado, pudimos volver a apreciar la relación criminal entre el emblemático Walter White, interpretado por Bryan Cranston, y Jimmy “Saul” Goodman. Al aproximarse a la caída del precipicio, entendemos que el abogado corrupto de Goodman es nacimiento de todos sus fantasmas, de todas las ambiciones, del profundo agujero que Kim le dejó al marcharse y del odio que su hermano siempre sintió por él.

 

“Entonces siempre fuiste así”, es la frase que White le dirige a Jimmy al entender que los arrepentimientos pueden ser vanos, incluso superfluos, carentes de verdad y de amor; es posible que arrepentirse represente un acto de amor hacia mismo, acto que vemos cuando Saul decide confesar todos sus crímenes ante la corte y con ello, darle fin al gran vacío que nos acompañó con todas sus aventuras como abogado, vendedor de celulares y como amigo del cartel.

 

Algo que no podía pasar desapercibido es la dirección cinematográfica de Vince Gilligan, productor de la serie. Con planos abiertos, secuencias enteras donde no hay cortes, un guion sumamente cuidado, música que nos mantuvo al borde del asiento y actuaciones brillantes, Better Call Saul finaliza su historia y no permite saber que, sin Saul Goodman, el mundo sería un poco más aburrido.

 

FOTO: Especial

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