Ciudades de papel: Arusha

Ene 13 • destacamos, principales, Reflexiones • 1344 Views • No hay comentarios en Ciudades de papel: Arusha

 

Las ciudades se vinculan con la historia, la literatura y las figuras que la forman. Con este texto sobre un rincón de Tanzania, arranca una serie de postales de viaje

 

POR LEANDRO ARELLANO
Mientras duerme la ciudad, lo observamos: hay cielos que también son un paisaje. El poblado nos recibió pálido y sin alborozo, cuando la madrugada se asentaba. Nos acogió, silencioso, entre una capa de humedad y el intenso azul del firmamento. Fisonomías que descubre la naturaleza de modo infrecuente.

 

Una sensación de plenitud y unos cuantos motivos aletean remolones sobre aquella recatada ciudad este-africana, en cuya periferia comienza la selva, territorio que a nadie concede cuartel y donde los débiles perecen.

 

Bebíamos café en una terraza amplia y abierta cuando se anunciaron los heraldos del nuevo día tanzano. Se levantó esa gloria de la naturaleza que alumbra todos los rincones. Las lenguas todas deben poseer un vocablo hermoso para expresar la sensación sobrecogedora que remueve en cada ser una visión como la del Kilimanjaro. En lontananza, las cumbres pardas y resecas coronadas todavía por un copete de nieve.

 

De sus pastos provenía el alimento de aquella mañana, que con gracia nos acompañó hasta entrada la noche. No alcanzamos el siete de espadas que nos ofrecían las musas ni a cruzar el Serengueti.

 

Ni el padre Felipe —misionero mexicano en plena selva— ni el forastero olvidan hospitalidad tamaña.

 

Asentada entre las coordenadas del Kilimanjaro y del Lago Victoria, Arusha es bienaventurada. No sólo por sus albores dilatados, sus fértiles planicies y su privilegiada ubicación. Su seno dio a luz a uno de los seres más plenos de ésa y otras comarcas cercanas y alejadas. Sobrevive en la memoria de los pueblos comarcanos.

 

Tenía mucho de niño, como todos los hombres genuinamente buenos. Gobernó Tanzania durante varios años. Era líder menos por su cargo que por la cordura de sus ideas. Renunció al poder omnímodo al comprender lo que es del César. Antes, había traducido al suajili el Julio César de Shakespeare y militado en el Movimiento No Alineado.

 

Sus cercanos y contemporáneos le llamaban Mwalimu, es decir Maestro. Julius Nyerere, fruto de Arusha, era afortunado. De vez en vez, Dios lo visitaba.

 

 

 

FOTO: Turistas retratan un par de leones en el parque nacional Serengueti, al oeste de Arusha, Tanzania.  Crédito de imagen: Mosa’ab Elshamy /AP

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