Conversaciones: Lo complejo de la intimidad
POR JUAN HERNÁNDEZ
El director Martín Acosta llevó a escena la obra Conversaciones, versión teatral del
dramaturgo barcelonés Jordi Galcerán sobre el guión de la película Conversaciones
con mamá, del argentino Santiago Carlos Oves (Buenos Aires, 1941-2010),
estrenada en 2004.
Una puesta en escena realista, cuyo valor radica en la revelación de la profunda
intimidad entre una madre de 84 años y su hijo, quien vive sus cincuentas. En
la sencillez del lenguaje de la obra radica, precisamente, la complejidad de la
reflexión acerca de la existencia.
El texto adaptado al teatro pone en relación dos formas de estar y de ver
el mundo, el de la madre, una mujer que vive sus últimos años con una gran
claridad y equilibrio, sin ataques emocionales o melodramáticos sobre el acontecer
cotidiano, y la del hijo, quien concentra toda su energía en resolver los problemas
prácticos que la vida le presenta (mantener su estatus económico y el de su familia
luego de perder el empleo).
Más allá de la anécdota, la obra de Oves convoca al espectador a escudriñar
en estas dos ventanas desde las cuales se pueden observar dos mundos. En la
madre encontramos un humor sarcástico; ella se ríe de los problemas que al hijo
le atormentan, segura de que nada de aquello aparentemente complejo de la vida
práctica lo es y consciente de que el valor de la existencia radica en la apreciación
de las cosas simples.
Con esa claridad, la madre ostenta un espíritu mucho más apasionado que
el del hijo “enajenado” que vive apesadumbrado por su situación económica. La
madre disfruta cada respiro, se enamora, reflexiona sobre el hambre, la igualdad y
la justicia, abonando a una cierta ideología de izquierda o marxista; mientras que
el hijo se mantiene sobre una línea de pequeño burgués.
De lo que ningún espectador puede escapar es de la fuerte liga emocional con
la figura materna. ¿Complejo de Edipo?, como lo clasificó Freud. La pareja madre-
hijo establece una relación que de algún modo escapa a cualquier explicación
racional. Existe un código afectivo insuperable, que no se rompe y se mantiene
hasta más allá de la muerte. El hijo adulto vuelve a su infancia y al útero materno.
La madre se levanta en esa relación con un poder absoluto: es la creadora.
Martín Acosta domina este lenguaje. Es un director que conoce el laberinto
de la intimidad emocional y sabe revelar sus misteriosos caminos. Su dirección es
impecable pues es un experto en esta manera de acercarse al hacer del teatro, en
espacios breves, con elencos reducidos, en donde el detalle es el fundamento de la
efectividad dramática.
La relación director-actor se hace evidente. Mercedes Pascual, actriz de amplia
trayectoria y parte del elenco estable de la Compañía Nacional de Teatro, crea un
personaje empático, con el cual establece un diálogo que involucra a la audiencia
emocionalmente en el drama.
Por otro lado Roberto Soto mantiene ese mismo nivel en la construcción de
su personaje y, de esa manera, se establece la serie de “conversaciones” entre una
madre y un hijo que representan, cada uno, a dos cosmos distintos, unidos por un
cordón indisoluble: el de la relación psico-afectiva.
La propuesta escénica de Martín Acosta se inscribe dentro de la tradición de
un teatro realista; no hay en el texto ni en el montaje una intención de complejizar
conceptos o de “renovar” el lenguaje. El objetivo es revelar en la sencillez de lo
cotidiano la complejidad misteriosa de la condición humana.
Con este montaje Martín Acosta y la Compañía Nacional de Teatro ofrecen un
homenaje a la actriz Mercedes Pascual, nacida en Madrid, España, en 1930, quien
vive en México desde que tenía 9 años de edad. Sin duda es una de las grandes
figuras de la escena mexicana.
La actriz se luce en esta puesta en escena abarcadora de lo humano,
profundamente conmovedora y, sin evadir el sentido trágico de la existencia,
increíblemente divertida.
Conversaciones se presenta en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque
(atrás del Auditorio Nacional) jueves y viernes a las 20:00 horas, sábados a las 19:00
horas y domingos a las 18:00 horas; hasta el 15 de diciembre.
Fotografía: Mercedes Pascual y Roberto Soto, los actores de la puesta en escena/SERGIO CARREÓN IRETA CORTESÍA CNT.
« Bruckner: ¿El otro sinfonista mayor del XIX? Las varias estaciones de un prosista »