Cuatro poemas

Jun 29 • Ficciones • 5332 Views • No hay comentarios en Cuatro poemas

POR: MIJAIL LAMAS

Oscuro y desgastado, la madrugada lo encuentra evocando
las hazañas de los capitanes. No sospecha de qué modo
se convierte en la ciudad y en su renuncia.
Es como si las avenidas recorrieran un camino hasta su pecho.
Sabe tomar su parte
                                         y su canción

 pero una tristeza que va de los Navegantes a él
le va a pasar tañendo telégrafos urgentes.
Refugiado en el campo no logrará curar el desamparo
que le hormiguea en los muelles:
un foco de infección que le carcome.
Hay días en que un golpe le atenebra la mirada y en el pecho
le crece un ave de infortunios: una noche que el día
ya no puede extinguir.

 

 

***

 

 

El resplandor de un día
que sólo los que han muerto pueden reconocer
se asoma a la ventana.

 

 

***

 

 

Por el río desciende su cuerpo
Por su cuerpo desciende el río y su leyenda  de Nobles       
               Caballeros      Navegantes
Por el río su cuerpo oscuro descienden
Caballeros      Capitanes        y un Rey desaparece
dicen que este país ya no es lo antes que era
Por las calles que desembocan en el muelle las personas van felices
porque partirán en barcos por el río que lleva al mar 
en esta parte del poema el río se confunde con el mar
Cesário también parte y todos ignoran que se aleja
como un acorazado entre Héroes      Capitanes        Caballeros      Navegantes
y un Rey que se ha perdido
                             algunos todavía
                                            esperan su regreso
Y la ciudad se acuerda
entre la bruma espesa que se aloja en los muelles…     

 

 

***

 

 

Quieto, la oscuridad anida en mí,
y no hay mañana.
Sólo el pensar es lince,
aguja que se hunde entre los ojos.
La tristeza del puerto es un pañuelo que se agita,
el muelle es un latir en mi cabeza.

 

John Keats el canto acaba;

hermanos en la muerte y el desprecio,
tú y yo vamos dejando magros cuerpos quebrados.
El canto acaba ruiseñor
¿despierto estás o duermes a mi lado?

 

No ha mucho yo fui un hombre
de empresas comerciales.
¿Dónde ha quedado aquella pragmática elocuencia
que mi pluma trazaba?
Los barcos descargaron en el puerto
mercancías que yo traté en negocios.
Telégrafos monótonos cantaron mi alabanza…

 

Escribo la palabra Naufragio,
con la punta del lápiz
voy tocando un silencio que se hunde:
aquí todo aguanta la respiración.

 

Y el mar enorme ruge y me amedrenta,
pues nunca es conquistado por completo,
pues nunca se resigna;
vigila y no descansa en su rencor.
Puedo sentir su pulso
mientras me estoy quebrando por el pecho.

 

¿Dónde queda el valor altivos navegantes?
¿Dónde estarán los héroes sin descanso
de una nación llevada entre sus velas?

Vivir nunca es preciso,
mas navegar es lo único
que ahora es necesario

 

Ulises inflexibles os saludo:
leyendas de bajeles y arcabuces,
tesoros del oriente al abordaje,
sus cuerpos hace tiempo
se pudren en lo hondo.

 

No he sido un navegante,
soy apenas resuello.
Sólo un dolor estólido
es lo que queda oculto ya tan lejos del mar.

 

Soy esta tierra firme que caerá sobre el pecho.
Los muelles se retiran,
el aire prende fuego
y el corazón se yergue en un aullido.
Cada respiración es un incendio.

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