Debilidad y fuerza del testimonio

Jun 29 • Lecturas, Miradas • 3886 Views • No hay comentarios en Debilidad y fuerza del testimonio

POR: CLAUDINA DOMINGO

Jorge Humberto Chávez, Te diría que fuéramos al río Bravo a llorar pero ya no hay río ni

llanto

México/Aguascalientes, inba/fce/Instituto Cultural de Aguascalientes,  2013.

 

 

En contraste con los libros de poesía constituidos sobre un solo eje —que en ocasiones

cansan al lector en sus repeticiones o al desleírse en una fragmentareidad que puede

obedecer a la necesidad de llenar páginas—, nos encontramos con aquellos que agrupan

secciones que en sí mismas podrían leerse como poemarios breves. Tal es el caso de Te

diría que fuéramos al Río Bravo a llorar pero debes saber que ya no hay río ni llanto,

libro con que Jorge Humberto Chávez ganó el Premio Bellas Artes de Poesía

Aguascalientes 2013 y que corre con la suerte de otros libros misceláneos en sus

secciones: algunas evidencian la destreza literaria del autor y otras sus flaquezas. Uno

de los notables aciertos del libro es el bien sostenido ritmo en versículos que otorga a

los textos una musicalidad robusta a la vez que fluida, a lo que se añade el cuidadoso

oficio poético del autor que entrega poemas libres de ripios o cacofonías.

 

 

Por ejemplo, en “Las Crónicas”, primer conjunto del libro, Chávez construye

una serie de poemas que integran el testimonio a la voz poética, creando así una serie de

personajes que narran las tragedias de Ciudad Juárez. La fatalidad que sufren estos

personajes es la de la testificación de la violencia acumulada: “y la ciudad como un

animal en cacería y los automovilistas que avanzan pronto pronto observando de reojo

al conductor de al lado que vigila por el retrovisor al conductor de atrás mientras el

policía el magistrado y el ladrón se ponen de acuerdo y dicen ahora vas tú y luego

sigues tú y el animal empezó a perder el resplandor de su pelaje y más tarde la piel”: Sin

embargo, tras leer los 15 textos que conforman la sección, queda la impresión de que

estas crónicas no exploraron su drama con suficiencia o que el autor no planteó un

contrapunto desde el que pudiéramos observar una resignificación literaria del trágico

fenómeno de la ciudad devastada por el crimen y la corrupción política: “y a ti mujer

que sacaron de tu casa y amenazaron con matar a tu marido si no subías a tu último

paseo en auto / te diría que fuéramos al río Bravo a llorar pero debes saber que ya no

hay río ni llanto”.

 

Portada del libro
Portada del libro

 

A esta sección sigue otra donde el autor elabora una serie de homenajes poéticos

que evocan la obra y la biografía de artistas universales (Van Gogh o Apollinaire, por

mencionar algunos), quienes suelen aparecer en el anecdotario bohemio en el que se

concentra, repetida y repetitivamente, esta voz poética. ¿Pero es la poesía declarativa y

personal una trampa que nos seduce constantemente con su promesa de mistificación de

nuestros mitos personales? ¿De qué forma conseguimos situarnos más allá de su

seducción y atravesar la delgada tela que hay entre nuestra anécdota y la comunicación

emocional lírica?

 

 

En la tercera sección, “Poemas desde la autopista”, se responde en parte a las

preguntas anteriores: en los poemas íntimos que la conforman, el autor —convertido ya

en la voz de los textos— se halla a solas con sus preocupaciones en un espacio tan

amplio como son las carreteras nocturnas, y en esa soledad —lejos de los interlocutores

literarios y artísticos— concentrado en una experiencia dichosa que nos comunica

plenamente, desarrolla sin complacencias una voz lírica entregada al mismo tiempo al

desarraigo que a la profundidad del monólogo interior, con lo que el poeta delinea

poemas que a su buena factura rítmica integran plasticidad en el lenguaje y hondura

discursiva.

 

 

Finalmente, Jorge Humberto Chávez reúne en “Dagas” textos que mezclan su

curiosidad existencial con el testimonio vital: “la poesía es la tumba de todo/ la poesía

es el cadáver de la vida que algunos pasan cargando ante tu puerta”. Nos podríamos

preguntar, otra vez, si la poesía se encuentra en el libro, en el poema o si sucede, de

manera menos ostentosa, en versos que atraviesan a los poemas imprimiendo en ellos la

fuerza y el desencanto vitales.

 

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