De elaborados libros y palabras

Oct 25 • Ficciones • 3436 Views • No hay comentarios en De elaborados libros y palabras

 

POR JOSÉ MANUEL RECILLAS

 

Para Huberto Batis

 

De elaborados libros y palabras,

de noches laberínticas sin nombre,

como el destino escrito en una nube

que oscurece a ese espejo al que llamamos luna;

como los ojos y la frente que anónimo besar quisiera

desde esta orilla el guerrero enmudecido,

ignorante de sagas y epopeyas,

indestructibles como la alta noche;

de tropiezos y heroicas desilusiones,

preñado está el recuerdo de lo amado

que tanto cantan los poetas sabios

que origen dieron a las lenguas mudas

que son las madres de las que hoy hablamos

el hacedor de versos y el político inmoral que desgobierna y nos miente.

Tal vez por eso a veces uno sale a recorrer las calles nuevamente,

como si en el andar algo quedase,

un eco de pasillos y de sombras,

de largas tardes compartidas como el fiel de una batalla por librar

de nuevo en cada letra y cada signo,

en cada línea como una trinchera,

el muro a punto de caer,

el eje que no encuentra su centro y tambalea,

y la senda gris que atraviesa el campo

como una herida en el rostro del mundo.

Con quién decir si no es con uno mismo

que no basta con lo que queda a veces

para hablar de lo vano y transitorio,

del paso de las horas y el diluvio,

el duro peso del lenguaje hablado huyendo de la boca

y la prisión como inútil mariposa;

nos queda la palabra… ¿qué cosa? Universo de tinta y de impresión,

de la memoria en esos anaqueles donde guardo

algo que recordar y que es de todos, y allí me busco,

como busca a tantos el que no quiere ser olvido y niebla,

bosquejo apenas de la vida y letra con que todo definido podría quedar.

En vano a veces esos lomos le hablan a otro,

que no sé si soy yo o es el otro yo que los ha leído,

a veces hablan raudos entre ellos;

y así Octavio Paz, supongo, habla con Martínez Ocaranza,

y le inquiere por su Patología del ser.

Quién sabrá de qué hablen los malditos viejos

al hallarse canto a canto, juntos,

como Borges muy cerca de Cernuda y un Rilke vigilante de Bachofen:

una Babel sinfónica, ficción de todo lo viviente y es apenas

herida que en el alma reverdece,

rigor de lo que no debe pasar a la palabra impresa,

imperativo que el habla desconoce al deambular

por los desordenados laberintos de la memoria.

Entonces seré otro del que una vez fui,

del que todos fuimos o seremos,

fundidos en la tinta y el papel que conserva,

duramente,

algo que se parece a la vigilia,

a la noche y su voz que no se apaga,

a eso que ya no es nuestro y alguien lee

y queda allí sin ser de nadie más,

cual la estrella fugaz de la otra noche que nadie ya recuerda.

¿Fui yo quien la vio? O sólo estoy rememorando

una historia que a mi memoria llega

y no sé si es un sueño o alguien lee por mí lo que recuerdo,

lo que afirmo recordar pero se me escapa, siempre,

como un llanto que viene de no sé dónde ni de qué abismo corporal.

Y sólo sé que todo es un aviso,

y todo es ya lectura

y avanzar

hacia el vacío

y el deseo puro de la carne

y lo que es inescrutable…


Xalapa de Henríquez, marzo 21, 2014

*Ilustración: Leticia Barradas.

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