De vuelta a Jesús Moreno Baca, jurista perteneciente a los Siete sabios de México

Oct 30 • destacamos, principales, Reflexiones • 3372 Views • No hay comentarios en De vuelta a Jesús Moreno Baca, jurista perteneciente a los Siete sabios de México

 

Perteneciente a los Siete sabios de México, el jurista y político fue miembro del Partido Cooperatista Nacional, donde apoyó a la fracción obregonista después de la escisión del partido, protestó en contra del carrancismo y se sumó decididamente a la campaña alfabetizadora de José Vasconcelos

 

POR ÁNGEL GILBERTO ADAME 

I

 

Esta historia ya la he contado en algún otro lugar. A finales de 2012, en una comida con Luis Raúl González Pérez, entonces abogado general de la UNAM, al recordar anécdotas de la Facultad de Derecho, le comenté que me parecía inaudito que no existiera un volumen que se ocupara de los grandes maestros que transitaron por ahí. Luis Raúl estuvo de acuerdo, pero agregó una frase que alteró el rumbo de mi vida: “¿Y por qué no lo haces tú?”

 

En balance, el resultado de más de dos años de trabajo en archivos, hemerotecas y largas charlas de recuerdos familiares fue el descubrimiento de una vocación, la aparición de nuevos e inesperados amigos y la revelación de varias obsesiones que aún me acompañan. Una de ellas está dedicada a la vida y los hechos en torno a los Siete Sabios de la generación de 1915 y, en particular, del menos reconocido del grupo.

 

La búsqueda de Jesús Moreno Baca me llevó por varios caminos. Uno de ellos fue conocer a la hija que le sobrevivía —quien incluso pudo asistir a la presentación del libro— y a sus nietos y bisnietos que, en ese momento, se complacieron porque alguien se interesara en rescatar a un familiar que, si bien intuían que gozaba de cierto renombre, ni ellos mismos conocían a detalle. Sin embargo, la historia no es lo que queremos que sea y, con el tiempo, el entusiasmo de su descendencia se diluyó.

 

Pero no pude parar. Mi insistencia me permitió descubrir la línea materna del parralense y, posteriormente, escribir una segunda versión, en 2017, de El séptimo sabio. Vida y derrota de Jesús Moreno Baca, editado por el INEHRM, cuya lectura se encuentra disponible en el siguiente vínculo: https://bit.ly/3Br7nGE

 

Aunque parecía suficiente, seguí cuestionándome si efectivamente lo era. Bien decía Paz, “una obra, si lo es de veras, no es sino la terca reiteración de dos o tres obsesiones”. 1 Mi empecinamiento no me permite dejar ir al joven estudiante de la Escuela Nacional de Jurisprudencia. Es claro que ya no necesito comprenderlo, pero preciso justificarlo; sin embargo, ¿cuál es el límite? Como indica Guillermo Sheridan, “la verdad de una vida narrada puede limitarse a eso, a proponer cómo fue la vida de alguien que nos interesa, con quien simpatizamos, y observar si nuestra necesidad de su amistad resiste el proceso”.2

 

Mi vínculo fraterno con Jesús no se ha desvanecido, al contrario, sigue estrechándose, y reconozco que me sucede lo que a José Emilio Pacheco con López Velarde: “Queremos entrar a saco en tus papeles privados, revisar tus sábanas, descubrir tus huellas […]. Llamamos investigación a lo que si estuvieras vivo repudiarías como chisme, libelo, asalto inadmisible a tu intimidad”.3 Confío en que mi terquedad no se desborde y me mantenga en los confines que Enrique Krauze me indicó: “En algún lugar, los Siete Sabios sonríen agradecidos con Adame. El miembro olvidado del grupo tiene un rostro, una vida, una pequeña biografía”.4

 

II

 

Una recapitulación. Jesús Moreno Baca ingresó a la Escuela Nacional de Jurisprudencia —actualmente, Facultad de Derecho— el 22 de abril de 1912 y se licenció como abogado el 20 de junio de 1917. Durante su estancia en la Universidad, fue un alumno destacado y miembro fundador de la Sociedad de Conferencias y Conciertos junto con Alfonso Caso, Antonio Castro Leal, Manuel Gómez Morin, Vicente Lombardo Toledano, Teófilo Olea y Leyva y Alberto Vásquez del Mercado, quienes conformaban un grupo conocido por sus condiscípulos con el mote de “los Siete Sabios”.

 

Futuro, la revista de Lombardo, recordaría a esa generación de estudiantes,

 

a la que tocó en suerte vivir, presenciar y sufrir la etapa más interesante de la Revolución Mexicana, cuando al ser vencida la traición huertista, aquélla se desbordaba en pasiones, se dividía en diferentes tendencias y por intereses antagónicos y se expresaba en propósitos y anhelos, concretos y desinteresados algunos, confusos y ambiciosos otros; cuando todo el país se agitaba y revolvía, de la misma manera que las gentes, obligadas a moverse en distintas direcciones como consecuencia de la lucha armada se mezclaban y conocían, después de haber vivido aisladas, encerradas en los poblados mexicanos tan distantes unos de otros, dentro de la larga quietud porfiriana.5

 

En los recuerdos de Julio Torri, en esa época, los pasantes de abogados que presumían de elegantes eran llamados “lagartijos”.6

 

Sobre el ambiente estudiantil entre 1914 y 1916. En 1915 —el más cruento de la lucha armada—, el único plantel de la Universidad que abrió sus puertas fue la Escuela de Jurisprudencia, misma que inició clases el 4 de enero. Para Félix F. Palavicini, secretario de Instrucción durante el periodo carrancista se percibía un nuevo espíritu:

 

El erróneo concepto de exaltar a unos cuantos mientras la gran masa continuaba en el estado de pauperismo y ceguedad, se ha trocado en un febril entusiasmo por el mejoramiento de todas las clases y, sin combatir la necesidad de alta cultura, afánanse los gobernantes por aumentar el acervo de conocimientos populares, y miles de escuelas se han inaugurado en estos últimos meses. Nunca, en épocas anteriores, se pagó tanto como ahora a los maestros de escuela; nunca, como ahora, se envió tan gran número de maestros a estudiar al extranjero; y nunca, como hoy, se pensó tanto y se creyó tanto en los beneficios de la Escuela; y agreguemos que en el último año se han publicado más libros mexicanos, se han pintado más cuadros y hecho más esculturas que en ninguno de los anteriores. […]

 

En 1916, la Universidad mexicana está sostenida por una generación nueva y joven, que de la misma manera sonríe y piensa, recordando a los escolásticos que cuando escudriña, analiza y piensa las teorías filosóficas contemporáneas. Aquellos viejos maestros “contradictores”, pagados de la forma y la palabra antes que de la idea, y estos nuevos sembradores de conceptos para la claridad de los cuales suelen faltar formas y palabras.7

 

Algunas minucias. Hacia enero de 1914, Moreno Baca desempeñó su primer trabajo remunerado8 como perito en el Juzgado Primero Menor de esta capital.

 

*

 

El domingo 6 de mayo de 1917, el aún pasante Moreno Baca asistió al cine Trianon Palace, catalogado como “un centro de buena sociedad y cultura”, aunque la prensa, que reconocía que era uno de los más concurridos, lo calificaba de ser “teatro no solamente del culto espectáculo, sino también de frecuentes escándalos y robos”. El joven sabio, a pesar de los numerosos anuncios que advertían: “Cuidado con los sombreros y los objetos de valor de mano”, perdió su sombrero que “sin desconfianza colocó en el respaldo de la silla anterior, para entregarse sin molestia a los deleites del cine”.9

 

*

 

La prensa reportó el resultado de su examen profesional el 20 de junio bajo estos términos: “El joven licenciado Moreno Baca contestó con todo acierto a las preguntas que le fueron hechas y resolvió con experiencia de antiguo letrado los casos jurídicos que le fueron planteados, así como la prueba práctica que le valió las felicitaciones de las mismas personas que integraron el jurado”.10

 

En el Partido Cooperatista. Una serie de notas periodísticas y correspondencia confirmó mi hipótesis de que Moreno Baca militó destacadamente en el Partido Cooperatista Nacional —instituto político que atizó la rebelión delahuertista— y que parte de su destino está ligado a ese hecho. El 18 de agosto de 1919, El Heraldo de México informó que dos días antes se había elegido a su nueva mesa directiva, encabezada por el periodista Luis Coyula, y en la cual Moreno Baca figuraba como vocal. Dentro de los miembros de su generación aparecían, además, Jorge Prieto Laurens, Gabriel García Rojas, José María Gutiérrez —futuro compañero en la justicia penal— y Narciso Bassols. Ningún otro del grupo de los sabios se afilió.11

 

Moreno Baca apoyó a la fracción obregonista resultado de la escisión del Cooperatista y, que a la postre, se quedaría con el control del partido. En su carácter de vocal, protestó por la actitud del carrancismo al despedir a varios empleados municipales que manifestaron su adhesión a la candidatura presidencial de Álvaro Obregón.12

 

Todavía en la papelería oficial de noviembre de 1920, cuando Luis L. León fungía como presidente, él seguía apareciendo como vocal. De esta manera, Moreno Baca se encontraba entre las primeras filas cuando el héroe de Celaya les dirigió estas palabras:

 

Yo me siento muy alentado, siento vigorizadas mis energías cuando veo grupos de jóvenes entusiastas como los que componen al Partido Cooperatista, listos a emprender la contienda sin medir las vicisitudes, y atendiendo únicamente a la voz del deber, y atendiendo, como antes decía, a las necesidades de la madre adoptiva que es la patria.13

 

A mediados del siguiente año, durante la presidencia de Prieto Laurens, dejó de figurar en el Comité Directivo, aunque sí aparecían Gutiérrez y otro próximo juez penal, Adalberto Gómez Jauregui.14 Eso no fue inconveniente para que fuera comensal recurrente del Casino Cooperatista, ubicado en Parque Lira, donde departió con varias personalidades, como el torero Juan Silveti. Meses después, el mismo dirigente nacional ratificaría la filiación política del juez Moreno Baca:

 

Al principiar el año de 1923, el partido […] contaba con las mayorías parlamentarias de ambas Cámaras del Congreso de la Unión, controlaba la mayoría de los Ayuntamientos y de los gobiernos de los estados y figuraban en su seno la mayor parte de los integrantes del Poder Judicial del D.F. y de la Federación.15

 

Acta que demuestra la pertenencia de Jesús Moreno Baca al Partido Cooperatista Nacional.

 

El Ateneo de Abogados. Moreno Baca fue un distinguido miembro de El Ateneo Nacional de Abogados, colegio profesional establecido el 17 de agosto de 1918 y presidido por Antonio Caso. El 29 de enero de 1920, dicha institución rindió un homenaje a Enrique González Martínez y Carlos del Castillo en el restaurante Abel, durante el cual, el presidente Caso enunció una “elegante disertación filosófica sobre el pensamiento de Plutarco, el símbolo es un intermedio entre la palabra y el silencio, llegando a la conclusión de que la poesía del doctor Enrique González Martínez es imperecedera, llena de vida por ser simbólica”.16

 

Tras un prolongado aplauso, el poeta respondió a la elocuencia de Caso, Del Castillo deleitó a la concurrencia con sus virtuosas ejecuciones al piano y, al final, González Martínez recitó un poema inédito. Además de Moreno Baca, estuvieron presentes, entre otros, Alejandro Quijano, Agustín Garza Galindo —tío de Ignacio Galindo Garfias— y Julio Jiménez Rueda.

 

El 19 de junio se informó que la comisión de recreo del Ateneo, integrada por Moreno Baca, Gómez Morin y Alfonso Teja Zabre, organizaría un convite “para hacer la presentación de los socios honorarios que son los distinguidos licenciados Miguel Macedo, Victoriano Pimentel y Francisco de P. Cardona”.17

 

En la Universidad. Entre mis últimos hallazgos, destaco el poder documentar que, al igual que sus demás amigos, Jesús continuó vigente en su alma mater y participó en la cruzada vasconcelista. El 22 de abril de 1920 apareció la siguiente nota:

 

Los exámenes extraordinarios continúan verificándose con una lentitud prodigiosa. Ayer principiaron los de Procedimientos Civiles y Mercantiles y Segundo Curso de Derecho Civil. Forman el jurado los señores licenciados Manuel Mateos Alarcón, Trinidad García y Jesús Moreno Baca.

 

A juzgar por la paciencia con que se efectúan los exámenes, el presente periodo extraordinario durará todavía algunos meses y no tendrá ya objeto, pues los alumnos encontrarán grandes dificultades para regularizarse en materias de años superiores.18

 

Por otro lado, otra nota confirma que Moreno Baca participó en los trabajos de la Universidad Popular y, en consecuencia, se sumó a las campañas alfabetizadoras, dándose a conocer su alta como profesor honorario de educación elemental el 25 de junio.19

 

Al día siguiente tuvo lugar la celebración del santoral de Antonio Caso, por lo que se convocó a una reunión entre los miembros fundadores de la Sociedad de Conferencias y Conciertos. Moreno Baca, Lombardo Toledano y Alfonso Caso se reencontraron y ésta sería la última vez que aparecerían juntos en una reseña periodística.20

 

Últimos trabajos para la Comisión de Tranvías. En ese mismo año de 1920, el ayuntamiento del municipio de la Ciudad de México, gobernado por los cooperatistas, le encomendó un estudio a Moreno Baca sobre la naturaleza y vigencia de la concesión del servicio de tranvías, empresa donde colaboró como abogado consultor cuando fue expropiada.21

 

En la Jefatura de la Guarnición y de las Operaciones del Valle de México. Como parte de sus labores a cargo del general Jesús M. Garza,22 el 9 de abril de 1921, Moreno Baca participó como asesor del juez Alfredo Nivón en el proceso militar instaurado contra el teniente coronel Rosalío Ramírez, el mayor Pablo Ramírez Avelar y el subteniente Jacobo Gómez, acusados del delito de rebelión.23

 

En ese mismo puesto, el 7 de septiembre consignó al ingeniero Alfredo Robles Domínguez, excandidato opositor a Álvaro Obregón, ante el Procurador General de la República, quien fue detenido en la Penitenciaria de la Ciudad de México.24 Dicho proceso terminó con la carrera política del antiguo carrancista.

 

Vida social. El 9 de marzo de 1922, asistió junto a su esposa a la boda religiosa de su compañero de generación Pablo Gómez Zamora. Entre los presentes, estuvo otro de los cárdenos,25 Guillermo Schultz.26 Es de los escasos eventos sociales en que aparecen juntos.

 

Deposición. A pesar de que la opinión pública lo consideraba un juez “de rectitud nunca desmentida”, Moreno Baca fue víctima de la depuración callista de los funcionarios afines al extinto Partido Cooperatista. Así, hallé más detalles del asunto que sirvió como pretexto para su despido en 1925. Se le imputó de no asistir a la audiencia del presunto homicida de Rodolfo Casas, el gendarme Miguel Rojas Gómez. Su antiguo compañero y ahora acusador, Juan Correa Nieto declaró: “Ni hoy, ni nunca he tenido un incidente personal con Moreno Baca, a quien considero consciente. Estoy apenado por la situación de Chucho, que legalmente no está en mis manos evitar”.27

 

Lo defendió Telesforo Ocampo. El 13 de febrero, Correa Nieto decretó su libertad absoluta por falta de méritos y le devolvió los 900 pesos que había dejado en garantía: “Esta resolución ya era esperada en los corrillos de Belem, y tan es así, que casi todos los jueces litigantes y numerosos amigos del licenciado Moreno Baca, estuvieron en las afueras del juzgado sexto de lo penal esperando pacientemente el momento en que se comunicara el resultado de la averiguación”.28

 

En la Secretaría de Agricultura con Luis L. León. Entre los datos concernientes a su último empleo bajo las órdenes del influyente callista Luis L. León, se encuentra que, al decretarse que el estado de Colima podía disponer de los terrenos de la Laguna de Cuyutlán, considerados propiedad de la Nación, formó parte de una comisión con Francisco J. Silva y el senador suplente José Padilla Gómez, que se dirigió a ese lugar con el propósito de tomar posesión del predio citado.29

 

El 2 de octubre de 1925 se reportó que, después de su estancia en Colima, permaneció un tiempo en Guadalajara y que se hallaba en camino a la metrópoli.30 Nunca imaginó que le restaban tres meses de vida.

 

Notas

 

1. Octavio Paz, Obra poética I (1935-1970), México, FCE, obras completas, tomo XII, 2010, p. 17.

2. Guillermo Sheridan, Un corazón adicto. La vida de Ramón López Velarde y otros ensayos afines, México, Tusquets, 2021, libro electrónico.

3. José Emilio Pacheco, “La prisionera del Valle de México”, Proceso, núm. 606. 13 junio de 1988, pp. 50 a 52.

4. Enrique Krauze, Nota a la segunda edición. El sabio malogrado, México, INERHM, 2017, p. 17.

5. Manuel Mesa A., “Magorín”, Futuro, septiembre de 1939, p. 25.

6. Elsa Contreras Roeninger, Julio Torri, UNAM, Tesis profesional, 1963, p. 10.

7. Félix Fulgencio Palavicini, La patria por la escuela, México, 1916, Linotipografía artística, pp. 5 y 6.

8. “Juzgado Primero Menor”, Diario de Jurisprudencia, 13 de enero de 1914, p. 5.

9. “Como de costumbre”, Gladiador, 7 de mayo de 1917, p. 4.

10. “Nuevo abogado”, Gladiador, 21 de junio de 1917, p. 2.

11. “El Partido Cooperatista eligió presidente al doctor Coyula”, El Heraldo de México, 18 de agosto de 1919, p.6.

12. “Se produce un cisma en el municipio”, El Demócrata, 24 de septiembre de 1919, p.3.

13. Discurso del 27 de noviembre de 1920. Citado por Alejandro Ponce Hernandez en Hacia la República Cooperativa. (In)disciplina, programas y controversias en la historia del Partido Cooperatista Nacional 1917-1923, Instituto Mora, tesis de maestría, 2020, p.46.

14. Programa mínimo del Partido Cooperatista Nacional, 21 de junio de 1921, en Planes de la Nación Mexicana (1920-1940), México, 1987, Senado de la República, pp. 20 a 23.

15. Jorge Prieto Laurens, “Memorias políticas”, Impacto, 20 de julio de 1966, p. 46.

16.“Banquete en honor de los señores González Martínez y Castillo”, El Heraldo de México, 30 de enero de 1920, p. 5.

17. “Ateneo Nacional de Abogados”, Excélsior, 19 de junio de 1920, p. 4.

18. “Escuela de Jurisprudencia”, El Heraldo de México, 22 de abril de 1920, p. 10.

19. “Nuevos profesores honorarios de la Universidad Nacional”, El Heraldo de México, 25 de junio de 1920, p. 9.

20. “Banquete”, El Heraldo de México, 27 de junio de 1920, p.7.

21. Manuel Villavicencio, “La nueva tesis municipal”, El Heraldo de México, 10 de junio de 1920, p. 3.

22. El general Garza, hombre de relevancia, poco estudiado, además de jefe de Moreno Baca, fue quien le salvó la vida a Obregón y murió en un extraño “suicidio”. En ese entorno de casualidades electivas de mi relación con el séptimo sabio, resultó abuelo de mi amigo el notario Jesús M. Garza Valdés.

23. “Consejo de guerra de varios militares”, Excélsior, 8 de abril de 1921, p.11.

24. “Por fin fue consignado el ingeniero Robles Domínguez”, Excélsior, 8 de septiembre de 1921, p.1.

25. Fue un grupo de ocho afamados jueces penales a los que pertenecía Moreno Baca. La explicación del apodo se halla en el
libro.

26. “Enlace religioso”, Excélsior, 10 de marzo de 1922, p. 5.

27. “Dos jueces del ramo penal fueron destituidos por el Tribunal pleno e internados en la cárcel de Belem”, El Globo, 11 de febrero de 1925, p. 2.

28. “Se decretó la formal prisión del licenciado Gutiérrez”, El Globo, 14 de febrero de 1925, p. 1.

29. “Serán urbanizados los terrenos de la Laguna de Cuyutlán”, El Informador, 26 de septiembre de 1925, p. 2.

30. “De Colima”, El Informador, 2 de octubre de 1925, p. 5.

 

FOTO: Jesús Moreno Baca (1893-1926), fotografiado hacia 1923/ Crédito: Tomada de El séptimo sabio. Vida y derrota de Jesús Moreno Baca, libro de Ángel Gilberto Adame editado por el INEHRM

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