Diplomacia cultural: a la mitad del camino, aún nada

Sep 11 • destacamos, principales, Reflexiones • 3551 Views • No hay comentarios en Diplomacia cultural: a la mitad del camino, aún nada

 

Los distintos proyectos de la 4T enfocados en la representación de las “identidades culturales” del país en el extranjero no han logrado en tres años los objetivos para los cuales fueron creados

 

POR GERARDO OCHOA SANDY
La diplomacia cultural nunca figuró en el proyecto de gobierno de Andrés Manuel López Obrador. No podía esperarse que fuera de otra manera, dado que desde la campaña presidencial no consideró relevante la política exterior. Al menos podía esperarse alguna señal por parte de la Secretaría de Cultura, pero tampoco fue considerada como un asunto que ameritara un lugar en las consultas que organizó antes del inicio de la administración federal actual.

 

Ante tal situación, el dos de noviembre de 2018, académicos expertos en la materia, promotores de distintos sectores, exagregados culturales y diplomáticos en funciones, suscribimos una carta que fue enviada a Alejandra Frausto, proponiéndole que abriera un espacio para la reflexión. Entonces se anunció para el 16 de noviembre la mesa “Agenda Cultural Internacional”, cancelada sin explicación. Se realizaría en fecha próxima, se informó. No sucedió así.

 

Lo que sí sucedió fueron las estruendosas declaraciones de Alejandra Frausto durante la XXX Reunión de Embajadores y Cónsules, REC, el 7 de enero de 2019, ocasión en la que troqueló la desafortunada frase “la cultura nunca más será un accesorio”. Frausto también aprovechó la oportunidad para perfilar por primera vez los ejes de su política cultural internacional, algunos de difícil comprensión, otros forzados o fuera de lugar:

 

1.- La reconfiguración simbólica de México. 2.- La acción cultural como eje para una política de apoyo a migrantes. 3.- La cultura como factor clave dentro de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU. 4.- Los modelos de cooperación cultural que contribuyan a detonar el desarrollo económico del país y a recomponer el tejido social, 5.- Las lenguas nacionales como herramientas fundamentales de la cultura, y 6.- La protección internacional de los derechos autorales y comunitarios, para evitar el plagio de los conocimientos ancestrales.

 

En tres años, salvo la defensa de los diseñadores indígenas, nada.

 

Frausto anunció también la creación del Consejo de Diplomacia Cultural, presentado el 15 de mayo en el Palacio de Bellas Artes, y conformado por 20 notables, quienes se ocuparían de “promover la cultura y el arte de nuestro país en el mundo”, y de presentar propuestas. Para la REC de 2021, la secretaria aludió a las presentaciones de la directora de orquesta Alondra de la Parra y de la prima ballerina Elisa Carrillo Cabrera, como parte de tal promoción A la fecha, no hay un informe de trabajo.

 

En Bellas Artes, Frausto y el Canciller Marcelo Ebrard firmaron un “convenio de colaboración”, que fungiría como el “marco normativo para la generación de estrategias comunes de política pública”, que permitiera “tejer una red de cooperación y promoción de las identidades culturales de México”. Para ello se apoyarían “en las representaciones diplomáticas acreditadas y en las instituciones académicas y culturales de otras naciones con presencia en el país”. Hasta donde se alcanzó a entender, embajadas e institutos de otros países ayudarían a promover las “identidades culturales” mexicanas, lo cual no es su función.

 

Envuelta en tal vaguedad, de la propuesta no se supo más.

 

Además, los secretarios anunciaron la creación de una “plataforma digital” que serviría “como instrumento de diálogo y generación de proyectos”. En ese diálogo participarían los agregados culturales de México, la red de mexicanos en el exterior, la comunidad y gestores de cultura, expertos en diplomacia cultural y los gobiernos estatales. Es decir, la plataforma sería un repositorio para las propuestas formuladas por un agregado cultural en Singapur, un analista de políticas culturales y un colectivo de artistas, y hasta el secretario de cultura de Colima.

 

Nada, tampoco.

 

En tanto, Enrique Márquez asumía la Dirección Ejecutiva de Diplomacia Cultural, formalizada como tal el pasado 14 de junio en el Diario Oficial de la Federación, y que reemplazaba a la Dirección General de Cooperación Educativa y Cultural. La nueva área propuesta por Márquez pasó a depender directamente del Canciller, independizándose así de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo, creada el 28 de septiembre de 2011, a la que había quedado escrita la oficina cultural de la SRE.

 

Márquez elaboró su proyecto sobre la marcha. Conforme avanzaba, su gestión parecía no encontrar un horizonte propio. No le otorgó atención a las experiencias que pudieran compartirle sus antecesores. Involucró a embajadores y cónsules, aunque sin líneas claras de acción, lo que acabó en una inacabable lista de proyectos de distinta índole y envergadura, que apuntaban en direcciones disímbolas. Lanzó iniciativas, una a continuación de la otra, sin haber reforzado la precedente. Al final ninguna alcanzó a consolidarse.

 

En la REC de enero de 2019 presentó el documento La Diplomacia Cultural en México 2018-2024. Siete propuestas para su fortalecimiento e innovación, más bien un borrador, lo cual hasta cierto punto era comprensible, pues apenas empezaba la administración federal, pero en el que prometió y se comprometió de más. Sólo la intención de establecer programas de promoción cultural de carácter regional, avanzó. El resto no marchó.

 

No se concretaron los cursos de capacitación a los agregados culturales, los nuevos institutos culturales en el “Triángulo Norte” centroamericano, la coordinación con los centros de la UNAM en el exterior, la Red de Cooperación Cultural Comunitaria en Estados Unidos, los festivales culturales anuales en Chicago y Los Ángeles, las exposiciones itinerantes sobre los exilios en colaboración con la Secretaría de Cultura, ni los audiovisuales sobre Norteamérica como tierra de gestación de las grandes revoluciones políticas de México.

 

El segundo documento, Atlas de la Nueva Diplomacia Cultural de México 2019-2020-2021, presentado en la REC de enero 2020, es un reporte de actividades de carácter regional y multiregional. El Atlas anunció los “Proyectos de Diplomacia Cultural Digital”. La revista bilingüe 9viento.org, en coordinación con 17. Estudios Críticos, no pasó de su lanzamiento. El sitio desapareció.

 

Los demás, previstos para 2021, no se efectuaron: La Nao de Acapulco viaja al Futuro, exposición virtual itinerante en torno a la agenda México 20-30; Expedición 21, serie multimedia dedicada a “México en el Siglo XXI”, dedicado a artistas jóvenes; La conquista de las Utopías, foros en México, España y Latinoamérica sobre el pensamiento utópico de los frailes españoles durante la Conquista, y América Latina en Libertad, proyecto multimedia relativo a la consumación de las independencias en México, Panamá, Honduras, Guatemala, Costa Rica, Perú y El Salvador.

 

El tercer documento estuvo dedicado al Sistema Regional de Diplomacia Cultural. Programa 2020-2021. Líneas en el Horizonte. Márquez comenzaba a avanzar en lo que buscaba que fuera su proyecto central. Dicha organización de la promoción cultural en regiones fue formulada en 2004 por Andrés Ordóñez, entonces director general de la Unidad de Asuntos Culturales. Márquez la amplió a 28 áreas geográficas y buscó que cada representación contara con un canal digital.

 

Hay una armazón, anticuada desde el punto de vista de la concepción digital, pero no hay canales porque tienen una barra programática, cada representación sube lo que puede según su visión y capacidad, y poco reciben de la oficina central. Lo que hay son páginas Internet agrupadas en un mismo sitio, diplomaciacultural.mx. El documento detalla una larga lista de actividades a realizarse, que sólo excepcionalmente verán la luz.

 

Entre las actividades regionales que sí ocurrieron, una llamó la atención, por pintoresca: la dedicada al 50 aniversario del mundial de futbol México 70, en la que diplomáticos llevaron la voz cantante, aunque también participaron el Halcón Peña y Pelé. Además, diplomaciacultural.mx no está vinculado a las páginas de embajadas y consulados. Habría bastado, al menos para empezar, con un solo canal que lo fuera en verdad, hecho desde México, y bilingüe.

 

El cuarto documento se ocupó del Instituto Digital César Chávez para el Español en Norteamérica, el otro proyecto central de Márquez, anunciado el pasado 23 de marzo por el Canciller. Es también una página Internet, cesarchavez.institute, en gestación, que tampoco tiene una barra programática, muestra deficiencias en la concepción de su menú, y no se ajusta a un prontuario de normas editoriales y tipográficas. Las actividades más recientes se remontan a marzo y abril, y los links a los libros en línea están rotos. A pesar de lo anterior, puede convertirse en una de las iniciativas más influyentes en la relación México-Estados Unidos.

 

El Instituto reúne a las ocho regiones que agrupan a los 50 consulados en Estados Unidos, los cinco en Canadá, más Washington y Ottawa. Entre otros aspectos, el “sistema de comunicación” que se busca crear, basado en una selección de contenidos provenientes de las 134 estaciones de radio y los 103 canales de televisión hispanos, es una apuesta de gran visión. También se quiere construir la Red Consular Iberoamericana en Norteamérica, lo que de concretarse sería un movimiento geo-político de alto nivel.

 

Márquez ensanchó demasiado el área de acción. Lo que concibió tenía como plazo 2024, pero consumió tiempo valioso en la prueba-error, y se le atravesaron la pandemia y el penoso conflicto en el Instituto de México en España. Tampoco contó con presupuesto. Mucho menos con cabida para realizar nombramientos. En dos años y medio sólo nombró a Luisa Reyes Retana en la Embajada de México en Alemania, y a Jorge F. Hernández en Madrid, causante del MadridGate, recién dado de baja. A los demás los designó o ratificó el Canciller, lo cual es su facultad, y Beatriz Gutiérrez Müller. Luego de su renuncia a la Dirección Ejecutiva, una certeza se colectiviza: a la mitad del trayecto del sexenio, la diplomacia cultural de la 4T se desmoronó.

 

Dependerá de Ebrard.

 

FOTO: El canciller Marcelo Ebrard y la secretaria de Cultura Alejandra Frausto, durante la presentación del Consejo de Diplomacia Cultural en 2019, del cual no se ha sabido nada relevante a la fecha./ Crédito: Germán Espinosa/El Universal

« »