El luto y las olas

Jul 28 • Ficciones • 3120 Views • No hay comentarios en El luto y las olas

POR RAFAEL CALDERÓN

 

Al sentir la llegada de la muerte

algo mejor sucedió: todo es duelo.

Otros dicen la muerte del manantial

para saber la fecha tan precisa

hacia su partida. Fue un sábado

casi al mediodía, cuando ya suenan

las campanas por toda la ciudad,

casi nada esta inmóvil; llega, llega,

y otros despiden con sueños al sol

de esta tierra y van tras la noche

con el aroma y hacia el poniente;

no existe ni casa ni despedida.

Y ese inmenso espacio de montañas

por la vida y algunos cuantos años,

aguarda con dolor todo el placer

por la muerte para los dioses.

Ya no están. Todo es verdadero:

la muerte, tan silenciosa como natural,

con cierta regularidad, presente,

se quiebra y ya no lloren… aun muertos.

Pareciera un hecho imposible evitar

la muerte; para eso hay que vivir.

Sigo enamorando doncellas

pero de la muerte, mejor no. Evito

mirar sus ojos; esa luz que refleja

la pasión centelleante; haciendo

el amor a la doncella y no a ésta.

Dire al final del día: “buenas noches”.

Pero la inclinación ni será la muerte

y el cuerpo tampoco tocaré

ni puede ser presencia por los sueños.

La muerte es con la mirada

apuesta para llegar al mar, al río.

Las palabras sobreviven; otro día

son desierto y un guiño directo.

Distante la playa y el mar; veo olas

lejanas. Recuerdo la vida infantil

ante la ausencia del mar. La distancia

se manifiesta erguida con aromas

por la fuerza de la soledad.

El eco está ante la mirada guiando

para hablar del lugar donde nací.

Esas olas del mar son un parpadeo:

recuerdo del día, sombras figuradas,

canto de los pájaros y del árbol.

Eran conversación y de silencios.

 

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