El panfleto del rey y su lacayo, farsa sobre el poder
POR JUAN HERNANDEZ
El panfleto del rey y su lacayo es una obra de gran pertinencia. Refiere al uso del poder y sus efectos corruptores de lo humano. Se trata de una farsa del dramaturgo sonorense Cutberto López, quien asume una postura política respecto a la realidad inmediata, además de poner sobre la escena teatral un tema de interés público, que no podría ser reflexionado de mejor manera que a través de la burla y de la risa.
La seriedad del tema requiere de ligereza, humor y sarcasmo, de un resquebrajamiento del aura que rodea a las cúpulas del poder; de esa clase tan alejada de lo humano que pareciera no pertenecer a este mundo.
En esta obra, Cutberto López (Benjamín Hill, Sonora, 1964) desmitifica a las clases gobernantes, a los monarcas y sus achichincles, cuya relación perversa y pusilánime se utiliza como modelo para gobernar.
López es uno de los dramaturgos más reconocidos del mal llamado “teatro regional” —por no ser producido en el Distrito Federal y hablar de temas costumbristas o locales—. Lleva alrededor de tres décadas escribiendo, actuando y dirigiendo teatro, y lo que le caracteriza es la sensibilidad que posee para expresarse con un lenguaje claro sobre los temas que le conciernen al pueblo.
No es hermético, ni un autor rebuscado. No mira hacia Europa, ni le interesan los discursos de moda; ni el teatro posmoderno, ni las innovaciones tecnológicas para la escena. Para el autor teatral lo importante sigue siendo esencialmente el ser humano.
La sencillez discursiva de su obra, sin embargo, posee una gran complejidad, pues busca desvelar el misterio de la existencia del hombre en un contexto social e histórico, y en el ejercicio cotidiano y a veces burdo del acto de vivir.
El panfleto del rey y su lacayo es un texto que lo reta como dramaturgo y del cual sale más que bien librado. Es una farsa de gran efectividad escénica que recurre a la ridiculización de los personajes para permitir un distanciamiento y una reflexión profunda sobre los temas que se discuten.
“En un país pleno de violencia y pobreza, cuyo nombre puede ser cualquiera, un rey ejerce el poder en forma irracional, hasta que en un sueño se devela quién le arrebatará el trono”, esa es la premisa del texto teatral. En esta obra el gobernante revela la falsedad de sus discursos, los engaños al pueblo, el abuso del poder, el desprecio a la dignidad humana, los privilegios que se otorga a sí mismo, las promesas demagógicas, las luchas internas en la cúpula de los poderosos, la represión, los asesinatos políticos, y un largo etcétera.
Cutberto López pertenece a un linaje de autores mexicanos reconocibles, como Óscar Liera, Jesús González Dávila o Víctor Hugo Rascón Banda. Audaz, comprometido políticamente, conocedor de la sensibilidad popular y de la tradición de un teatro político con todas las de la ley y no panfletario.
El autor cuenta en esta ocasión con la complicidad de la directora Angélica Rogel, y de dos actores, Raúl Adalid y Tizoc Arroyo, por demás preparados para enfrentar el reto de figurar a dos personajes que devienen de manera grotesca en lo peor de la humanidad.
La directora propone un teatro de cámara, íntimo, en el que no hay escenografía grandilocuente, ni exceso de recursos. En esta puesta en escena son los actores y un trono en un espacio vacío; y la presencia del acordeonista Sergio Robledo, quien genera un discurso musical dramático.
Raúl Adalid y Tizoc Arroyo merecen una mención especial, pues si bien son actores de diferentes generaciones, logran unificar sus estilos de actuación a partir del tono que marca el texto y la puesta en escena, logrando una empatía de gran efectividad. Comprometidos con el montaje, dotan a los personajes de verosimilitud, no obstante estar instalados en la farsa delirante.
La puesta en escena de El panfleto del rey y su lacayo es divertida, clara, política, fuerte y pertinente. Una obra para ser disfrutada y pensada por un espectador activo que reflexiona sobre su realidad a partir de la metáfora escénica.
*Fotografía: La obra aborda con humor y sarcasmo el tema del abuso de poder.
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