Erika Vega, una compositora progresista

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La joven compositora forma parte de una nueva generación de creadores musicales de nuestro país que se abren paso en la escena internacional, eliminando el exotismo de la mexicanidad

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POR IVÁN MARTÍNEZ

 

Hace unos días, fue anunciada la nueva temporada 2020-2021 de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles, institución que se ha convertido en epicentro de lo que ocurre con la música contemporánea en el continente y ciudad que se ha vuelto aspiracional y referencial para los compositores actuales por la importancia que le han dado lo mismo críticos que públicos a su constante innovación en términos de programación, que lo mismo suele incluir a compositores renombrados que a nuevas figuras, y con la comisión de más nuevas obras que ninguna otra de las orquestas del circuito sinfónico tradicional: es el caso en esta ocasión, de la compositora mexicana Erika Vega (1987), quien ha sido comisionada y quien estrenará ahí una pieza de cámara próximamente, en el concierto titulado Voces de las Américas, que cuenta con la curaduría de la compositora mexicana Gabriela Ortiz.

 

 

Compositora con formación en México como violinista, estudió aquí composición con Gonzalo Macías y Mario Lavista, de quienes ha dicho antes recibió la técnica y del segundo también una influencia poética que es casi palpable en su obra, para luego iniciar en Europa, donde estudió primero en Bruselas y luego en Gante, la búsqueda del lenguaje propio. En México, ha destacado en los últimos años su presencia en el festival Vértice de la UNAM, donde ha sido comisionada en un par de ocasiones (la segunda para la reconocida soprano Sarah Maria Sun), y en los programas habituales del ensamble del Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (Cepromusic), del INBA.

 

 

Estudiante todavía de doctorado en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y quien ha obtenido becas, reconocimientos y premios en Austria, Bélgica, Dinamarca, Rusia y antes de la misma Filarmónica de los Ángeles, Vega ha comenzado a llamar la atención en México lo mismo de los círculos más tradicionales que de los más vanguardistas, convirtiéndose en lo que algunos llamarían “uno de los nombres a seguir” entre los compositores de su generación.
Platiqué con ella a propósito de esta nueva comisión y lo que, paralelamente, está preparando como parte de su proyecto como becaria en el programa de Jóvenes creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).

Escucha parte del trabajo de Erika Vega.  Da click aquí

 

 

¿Cómo recibes esta comisión? ¿Piensas mucho que es una pieza para la Filarmónica de Los Ángeles o intentas no pensar mucho en ello?
Todo ha sido una gran sorpresa, volver a LA Phil después de mi participación en el National Composers Intensive del 2017 viene cargado de motivación, un manojo de ideas y bastante trabajo de por medio. Estoy muy agradecida con Gabriela Ortiz, curadora de este concierto y con todo el equipo de Green Umbrella por esta maravillosa iniciativa.
Por lo demás: ¡No hay tanto tiempo para pensar, prefiero pasar directamente a la acción! Escribir, escribir, escribir…

 

 

¿Hay alguna temática que te motive en este momento y que estés pensando presentar? En otra ocasión hablamos de tu forma de trabajo y recuerdo que mencionabas el principio de establecer tu marco, la forma y la estructura para luego ir al discurso, a la narrativa… pero esta ocasión tiene algo más de y por su contexto, ¿piensas en ello? ¿Te dice algo a ti escribir para Los Ángeles siendo mujer, joven, mexicana o vas a decir algo desde esa idea?
La obra será para LA Phil New Music Group, un ensamble bastante ecléctico, para el cual le han escrito un gran número de destacados compositores de nuestro tiempo. Aunque aún estoy en espera de la dotación exacta, ya puedo orientar mis ideas musicales.

 

 

Seguramente miraré hacia atrás en mi adolescencia y echaré un clavado en lo que fueron algunas influencias musicales en el periodo en que viví en Puebla y en Jalisco, cabe destacar que estas influencias no fueron de ninguna manera por elección propia, pero que son parte de un soundtrack colectivo y que ahora me anda rondando la cabeza.

 

 

En los últimos años, una gran parte de mis obras se conecta activamente con temas de representación, interpretación y memoria dentro de un contexto político y social, seguramente la obra para LA Phil no será la excepción.

 

 

Igual es una pregunta muy abstracta, pero ¿cómo se traducirá eso musicalmente?
¡Ahí está el reto! Cómo vehicular esa idea en términos musicales, ya se me ocurrirá algo (risas).

 

 

La pieza se presentará en algo titulado Voces de las Américas. Platicando con compositores mexicanos que fueron comisionados antes (Syrse, Castaños, Guzmán, etcétera), recuerdo que todos hicieron una crítica a la crítica que recibieron en esa ocasión, parecía que el público había estado esperando algo si bien no folclórico sí parecido a una identidad común entre ellos como mexicanos. ¿Qué opinas de ello en relación con tu música? A mí me da la impresión de que, como entonces, se llevarán una sorpresa…

 

 

¡Es verdad, estuve en la premiere de todos ellos! Pues, aunque Voces de las Américas se anuncie como un concierto que vehicula una “identidad en común” por parte de los compositores, hay una absoluta libertad estética y es ahí donde hay lugar para la sorpresa. Veamos qué nos depara este programa.

 

 

Nunca he sabido exactamente cómo manejar esto de la identidad o mexicanidad, supongo que hay una dosis inherente en lo que somos y hacemos y por tanto no hay que hacer gran esfuerzo. Para mí, el mejor ejemplo es Guillermo del Toro, cuando una reportera le preguntó “Usted tiene una habilidad extraordinaria para ver el lado oscuro de la naturaleza humana, la fantasía y el terror, pero a la vez es una persona realmente alegre y amorosa”. Del Toro contestó de inmediato: “Soy mexicano”.

 

 

 

Estás trabajando ahora con nuevas piezas por la beca del Fonca. ¿Qué estás preparando?, ¿qué tanta libertad sientes que tienes en contraste con comisiones tan específicas como la de Sarah Maria Sun del año pasado o esta nueva de Los Ángeles?
El proyecto del Fonca es resultado de muchos años de reflexionar y colaborar con músicos y amigos en México y en Europa, todas las obras del proyecto han sido escogidas por un mutuo acuerdo con músicos y amigos, y esto también es un reto porque aunque haya amistad de por medio, hay trabajo que hacer y un programa muy especifico al que hay que ajustarse. Tengo obras con Croma, el cuarteto de cuerdas de Xalapa, con Guillermina Gallardo, una mezzosoprano de Puebla que está ahora en Barcelona, con el violinista de Ónix, Abel Romero, y con la violinista francesa Clara Levy.

 

 

 

¿Hay temáticas que te muevan más a escribir en general y que aprovecharás en este contexto más personal del Fonca?
Sí. En primera instancia está lo que trabajo en mi tesis de doctorado, donde estudio las relaciones del lenguaje y la música, concerniente a los textos poéticos, desde un enfoque fonético, sintáctico y semántico. Desde siempre la poesía me ha inspirado muchísimo, la obra que hice para Sun está basada en un poema de Octavio Paz, “Blanco”, yo creo que la poesía en primera instancia.

 

 

En segunda, como te decía trato que mi música se vincule con asuntos de representación, de memoria, en el contexto político y social. En 2017, en el Intensive, ahí mismo en Los Ángeles, hice esta obra en la que pensaba en el Iceberg que se acababa de desprender en la Antártica, ¡una catástrofe! Luego hice el Díptico 68: la primera pieza va sobre el movimiento que nació en Francia, en Europa, y que luego tuvo repercusión en Latinoamérica, y la segunda es definitivamente Tlatelolco. Hice también después una obra que se basa en los feminicidios que han tenido lugar en el país, es una obra muy fuerte, donde utilizo algunos textos hablados, que describen cómo las víctimas fueron asesinadas de manos fueran de sus novios, esposos, o igual gente desconocida; aunque es una tragedia, pienso que tengo la oportunidad desde la música de alzar la voz y enviar un mensaje.

 

 

 

Erika, al estar estudiando en Reino Unido, tu exposición con el público, fuera del círculo de compositores o académicos, ha sido mayor allá que incluso en México, ¿te emociona estar más presente en México gracias a la beca del Fonca y entrar a la escena estadounidense gracias a la comisión de Los Ángeles?
Sí, lo que más me preocupaba después de todos estos años en el extranjero es ser una absoluta desconocida en México. ¡Claro que me preocupa! Y sí, me emociona ahora ser parte del Fonca con la Jóvenes Creadores, quiero involucrarme y estar más comprometida con la escena musical de mi país. En cuanto a la escena estadounidense, igual ha sido muy nuevo, antes del 2017 no tenía ningún vínculo, me parece una oportunidad fantástica, son nuestros vecinos, Gaby (Ortíz) ha estado tan activa ahí todos estos años y ha hecho una colaboración y vinculación realmente importante para México que tiene mucha repercusión. Espero que la participación me deje las puertas abiertas para nuevas oportunidades.

 

 

 

¿Qué tanto creció tu voz desde ese taller en el que participaste como alumna?
En estos últimos años han pasado un montón de cosas, para empezar el hecho de haber ido, nunca había estado ahí, y haber ido por un proyecto musical fue ideal: los músicos americanos son bastante eclécticos y pragmáticos, a diferencia de los europeos. Esto vino a desarrollar el hecho de que haya aplicado para estudiar el doctorado en algunas universidades ahí, aunque decidí quedarme en Inglaterra tuvo un gran impacto.

 

 

A partir de ahí muchas cosas que me han pasado, lo de Vértice en la UNAM, que me ha comisionado dos veces, el doctorado aquí, son muchas cosas paralelas al mismo tiempo: sí, mi voz está creciendo, está transformándose para bien.

 

 

 

En una entrevista anterior me quedé por preguntarte si tenías una idea, tú misma, de cómo sonaba tu música, quizá sea más prudente hacerlo ahora en este medio escrito, donde la gente que no te conoce no tiene oportunidad de escucharte… ¿a qué suena ese lenguaje propio que se va desarrollando?
Esta pregunta es muy difícil, porque estoy en constante cambio. A qué me suena mi música un día no es lo mismo un mes después. Hay veces que pienso que mi música es una bobada, una tontería… y a veces me sorprendo a mí misma, no soy la mejor persona para decir a qué suena, es bastante subjetivo y se está transformando todo el tiempo.

 

 

 

En esa ocasión se trató de una serie radiofónica dedicada a compositores jóvenes y al término de ella muchos opinaron que habías sido una de las presencias más propositivas y consistentes. Yo incluso creo que usé contigo la palabra progresista, sin saber si era la correcta y sin saber si te veías a ti misma así: creadora de una música progresista.
No me parece una locura que utilices ese término, pero es complejo. Creo que depende del punto de referencia que tenga. Cuando fui a Darmstadt, me sentí todo lo contrario de vanguardista, esto fue en 2016. Cuando fui al ManiFeste, en el IRCAM de París, en 2018 y 2019 sí me sentí bastante progresista. Ahora en Oxford siento que soy súper progresista, aquí está muy dividida la escuela de composición, hay algunos muy neorrománticos. Depende del punto de referencia que yo tenga, pero sí: sí creo que está bien aplicado el término progresista… Sí, a eso aspiro.

 

FOTO: Erika Vega estudia en la Universidad de Oxford, Inglaterra, gracias a la beca Clarendon Fund./ Arturo Fuentes

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