¿Ese vicio impune?
POR ADOLFO CASTAÑÓN
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No le creas al que te dice
que la lectura no tiene castigo.
Leer puede costar la vida.
Pregúntaselo al aprendiz
caído en la fosa común.
Al lector de periódicos
que dejó de envolver
la carne para la perra
en una hoja de diario
y se puso rumiar.
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Leer es más peligroso
de lo que el otro se imagina.
“El que añade conocimiento,
aumenta el dolor”.
Para la herida producida
por leer,
no hay paliativos.
Sobre todo,
trata de no re-leer,
y de no pensar.
Hasta esta gimnasia
puede ser un riesgo.
¿Qué hacer?
Quizá,
seguir tomándote fotos
hasta que te acabe la luz.
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