Europa sin fronteras es una ilusión: Petros Márkaris

May 14 • Conexiones, destacamos, principales • 17039 Views • No hay comentarios en Europa sin fronteras es una ilusión: Petros Márkaris

Entrevista con Petros Márkaris

POR GUILLERMO ROZ

@GuillermoRoz1

 

Madrid. Nos citamos en el Caixa Forum, una de las instituciones más jóvenes y bonitas de la ciudad, frente al Museo del Prado. Un enclave cultural ideal para encontrarnos con este escritor griego que cumplirá 80 años el próximo 2017, y que tiene en el apretón de manos y en la gesticulación, la energía ilusionada de un joven revolucionario en medio de la revolución. Con motivo de la publicación en España de La muerte de Ulises, su nuevo volumen de relatos, conversamos con Petros Márkaris, una de las plumas de referencia de la literatura negra europea.

Al comenzar la entrevista confesamos que ante tan larga trayectoria (también como economista, traductor festejado de Bernard o Goethe, guionista de películas de Theo Angelópulos y dramaturgo) se nos hace difícil decidir por dónde empezar a preguntar. Él se ríe, tampoco sabría por dónde empezar. Comienza la charla.

 

Después de haber dado tantas vueltas por países y profesiones, ¿se imaginaba que fuera tan reconocido en el mundo como autor de novelas policiales?

 

Hablando francamente, si me hubieras preguntado a principios de 1993 si tenía la intención de convertirme en escritor de novelas negras, la respuesta hubiera sido: “¿Estás bromeando?”. Me vino muy de repente, iniciada por la historia de un policía y su familia. Pero, por otro lado, he tomado muchas decisiones a lo largo de mi vida de manera muy inesperada. Me he dado cuenta de que las mejores decisiones, las tomo bajo presión y confío en eso.

 

¿Qué le ha aportado humanamente la literatura?

 

A mí me gusta viajar en un sentido literario y hacer experimentos. Me gusta probar muchas cosas. Comencé como un escritor de obras de teatro. Fui traductor, guionista y hasta ese momento no había tenido intención de escribir novelas, hasta 1993. En medio he escrito relatos y un libro sobre Atenas. Un libro sobre la crisis griega. Es que necesito probar cosas porque si no, me aburro. Entonces, probando disfruto.

 

Y por otro lado soy demasiado viejo para empezar algo demasiado nuevo. Así que desde ahora me restringiré a las novelas, con algunas aventuras en las que escribiré relatos y algún otro tipo de libros.

 

¿Es la literatura negra la mejor manera de desenredar o de explicar la realidad actual? ¿Puede ser esa la clave del boom que está teniendo este género, al que asistimos en Europa y en otras partes del mundo?

 

Soy una persona que no le gusta lo obvio. Es mi carácter. Así que no me gusta decir que la novela de crímenes está ahí porque hay un buen detective que persigue a un malo y para que el lector intente descubrir quién es ese malo. Odio ese tipo de configuración. Y de todas estas cosas, lo que más odio es al detective genio. Y cada vez que escucho de Sherlock Holmes: “Elemental, Watson”, me enfado mucho y me digo: ¿qué le está diciendo a ese pobre hombre? ¿que es tan estúpido que no puede darse cuenta ni de lo elemental? También odio, por ejemplo, las idas y venidas de Poirot.

 

Acerca de si la literatura negra puede explicar la realidad, digamos que el trabajo policial está tan conectado con lo que sucede en las calles, trabaja tan dentro de ellas, que es razonable intentar novelas policiacas como un vehículo para mirar dentro de la sociedad. Hay muchos escritores que lo han intentado, y lo han hecho bien, esto que hago yo. Manuel Vázquez Montalbán, por ejemplo, abría como yo ventanas para mirar dentro de la sociedad.

 

¿Qué le ha enseñado a usted la visión del mundo y de la justicia de su personaje, el comisario Kostas Jaritos?

 

Lo que me ha enseñado es que puedes ser un hombre sencillo y trabajar para la justicia. Lo que me enseñó también es que él, que se metió en la policía porque era su trabajo y no parecía tener alternativas laborales, por ser de una de las zonas más pobres de Grecia, es un hombre y un policía honesto.

 

Grecia, no podía faltar Grecia en la conversación. Tampoco Europa. Sabemos que durante los últimos años en el que el país heleno y el Viejo Continente han estado en boca del mundo por sus profundísimas crisis, Márkaris ha sido un entregado portavoz del análisis más iluminador. Cuando se refiere a asuntos de índole política que le atañen directamente, alza la voz, gesticula con rabia, habla con la certeza de un hombre que lo ha visto y lo ha vivido todo y no se cansa de denunciar.

 

¿Podría desarrollar dos frases que le hemos escuchado en estos días y que quizás resuman sus ideas críticas sobre las crisis de Europa y Grecia? La primera sobre Europa, usted ha dicho: “El comienzo de la crisis se debe a una estrategia errónea al crear Europa”.

 

El problema de Europa es que los que la crearon hicieron sólo parte del trabajo. Porque todos estábamos a favor de la creación de Europa pero era un edificio falso. El único punto en el que se podía llegar a un acuerdo real era el dinero o lo financiero. Porque en el tema político estaba visto que para que funcionara, había que hacer entender que cada país debería perder parte de su soberanía y nadie estaba dispuesto a hacer eso. Así que lo honesto de un mercado común europeo era lo financiero, hasta ahí podía llegar Europa como sociedad, introduciendo la divisa común. Lo falso entonces fue que nadie estuvo dispuesto a respetar las reglas de una confederación como en los Estados Unidos de América. Esa confederación falsa se llama Schengen, que está a punto de desmoronarse.

 

La frase en la que usted se ha referido a Grecia es: “Lo que nos ha arruinado fue el ascenso rápido”.

 

Grecia ha sido a lo largo de su historia un país pobre. Los griegos fuimos capaces de vivir bastante felizmente en condiciones de cierta pobreza. Éramos pobres pero en un país de pobreza muy elevado. Es lo que yo llamo “la cultura de la pobreza”, porque la pobreza tiene su propia cultura y eso se ve en muchos países. El problema de los griegos fue que no teníamos la cultura de la riqueza, que la riqueza también tiene una cultura. Así que cuando vimos el dinero que empezó a llegar nos volvimos locos. Pensamos que lo que había llegado en diez años se quedaría a remedar lo que no habíamos conseguido en toda la historia. Esto era imposible. Y te trae todas las posibilidades de autodestruirte. Y esto fue efectivamente lo que sucedió.

 

Los griegos somos víctimas de una realidad virtual, de una riqueza virtual.

 

¿La crisis económica en Europa tiene relación con la crisis migratoria? ¿Habrá que refundar el concepto de frontera?

 

Esto se puede resumir como el tema de Schengen, al que ya nos referimos. Schengen ya no existe. El día, por ejemplo del ataque terrorista en Bruselas, algunos países europeos cerraron sus fronteras. Por eso, esto de las fronteras abiertas, aquí en Europa, también es falso. Esto es como si no pudieras cruzar libremente entre Miami y Los Ángeles. Así que los europeos hemos estado en una ilusión, lo griegos hemos estado viviendo en una ilusión. Ahora todos se dan cuenta de que todo esto ha sido inventado.

 

¿Cree que Grecia y Europa sacarán algo bueno de todos estos procesos de cambio político y cultural? ¿Aprenderemos algo de todo esto?}

 

Querido amigo, ¡Grecia y Europa no han entendido nada ni sacado nada en claro aún de la Segunda Guerra Mundial…! ¡¿Y tú me preguntas si aprenderá algo de estos últimos años?!

 

Pasamos a hablar de La muerte de Ulises, cuentos en los que se adivina la vida de Márkaris, un griego de padre armenio que vivió en Turquía, Alemania y Austria. Un paseo en ocho historias por los conflictos culturales y étnicos en Europa, con fondos criminales que hacen avanzar las historias a ritmo de thriller.

 

Usted que es un hombre multicultural, ¿cómo se pueden adivinar en su nuevo conjunto de relatos, cuáles son los pro y los contra de serlo?

 

Los hombres multiculturales no existen, sólo existen los hombres multicomunidad. No quiero oír hablar de lo multicultural porque eso no existe. En nuestros países existe gente de muchos países y muchas culturas, pero reunidos cada uno en torno a un lugar. Yo lo he visto en Estambul. Hay comunidades de franceses, de armenios, italianos, judíos, griegos y todos juntos. Pero cada uno tiene su cultura y eso convierte a la ciudad en un lugar de muchas comunidades pero a ellos. No los convierte en hombres de muchas culturas.

 

¿Qué peso tiene la fe y las religiones en los problemas migratorios europeos?

 

Europa es un continente esencialmente cristiano y hay muy poco entendimiento entre protestantes, ortodoxos y católicos. No habiendo comprensión entre ellos… ¿tú crees que habrá esa comprensión con algo tan diferente como el Islam?

 

La fe que tengas te puede hacer la vida más fácil o menos, pero la religión no te puede hacer más tolerante.

 

Sus personajes siempre están en medio de un conflicto, un pleito, una lucha ¿Por qué lucha le gustaría a usted que lo recordaran?

 

Mira, te contestaré con un poema de Bertolt Brecht que decía:

No necesito una lápida

Yo no necesito una lápida,

perosi se hiciera una para mí,

me agradaría que en ella se escribiera:

“Él hizo propuestas que nosotros aceptamos”.

Con una inscripción así, todos estaríamos honrados.

 

En otro orden de cosas, ¿trabajar tan reiteradamente con el tema de la muerte, como lo ha hecho en sus novelas y cuentos, le hace perder a uno el miedo a ella?

 

No tengo miedo a la muerte. Por otra parte mi trabajo se relaciona con una muerte no normal, criminal. Y siempre he creído que la muerte, la natural, debe llegar mejor si la aceptamos.

 

Antes de despedirnos, háblenos por favor sobre ese cariño especial que tiene por Latinoamérica, del que ya le hemos escuchado hablar en otras ocasiones.

 

Mi conexión con Latinoamérica es la misma que tengo con los países del sur de Europa. Yo amo el sur de Europa más que el centro de Europa, a pesar de que yo he vivido mucho y me he formado en esta última. Latinoamérica está muy cerca de este sur europeo que yo conozco. Y si me preguntas qué me gusta más de Latinoamérica es sus fascinantes contradicciones. A mí no me gusta lo acordado, lo plano, me gusta lo contradictorio, porque yo mismo soy una persona contradictoria. Y la gente de Latinoamérica es como la familia de mi comisario Kostas Jaritos.

 

*FOTO: Enemigo de lo obvio, Márkaris no estructura sus novelas de acuerdo al canon tradicional del género negro, sino como historias fluidas que por momentos se desvían hacia la crónica de las estrategias que siguen los griegos para paliar la crisis/ Cortesía: El Mercurio/GDA.

 

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