Fariseos, visión decadente de la civilización
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La obra explora la relación del poder con la corrupción y la violencia: un panorama pesimista sobre el destino de nuestra especie
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POR JUAN HERNÁNDEZ
Twitter: @Islas33
Se advierte en Fariseos una vena periodística. Algo tiene esta obra en relación con la oportunidad, la denuncia y el ejercicio crítico que se ejerce de manera clara y precisa a partir de “el mejor oficio del mundo”. La realidad, en este caso, se subsume al arte de la ficción; es decir: de la reinvención, para darle un sentido amplio, profundo y universal.
Fariseos plantea la historia de reos que llegan a un penal y son encerrados en jaulas individuales. Desde ese encierro, cada uno de los habitantes habla sobre el delito que les llevó a ese lugar lúgubre: sacerdotes pederastas, secuestradores, políticos (delincuentes de cuello blanco), entre otros. Personajes que establecen diálogos y acercamientos físicos, determinados por un alto grado de violencia.
Víctor Weinstock (Ciudad de México, 1963) aprovecha el contexto de la pandemia para adherirla al planteamiento de la estética de la obra. El vestuario suma el cubrebocas, pero no como nos hemos acostumbrado a verlo, es decir, algo ajeno a nuestra naturaleza; en este caso, forma parte del sentido de la máscara o del rostro desfigurado de esa especie de monstruos, que habitan las celdas, en una cárcel que podría ser una figuración del mundo.
La puesta en escena de Weinstock se realiza a partir de una composición estética que subraya la decadencia de los personajes, reflejo a su vez a la humanidad toda. La atmósfera constituye una expresión deteriorada del alma humana, de su consciencia ética y moral y, desde luego, la sordidez que corresponde con los hechos narrados: larga y estremecedora historia de delitos.
Imposible no advertir la crítica al mesianismo y a propuestas que son noticias en la actualidad. El discurso de Hugo Alfredo Hinojosa echa ácido sobre el proyecto político del gobierno federal actual, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador. No obstante, el dramaturgo ha aclarado que es una coincidencia, porque la obra la escribió hace aproximadamente seis años (El Universal, Cultura, 28-11-2020).
Podemos decir, sin embargo, que el texto dramático maneja actualidad casi periodística; en el sentido de que algunos de los planteamientos parecen haber sido escritos en la inmediatez de la noticia, de las coyunturas políticas, sociales y, desde luego históricas. Coincidencia con la actualidad posible, si pensamos en el poder definitorio del discurso del arte que aspira a la trascendencia.
Fariseos es un adjetivo que tiene doble significación, por un lado eran miembros de un grupo religioso judío; pero en este caso, el de la puesta en escena, creemos que se refiere a la segunda acepción: personas que fingen valores que no tienen. Hugo Alfredo Hinojosa conoce a profundidad estas características, elementales en la política desde el más alto nivel hasta el de la cotidianidad doméstica.
Fariseos recurre a personajes arquetípicos a través de los que se constituye este enorme paisaje escénico tenebrista, en el que el director de la puesta en escena, Víctor Weinstock, radicaliza el discurso a través de la estética, de la proposición de la creación de personajes y de aprovechar al máximo la energía y la experiencia de actores como Jorge Ávalos, Mario Zaragoza, Rodolfo Arias, Gastón Yanes, Rodolfo Guerrero, Fernando Banda, Humberto Solórzano, Javier Sánchez y Ginés Cruz.
FOTO: Fariseos se dividió en dos partes, con la intención de atender las reglas sanitarias y evitar contagio por Covid 19. La obra se ve en dos partes: jueves y viernes, la primera parte; viernes y domingos, la segunda, hasta el 20 de diciembre, en el Teatro Raúl Flores Canelo./ Pili Pala.
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