‘Firebirds’: espectáculo sin sorpresas

Oct 24 • Escenarios, Miradas • 3133 Views • No hay comentarios en ‘Firebirds’: espectáculo sin sorpresas

 

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

Nada espectacular fue el “show” Firebirds, de la compañía irlandesa Fidget Feet Aerial Dance Theatre, en el parque Pastitos de Guanajuato, en el marco del 43 Festival Internacional Cervantino (FIC). El espacio abierto, la noche estrellada y las luces de las casas que se esparcían como luciérnagas en una de las colinas de la ciudad cervantina se comieron a la producción de la agrupación, visualmente empequeñecida, la cual no pasó de dar dos o tres efectos de pirotecnia que medio despertaron el interés del respetable.

 

En la página de la compañía irlandesa se dice que el objetivo de sus espectáculos son: “Invocar la imaginación, provocar los sentidos y evocar emociones”. Nada de eso ocurrió en el espacio abierto de Los Pastitos, en donde lo que se pudo ver fue una serie de paseos por las alturas de algunos de los miembros de la agrupación, movidos por la fuerza de una grúa.

 

Quizá la intención del espectáculo era provocar en los espectadores el innato deseo de volar, pero lo tedioso de la propuesta imposibilitó esa sensación. Volar ha sido un deseo permanente en los seres humanos: se han inventado diferentes maneras de experimentar la ligereza de las aves, pero definitivamente Firebirds se quedó corto en la provocación de la experiencia.

 

Cierto, se trató de un espectáculo gratuito, ofrecido para el deleite de todo aquel que quisiera asistir, en una plaza conocida y transitada por los oriundos de Guanajuato, pero la gratuidad no exime el propósito de un festival como el FIC, que es ofrecer siempre aquellas expresiones artísticas de la mayor calidad posible.

 

Revisamos la página en Internet de la Fidget Feet Aerial Dance Theatre y observamos imágenes de otros espectáculos, realizados en distintos espacios —porque se trata de una compañía que adapta sus creaciones a los escenarios más disímbolos— y no parecen, al menos en la pantalla, ser de mala factura; sin embargo, a juzgar por lo observado en Guanajuato, la experiencia viva deja mucho que desear.

 

Sentadas en varios trapecios mujeres —suponemos que bailarinas o acróbatas (no lo sabemos, porque lo único que hicieron fue pasear por los aires, sentadas en los tubos)— acompañaban imágenes de notas musicales. La música en vivo intentaba levantar los ánimos, mientras los espectadores buscaban tomar alguna foto de aquello que, lejos de su mirada, iba de un lado a otro, y se perdía en el amplio y hermoso espacio abierto de Los Pastitos.

 

El espectáculo (si es que podemos llamarlo de esa manera) transcurrió de manera plana, sin sorpresas. Los visitantes al parque se ocupaban comprando tamales, atole, ponche y otras delicias, que resultaban más atrayentes que el despliegue desafortunado de la producción de la Fidget Feet Aerial Dance Theatre, que de danza aérea, de teatro y arte circense tuvo muy poco.

 

Aquel espacio abierto, de vientos fuertes, en una noche fría, exigía un tipo de espectáculo distinto; que fuera, en efecto “es-pec-ta-cu-lar”, que mantuviera en vilo al público, asombrado, distraído de sus preocupaciones —al menos por un momento—, olvidado del mundo cotidiano y de la vida ordinaria.

 

Momentos hubo en los que el despliegue de pirotecnia llamó la atención de los espectadores, como aquel en el que un hombre encendió las antorchas en el aire, mientras daba vueltas corporales; pero no faltó quien dijera que los juegos pirotécnicos de la fiesta de los pueblos de México eran mucho mejores. Y ciertamente el espectáculo no pasaba de encender eso, mechas, sin llegar a provocar la explosión de los sentidos, las emociones y la imaginación.

 

Poco atractivos y nada sorprendentes resultaron los movimientos con telas rojas de las mujeres que se movían en las alturas; apenas un suspiro arrancó la audaz caída de uno de los miembros de la compañía, que desenrolló su cuerpo de la tela, para quedar suspendido a unos metros del escenario.

 

Los músicos, colocados en la parte superior de una pantalla, en la que se proyectaban imágenes de los movimientos de manera virtual, se empeñaban en arrancar la emoción con sus instrumentos, pero el desafortunado diálogo de los elementos escénicos impidió concretar una propuesta adecuada y celebratoria.

 

Una imagen ciertamente bella fue la de un miembro de la compañía que vestido de blanco, con alas enormes, surcó las alturas, seguido por la luz artificial para dar realce a su paso por el espacio: como un ángel o un ave mítica.

 

El problema del espectáculo es que se quedó en el primer impacto visual; no hubo un desarrollo ni acrobático, ni circense, ni de danza aérea, que consiguiera atrapar la atención y concretar una propuesta, ya no digamos de gran profundidad artística, peor sí, al menos, de la espectacularidad que se espera en eventos de esta naturaleza.

 

Si la gratuidad de la entrada al espectáculo va emparejada con la ordinariez de lo ofrecido no hay más que decir, sin embargo creemos que el público del Festival Internacional Cervantino, ya sea en los teatros o en lugares abiertos, con boleto pagado o con entrada gratuita, merece ver lo mejor del arte mundial.

 

 

*FOTO: Firebirds, espectáculo de la compañía irlandesa Fidget Feet Aerial Dance Theatre, fue presentado en el 43 Festival Internacional Cervantino, en Los Pastitos, de Guanajuato, el 9 y 10 de octubre/Juan Carlos Reyes/EL UNIVERSAL.

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