El gran acuífero maya, un ecosistema en riesgo
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El proyecto del Tren Maya, del que se desconoce el verdadero impacto ambiental, amenaza a uno de los ecosistemas más frágiles de la Península de Yucatán por las dudosas estrategias de planeación
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POR HUGO ALFREDO HINOJOSA
Ensayista y dramaturgo. Twitter @Cronografías
La construcción del Tren Maya en la Península de Yucatán, el gran proyecto de comunicación e infraestructura del presidente en turno, ha generado la desconfianza tanto de la población como de la sociedad civil. Hasta el momento, una vez que el proyecto ya está en marcha, no se ha logrado entablar un diálogo transparente con las autoridades encargadas de presentar la viabilidad del proyecto y los estudios de Impacto Ambiental, aún desconocidos, que se necesitarían para brindar la seguridad de que la construcción de las ferrovías no ocasionará alguna catástrofe natural, arqueológica ni geológica.
Además, el reordenamiento urbano de la región y los satélites de desarrollo que se crearían alrededor de las estaciones ferroviarias implican la contaminación de manglares y cenotes en esa una zona de la península.
El arqueólogo mexicano Guillermo de Anda, investigador y explorador subacuático de la península de Yucatán y miembro del Aspen Institute México, nos habla acerca de las dudas y preocupaciones que el Tren Maya generan en la región, debido a la falta de transparencia, tanto del gobierno mexicano como de los especialistas encargados de llevar a cabo esta obra sexenal.
A partir de la puesta en marcha de la construcción del Tren Maya, ¿qué podría comentarnos acerca de la viabilidad de la obra?
Siempre he dicho que es difícil tener una opinión certera y objetiva porque no conozco finalmente cuál es la ruta del tren, ni cómo lo van a construir. Por otra parte, han cambiado de maquinaria de diésel a opciones eléctricas y de nuevo a diésel. También se ha dicho que algunos tramos del tren serán de una sola vía y en ocasiones de dos, lo cual me provoca bastante incertidumbre. Supongo que a muchas más personas también. Ante la pregunta ¿cuál es el problema fundamental?, me encantaría saber, en todo caso, hacia dónde va el asunto realmente. Sabemos, por ejemplo, que hay una ruta hacia Calakmul, entre otras, pero la información ha sido muy cambiante. No tengo un dato oficial por parte de los responsables acerca de ese tema; y debería ser en principio una parte primordial bien definida del proyecto que generará bastantes cambios.
¿Qué tan importante es la conservación del gran acuífero maya, ante la construcción del tren que apuesta por el turismo?
Insisto, tenemos tan poca información y es confusa. Pero vamos a ponerlo en contexto: un tren bien estructurado, bien hecho, con rutas adecuadas y estrategias profundas que prevengan las problemáticas sociales, que generen buenos desarrollos urbanos y asentamientos, por extraño que se escuche, yo diría que es benéfico. Esto generaría un tránsito más fluido del turismo a través de la península. Sin embargo, al no tener la certeza de que esto se llevará a cabo pues me voy al otro extremo de la moneda que es un tanto pesimista. Hay gente que apuesta porque el tren causará muchos problemas debido a que el turismo ocasionaría más daños que beneficios, más problemas de los que podría resolver. No obstante, para poder emitir un juicio, en mi caso uno que no falte a la verdad, no puedo decir si esto es magnífico o trágico por la opacidad de datos. Lo que sí te puedo decir es que estoy a favor del turismo en esta región. En Quintana Roo, directa e indirectamente, la gente vive del turismo y en este momento están en serios problemas como resultado de la pandemia.
Aunque el turismo es necesario y tenemos una región rica y magnífica sí debemos, o mejor dicho, merece la pena pensarse bien qué se va a hacer respecto a este tema y cómo. Todo proyecto de esta magnitud va a tener un efecto, nada es cien por cierto positivo, en ese sentido no podemos decir si el tren nos va a afectar o no. Cualquier cosa que se construya encima del gran acuífero maya, en esas zonas kársticas, va a ocasionar algún tipo de efecto. Yo no sé, por ejemplo, si van a construir encima de algún terreno altamente colapsable; porque la roca madre, como se ha visto en otros lugares, puede ser muy frágil, muy delgada como hacia el sur de Tulum. La roca caliza de la región puede tener desde centímetros a metros de grosor, no es posible saberlo con certeza. Además frecuentemente hay colapsos por las lluvias, por las construcciones urbanas o sencillamente por el desgaste del tiempo gracias a lo cual se forman los cenotes. Por si fuera poco existen bóvedas que ignoramos porque probablemente estamos caminando encima de ellas.
Pero me imagino que los especialistas del Tren Maya determinaron un buen estudio de suelos; así como exactamente por dónde correrá el tren. Si no es así, el problema será grave ya que dañarán el acuífero y se pondrá en riesgo el programa mismo con el cual intentan potenciar el turismo. Hace poco hubo un colapso en la carretera hacia Playa del Carmen, no es nada nuevo y sucede con frecuencia. Esa es la naturaleza de la península, por eso la preocupación de muchas personas. No tenemos respuestas a las preguntas que nos hacemos como: ¿por dónde va a pasar? ¿Cuánto pesa? ¿Con que frecuencia pasará? ¿Cómo se va a construir? ¿Cómo se va a colocar la infraestructura para ese tren? ¿Cómo será operado?
¿Hay vestigios arqueológicos en tierra y bajo tierra en riesgo?
Puedo asegurar por mi experiencia, sobre todo en el acuífero y los sistemas subterráneos, que debe haber aún bastantes sitios arqueológicos subterráneos sin conocer. Existen enormes sistemas de cuevas inundadas y no inundadas que son verdaderos laberintos, que pasan por debajo de la tierra y en los cuales puede haber uno, mil, diez mil sitios de interés. Es un hecho que ahí están. Así se ha venido demostrando en las últimas dos décadas de hallazgos que han modificado la historia de la península y de cómo percibimos el poblamiento temprano de América y el desarrollo cultural de la civilización maya. Estos descubrimientos se han dado bajo tierra gracias a sitios de enorme valor arqueológico y paleontológico que estaban ahí y no sabíamos. ¿Cuántos más de estos hay? Además, pensemos en los sitios en superficie. Como arqueólogo pienso que no debemos desestimar que puedan destruirse sitios en superficie porque realmente no sabemos cuáles de éstos que pueden ser afectados pueden contener soluciones a enigmas de la civilización maya. No satanizo el proyecto del tren, pero hay que darle su justa dimensión, es una obra que pasará sobre una zona muy sensible tanto cultural como naturalmente.
Desde su punto de vista, ¿cuáles serían las opciones para lograr una buena solución a las problemáticas que plantea el tren?
Creo que existen bastantes alternativas. Un tren, sin duda, visto desde su justa dimensión puede ayudar a solucionar situaciones de gente que debe viajar todos los días entre una población y otra, aquellos que trabajan en las ciudades turísticas. Mucha de esta gente viaja dos horas de ida y dos de regreso. Hay personas que trabajan en la Riviera Maya y viven en Felipe Carrillo Puerto; otros viven en Cancún y viajan a Playa del Carmen. Pienso que un medio de transporte eficaz y rápido, además de ecológico, sería maravilloso, pero no sé si el Tren Maya será todo eso. Las alternativas existen pero hacer el tren no es tan fácil como sólo hacer un trazo. Toda esta zona de la península es privilegiada por la naturaleza y no ha sido completamente apreciada como se debe. Hay que iniciar, pienso, con estudios de impacto ambiental válidos que incluyan la exploración subterránea. La última palabra o decisión debería estar en manos de la gente que entramos y vemos cómo están las cosas bajo tierra. Entre Playa del Carmen y el sur de Tulum hay un verdadero laberinto de sistemas de cuevas inundadas que no tenemos idea de cómo serán afectadas por el tren; o cómo es que este sistema afectará al tren mismo; cómo se va a proteger la tierra y cómo se protegerá a la gente que va a usar ese tren.
¿Cuál es el sentir de la gente en la región maya?
Están preocupados por la falta de información. Se cuestiona bastante la construcción del proyecto al grado de satanizarlo. Pero la gente, toda, no opina a partir de información sino de desinformación. Por eso mismo los encargados del tren deben informar objetivamente todas las problemáticas. No tengo conocimiento si es que existe un conflicto entre las comunidades y el gobierno. No obstante hay gente que tiene fe en el tren porque cree que se va a beneficiar. Como académico y científico debo ser neutro y valorar los datos, pero si no tengo datos no sé que puedo valorar. Las poblaciones dicen: ojalá que pase el tren para que nos beneficiemos, pero no saben cómo los ayudará el proyecto, únicamente piensan en qué se podrá tal vez generar dinero. Otros habitantes hablan de la destrucción de la selva. Los encargados del Tren Maya me han dicho que la construcción del proyecto será sobre vías existentes entre Campeche y Yucatán; también se me ha informado que de Izamal a Cancún se utilizarán los tramos carreteros, aun así ni siquiera sabemos encima de qué sitios de interés arqueológico pasa la propia carretera.
¿Qué ocurrirá con los mantos acuíferos de la región?
El gran acuífero maya es un sistema muy vulnerable, bastante frágil. El incremento urbano se ha dado bastante rápido y sin control. Ha beneficiado a mucha gente, claro, pero también ha perjudicado al medio ambiente. Si a eso aunamos la construcción ferroviaria que generarán poblaciones satélites deberíamos de preguntarnos cómo se mitigarán los efectos de tener poblaciones activas alrededor del tren. No se ha dicho cómo se impactará el acuífero, no se nos ha dicho cómo serán estos polos de población y con qué número de personas ni cuánto incrementará el agua residual y los desechos. Como dije al principio, no sabemos nada porque no existe claridad absoluta del proyecto del tren.
FOTO: Recorrido por los cenotes del gran acuífero maya./ Phillip Leman