Homenaje en Barcelona: el Bolaño más íntimo
POR MACARENA GARCÍA
(Nota publicada el 10 de marzo de 2013 en el diario chileno El Mercurio / GDA)
Barcelona.- Archivo Bolaño reúne libretas, fotos, cartas, apuntes, textos inéditos y más, un exquisito acceso a la trastienda del autor. Su viuda, Carolina López, dice que su principal motivación fue mostrar cuánto trabajó Roberto para convertirse en Bolaño.
Confiesa que esto la pone muy nerviosa. Hoy ha sido la primera vez que Carolina López se ha enfrentado a una conferencia de prensa. Dice que lo hace porque tiene que hacerlo, porque esta exposición fue su idea y les toca -mira a sus hijos, Lautaro (22) y Alexandra (11)- dar la cara. Le toca. Hasta ahora sólo ha hablado una vez con la prensa, en una entrevista a un diario catalán hace ya tres años. Pero la prensa -y el comidillo literario- sí que han hablado de ella. Que si hace bien publicando los inéditos, que si la mueve el lucro, que si no estaban ya separados cuando él murió, que por qué cambió a Carmen Balcells -la agente de Bolaño de toda la vida- por Andrew Wylie -un agente que regularmente recibe el apodo de El Chacal, un hombre temido por los editores. López no sale a contestar, pero añade otra: “que si hay un negro que escribe los libros. Bueno, aquí están los manuscritos”.
Van 10 años sin Bolaño. Diez años en que pasó de ser un gran escritor latinoamericano a el gran escritor latinoamericano. Un nuevo Borges. “El autor por el que todo escritor latinoamericano debe pasar”, resume Juan Insua, el curador de la exposición.
A los 45 años publicó la laureada Los detectives salvajes y murió cinco años más tarde, ad portas de la publicación de 2666 y de las traducciones al inglés que lo transformaron en el autor que todo lector dice haber leído. “La eclosión de Roberto en lengua inglesa nos cayó en un mal momento a mis hijos y a mí”, dice Carolina, “porque él no estaba y nosotros difícilmente nos podíamos involucrar en la promoción”.
Bolaño se hizo mito. Sus novelas aparecieron con fotos de los 70 y se vendió la historia de un beatnik latinoamericano que habría viajado por tierra desde México a Chile para participar del socialismo de Allende, habría estado preso y años más tarde ingresaría en una clínica a rehabilitarse de una adicción a la morfina. El cómo se creó ese mito será madeja a desentrañar por sus futuros biógrafos.
Archivo Bolaño puede ser leída como una muestra contra el mito. “Me interesaba mostrar el trabajo. Reivindicar el esfuerzo y el trabajo, la pasión con la que entregó su vida a esto”, dice López. Dice también que contabilizaron más de 14 mil páginas escritas y que catalogar sus escritos le ha tomado siete años. “La gente piensa que Bolaño andaba por allí escribiendo con su mochilita, pero la realidad es muy distinta”.
La muestra se centra en su vida en Cataluña y se divide en tres etapas: los tres años que vivió precariamente en Barcelona (en un departamento que no tenía ni ducha), los cuatro que pasó en Gerona, aislado de cualquier escena literaria, y los 18 últimos en el pueblo costero de Blanes, donde se casó y tuvo dos hijos.
Mucho se ha hablado -habló Bolaño mismo- de la multitud de oficios extraliterarios que desarrolló antes de lograr asentarse como escritor. No habrían sido tantos. Fue, sí, vigilante nocturno de un camping, como su alter ego Arturo Belano, y se exhiben ahora las libretas que escribía por la noche donde dice que está cabreado de que los turistas italianos le hablen en inglés. López dice que le conoció poco después que dejar se ese trabajo, en 1981, y que desde entonces -aparte de dos días en los que intentó ser mayordomo- sólo trabajó en una tienda de bisutería que instaló su madre en Blanes. “No diré (que vivíamos) en pobreza, porque pobreza es hambre, pero sí con poco dinero”.
Ella, en tanto, trabajaba, y trabaja, como profesora. Insiste en ello. En que es una persona común y corriente que tuvo que pedir permiso en el trabajo para inaugurar la exposición. Que sólo tiene 22 días libres al año y que le cuesta encontrar el tiempo que requiere gestionar el legado de Roberto. Que ella no es una viuda de escritor. “Mi trabajo es vocacional: ¡me gusta! Si hubiese sido otra mujer, Roberto no se hubiese casado conmigo. Roberto nunca, nunca tuvo como pareja a un florero. Si no ejerces de esposa de… tampoco ejerces de viuda de…”.
La exposición también intenta desmitificar a Bolaño porque en ella aparece la faceta íntima del escritor en la que mucho más que un apasionado poeta beatnik, es un padre de familia. Hay, por ejemplo, una foto de Bolaño cargando a su hija Alexandra en una de esas mochilas portabebés en Venecia (la lleva, sí, como un padre inexperto, con los tirantes demasiado largos); otra, un año más tarde, con los dos hijos frente a la pirámide del Louvre, y otra con Lautaro delante del foro romano. Vacaciones de cuando ya podían permitírselo. Carolina dice que lo de exhibir fotos no fue idea suya, que los curadores de la muestra -Juan Insua del CCCB y Valerie Miles, coeditora de Granta– se lo pidieron. Ella en un principio se negó diciendo que esas eran fotos de la familia, pero después accedió.
Dice que en esto ha aprendido mucho. Que han aprendido mucho, se corrige mirando a Lautaro, quien asiente. Hay unos cuantos textos sobre él en la exposición. “Llegará el día en que no hagamos/ tantas cosas como ahora hacemos juntos/ dormir abrazados/ cagar el uno al lado del otro sin vergüenza alguna/ jugar con la comida a lo largo del pasillo/ de nuestra casa de la calle Aurora/ Este pasillo débilmente iluminado/ que sin duda conduce al infinito”, aparece en una de las tantas libretas expuestas, esta de 1992, cuando su hijo cumplió dos años.
El aprendizaje de Carolina parece ser el de aprender a protegerse. Si en algo insiste ahora es en que no publicarán nuevos libros por el momento. En la conferencia de prensa explica que esperará primero a que se hayan hecho las traducciones a otros idiomas de los ya publicados.
Rato después, en entrevista, dice que “una cosa es el tiempo de la vida y otra cosa es el tiempo de la obra. Las decisiones las he de tomar con ellos (los hijos), y ella (Alexandra) es muy pequeñita todavía”.
Lo mismo -y quizá más- tendrá que esperar una biografía. “La vida de Roberto la tienen primero que conocer sus hijos y para eso tienen que crecer. ¿Tú crees que yo voy a ser capaz de explicársela a un biógrafo sin antes explicársela a mi hija?”.
Festín para bolañólogos
Juan Insua, curador de la muestra, dice que les movió hacer una exhibición no sólo para bolañólogos obolañistas, sino también para un público general que se pueda interesar en el universo del autor.
No se cuánto la disfrutarán los segundos -mal que mal es una exposición de textos, de libretas, de apuntes-, pero para los primeros es un completo festín. Hay joyas como una vitrina en la que aparecen dos recortes de prensa chilena que Bolaño guardó –“Un poeta chileno muerto de hambre por su mujer”, se titula uno- y páginas del cuento todavía inédito que escribió a partir de ellos.
Hay múltiples esquemas como un detallado mapa de Santa Teresa para 2666, bocetos para los dibujos de Los detectives salvajes y una página en la que hace dream teams de poetas (los latinoamericanos, los españoles, los franceses y los gringos; Nicanor Parra juega con el 10, Vallejo con el 11 y Huidobro con el 9).
Hay también cartas, entre ellas una en la que le pide perdón a Jorge Herralde por copiar líneas de La literatura nazi en América en Estrella distante -y que se exhibe acompañada de un fragmento en el que ha subrayado las líneas haciendo una contabilidad del autoplagio. Hay numerosos “escritos de vida”, poemas, autorretratos escritos, apuntes para construir personajes o tramas.
Y está, por supuesto, el “gancho” de los inéditos: 26 cuentos y cuatro novelas de los que se exhiben fragmentos. López insiste en que lo que se muestra es sólo la punta del iceberg, que el archivo es al menos cinco veces mayor de lo que se puede ver y que todavía hay una serie de cuentos y poemas que han rescatado del computador de Bolaño que no han sido catalogados. Dice que esta es una primera aproximación al archivo y que el siguiente paso será una evaluación profunda del valor literario de estas piezas.
En la muestra aparece la faceta íntima del escritor, en la que mucho más que un apasionado beatnik, es un padre de familia.
(Archivo Bolaño se exhibió del 5 de marzo el 30 de junio en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Después viajaría a Nueva York y más tarde a Madrid (hacia fines de 2014). A modo de catálogo, se editó un libro con textos de los escritores Javier Cercas, Enrique Vila-Matas y Antoni García Porta; la poeta Bárbara Olvido García Valdés; la crítica literaria chilena Patricia Espinosa; la primera editora de Bolaño en inglés, Barbara Epler, y los curadores de la exposición Juan Insua y Valerie Miles.)
*FOTOGRAFÍA: Roberto Bolaño/Especial.
« Archivo Bolaño 1977-2003, festín para lectores Arte inspirado en Bolaño »