José Bosch, el compañero de Octavio Paz que no murió en el frente

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“Tenso siempre a punto de saltar”, describió Octavio Paz a este inmigrante español anarquista, compañero de la Secundaria Tres de la Ciudad de México, a quien dio por muerto en un poema. “Nos enseñó a desconfiar de la autoridad y del poder; nos hizo ver que la libertad es el eje de la justicia”, escribió. Seguimos la pista de este misterioso personaje que, tras ser deportado, se enlistó en las filas de la resistencia republicana

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POR ÁNGEL GILBERTO ADAME

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La convicción se llamó España –la leal, la popular–;

la amistad se llamó José Bosch”

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Octavio Paz confesó que su aproximación a la historia y a la política la vivió siempre entre esperanzas y desilusiones, entre frenesí y desengaño. En el mismo tenor recordó que, en la génesis de su temperamento intelectual, uno de los personajes que más lo influyó fue un inmigrante español de apellido Bosch. En mi libro Octavio Paz. El misterio de la vocación, hice una semblanza de ese enigmático personaje, aunque quedaron algunos cabos sueltos. Ahora presento un trabajo más detallado, toda vez que tuve acceso a nuevos acervos que me permitieron profundizar en su biografía.

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Fue hijo de Antonio Bosch Estengó y Josefa Fontserè y Soler, ambos catalanes y campesinos. Su acta de nacimiento1 revela que su nombre completo era José Juan Bosch y Fontserè y que nació el primero de julio de 1910 en el municipio de San Felíu de Codinas. Con apenas uso de razón emigró a México. Arribó con sus padres y su hermano —un año mayor que él y con quien compartía el nombre de Juan a Veracruz el 6 de enero de 1913, a bordo del barco Alfonso XII de la compañía Trasatlántica.

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Aunque Paz aseguró que el padre de Bosch había formado parte de la Federación Anarquista Ibérica, la fundación de ésta no tuvo lugar sino hasta 1927, cuando la familia ya tenía más de una década asentada en territorio mexicano. Lo cierto es que Antonio Bosch perteneció a la Confederación Nacional del Trabajo fundada en Barcelona en 1910, asociación radical que convocó a una huelga general al año siguiente, lo que generó la ilegalización del movimiento y un sinnúmero de detenciones.

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Guillermo Sheridan2 refiere que Antonio Bosch era propietario de “un pequeño negocio de distribución de leche en el centro”. Vivían en Iztapalapa, por lo que es presumible que José Juan cursara su educación primaria en las inmediaciones del hogar familiar, que estaba ubicado en la esquina de Héroes de Churubusco con Miravalle número 27.

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Paz afirmó que se conocieron en 1929, mientras cursaban el tercer año en la Secundaria Tres, donde compartieron pupitre y Bosch exhibió su beligerancia contra todo signo de autoridad. Pese a mis esfuerzos, no pude obtener información sobre su desempeño en la Administración Federal de Servicios Educativos del Distrito Federal:

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La Coordinación Sectorial de Educación Secundaria reporta que no es posible remitir el expediente académico del C. Bosch Fontserè, toda vez que el Archivo del Departamento de Control Escolar, no cuenta con resguardos de expedientes personales de los alumnos, salvo los que tienen las propias escuelas y debido a que la Escuela Secundaria General N° 3 “Héroes de Chapultepec” fue dañada en su totalidad en el sismo ocurrido el 19 de septiembre de 1985, los expedientes académicos de los alumnos inscritos en esa Institución, se perdieron en los escombros.

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La descripción que Paz hizo de Bosch asienta el perfil subversivo del joven catalán: “no muy alto, frágil pero huesudo, las manos grandes y rojas, tenso siempre como a punto de saltar, el pelo rubio y lacio, pálido y ya con unos cuantos pelos en la barba, los ojos vivos y biliosos, la nariz grande, los labios delgados y despectivos, la mandíbula potente, la frente amplia”.3 Para completar el cuadro, añade:

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Era un muchacho tres años mayor que yo […]. Su edad, su aplomo y su acento catalán provocaban entre nosotros una reacción ligeramente defensiva, mezcla de asombro y de irritación. A él le debo mis primeras lecturas de autores libertarios. Yo le prestaba libros de literatura –novelas, poesía– y unas cuantas obras de autores socialistas que había encontrado entre los libros de mi padre.4

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Fue a consecuencia de la admiración pueril de sus compañeros que Bosch se convirtió en una suerte de mentor en la militancia comunista, pues además de provocador lucía sus dotes en el atletismo. El testimonio de Paz es esclarecedor: “nos enseñó a desconfiar de la autoridad y del poder; nos hizo ver que la libertad es el eje de la justicia. Su influencia fue perdurable: ahí comenzó la repugnancia que todavía siento por los jefes, las burocracias y las ideologías autoritarias”.5 Rafael Solana también se sintió atraído por el icónico disidente español:

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No fue sino al término de mi niñez y principio de mi adolescencia cuando vi la cara de un auténtico hombre de izquierda: se llamaba Juan o José Bosch, del nombre de pila no me acuerdo, y por algún quebranto de la disciplina fue expulsado de la escuela secundaria en que yo estudiaba: la Tres, que fue poco más tarde cuna de presidentes y era un plantel excelente. Creo que era amigo de Octavio Paz, aunque mayor que nosotros; nos escandalizábamos los más chicos al ver a Bosch pasear insolentemente frente a las rejas del edificio del que se le había proscrito, y se paseaba ¡fumando!6

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La anualidad en que fraguaron amistad marcó un hito en la historia institucional del país. Las reformas educativas que pretendían asimilar el sistema de enseñanza estadounidense en México fueron mal vistas por el estudiantado, que día con día ganaba mayor protagonismo en la esfera política. El nuevo programa proponía que el bachillerato se cursara en tres años y no en dos como venía haciéndose. Muchas agrupaciones estudiantiles se unieron bajo la consigna de impedir las iniciativas de la Secretaría de Educación; gracias a esa cohesión se creó un frente común que exigió la participación de los colegiales en las decisiones gubernamentales en materia académica.

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La vuelta al país de José Vasconcelos fue un acicate para la combatividad juvenil, pues abrió la herida mesiánica de un sistema que se presumía democrático. Fue en esa efervescencia que la Secundaria Tres se adhirió a los planteles que respaldaron la pugna estudiantil que tenía, entre otros objetivos, la autonomía de la Universidad. Además de las demandas colectivas, los coetáneos de Paz tenían sus propias quejas a la administración de su institución, pues acusaban al director, Juan G. Holguín, de haber desconocido a la Sociedad de Alumnos y de prohibir la adscripción de ésta a la Federación Estudiantil Mexicana,7 organización que buscaba canalizar las inquietudes e inconformidades surgidas desde la educación media hasta las facultades.

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Una nota aparecida en El Universal el 5 de mayo de 1929 reportó que Heriberto Vidales y José Bosch, identificados respectivamente como presidente de la Sociedad de Alumnos y representante de la Federación Estudiantil, habían sido expulsados por sus constantes incitaciones al paro de labores. La Prensa publicó un breve párrafo en el que se leyó: “[La expulsión] se debe a que al director de la escuela, señor Holguín, no le pareció bien que se le hiciera ver la irregularidad que había en su disposición de expulsar los lunes a todo aquel alumno que no llevara la cuota de diez centavos semanal para la caja de ahorros. Dichos alumnos hicieron esa justa observación por ser los directores de la sociedad de alumnos de la escuela, con cuya integración tampoco quiere estar de acuerdo el señor Holguín.”8

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El director, en el afán de acallar los ecos políticos, aclaró:

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El joven Bosch no salió electo para ningún cargo de la Directiva de la Sociedad de Alumnos, como puede verse fácilmente en las planillas roja y azul que jugaron en la elección. Su separación de la Escuela se debió a que fue inscrito PROVISIONALMENTE mientras concurría el padre o tutor a legalizar su inscripción y no habiéndolo hecho dentro del plazo reglamentario simplemente se le canceló su matrícula, sin que haya pagado un solo centavo por la colegiatura correspondiente.9

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Uno de los máximos líderes juveniles, Alejandro Gómez Arias, desmintió los motivos para la expulsión de los muchachos indicando que la causa real fue su apoyo al movimiento por la autonomía. Algunos otros afirmaron que existía una animadversión personal entre el director y Bosch.10 Estos acontecimientos se sumaron al clima general de descontento que desembocó en una huelga que paralizó todas las instituciones educativas de la capital por casi dos meses, pues se esperaba una depuración del sistema de enseñanza en favor de las demandas estudiantiles. Paz, con apenas quince años, participó activamente, era miembro de la sociedad de alumnos de su escuela y contribuyó al entorno de agitación e indisciplina.

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El 23 de mayo tuvo lugar una confrontación en las inmediaciones de Jurisprudencia, tras lo cual se dio a conocer una lista de 24 detenidos en la que apareció Bosch. Aunque los arrestados quedaron en libertad casi de inmediato por orden expresa del presidente Portes Gil,11 en torno al catalán surgieron rumores que lo caracterizaban como una suerte de héroe del proletariado y otros que lo calificaban de “anarquista”. Roberto Atwood Cadena,12 líder y activista de la época, contribuyó a consolidar esa imagen al incluirlo entre los próceres de las protestas.13

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Después de arduas negociaciones, los planteles se alistaron para volver a clases. Las secundarias lo hicieron hasta el 19 de julio,14 pues el grupo de Bosch y Paz exigía la renuncia del director Holguín, quien explicó las causas de su dimisión: “Durante […] el movimiento que acaba de pasar luché por tres ideales: una juventud mejor, empapada en los más sanos principios de moral y de educación del carácter, el apartamiento de mis alumnos adolescentes de la Federación Estudiantil, cuyos intereses de hombres son muy distintos de los de aquéllos, y la independencia de las escuelas secundarias respecto de la Universidad. Esta lucha me ha originado malas voluntades”.15

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Una vez reanudadas las actividades, el jefe del Departamento de Escuelas Secundarias ratificó la expulsión de Bosch. La noticia cayó como chispa en un polvorín y movilizó a todos los comités de las secundarias, por lo que el secretario de Educación no tuvo opción y ordenó la readmisión del español.16 Paz recapituló sobre esta cadena de acontecimientos:

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Intentamos sublevar a nuestros compañeros y los incitamos a que se declarasen en huelga. El director llamó a la fuerza pública, cerraron la escuela por dos días y a nosotros nos llevaron a los separos de la Inspección de Policía. Pasamos dos noches en una celda. Una mañana nos liberaron y un alto funcionario de la Secretaría de Educación Pública nos citó en su despacho y nos recibió con un regaño elocuente; nos amenazó con la expulsión de todos los colegios de la República e insinuó que la suerte de Bosch podía ser peor, ya que era extranjero.17

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Haciendo caso omiso de las sanciones y las advertencias que pesaban sobre él, Bosch continuó con su conducta desafiante. Poco después, protagonizó un incidente que encendió los ánimos en contra del profesor de inglés, Carlos Gómez Roberts. Todo se debió a que Bosch cambió de lugar en el aula sin autorización, lo que derivó en una discusión que concluyó entre empellones y con el maestro propinando un golpe al muchacho en el pómulo izquierdo.18 Una vez que el asunto se expuso ante las autoridades, se determinó que los dos fueran suspendidos mientras se seguían las investigaciones para deslindar responsabilidades, de lo que resultó que ambos se habían agredido.19 Los simpatizantes comunistas quisieron organizar una nueva huelga en apoyo a su compañero, mientras que los opositores, hartos de él, celebraron una asamblea en la que determinaron continuar con los cursos al grito de “¡Abajo Bosch!”.20 Paz se mantuvo al margen y firmó un documento –primero del que se tiene constancia que haya suscrito- en el que abandonaba su puesto en la mesa directiva21 y se comprometía a concentrarse en sus estudios.

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Bosch fue dado de baja de manera definitiva y se le mantuvo bajo vigilancia secreta por parte de Gobernación. En el informe que rindió el “Agente Núm. 26”, encargado de seguirlo, se lee: “Durante los días que he estado vigilando al mencionado estudiante, sus actividades las ha estado dedicando a hacer labor de agitación entre elementos estudiantiles, buscando apoyo entre ellos, para conseguir volver a la escuela de la que fue expulsado […]. El estudiante Bosch es de temperamento inquieto, de ninguna disciplina en la escuela y de tendencias desordenadas”.22

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A finales de 1929 se fundó la Unión de Estudiantes Pro-Obrero y Campesino (uepoc), iniciativa impulsada por el Ejecutivo y encabezada por Atwood. Entre los propósitos de la organización se encontraba el mejoramiento social y económico del país a través de la difusión de la llamada “cultura general”, por medio de la impartición de materias como geografía, civismo, historia, lengua, higiene, entre otras. Su lema era “Laboremos por el espíritu de la patria”, y sus integrantes asumían que la juventud era un símbolo de renovación y esperanza en la pugna contra la ignorancia y la miseria.23

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Bosch aún provocaba expectación en las juventudes de izquierda por lo que fue invitado a participar en la UEPOC pese a haber dejado trunca la secundaria; incluso se le concedió el nombramiento de Jefe de Propaganda y Organización. Aunque sus funciones no estaban delimitadas, una de ellas era hacerse cargo del instrumento de divulgación, una pequeña revista llamada Indoamérica.

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Paz ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria en 1930, se sumó a la UEPOC y se reencontró con Bosch, quien pasaba los días instalado en una covacha que servía para las reuniones y “discutía incansablemente con las dos corrientes que empezaban a surgir del derrotado vasconcelismo: la marxista y la que después se expresaría en Acción Nacional, el sinarquismo y otras tendencias más o menos influidas por Maurras y por Primo de Rivera”. Puntualizó también que su radicalidad ideológica ya “no lograba convencer a nadie” y que “paulatinamente se fue quedando solo”.24

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Pese a que su popularidad había decaído, el 20 de febrero de aquel año Bosch participó en una velada literaria que organizó la UEPOC con el fin celebrar el ingreso, como miembros honorarios, de Emilio Portes Gil y Ezequiel Padilla. Éste fue el programa de actividades:

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I.- Pieza de piano por el señor Manuel Michaus. II.- Poesía por el señor José Bosch. III.- Alocución por el señor Enrique Ramírez y Ramírez. IV.- Palabras por el obrero Enrique G. Suzán. V.- Discurso pronunciado por el señor Vicente Lombardo Toledano. VI.- Entrega de diploma a los miembros honorarios. VII.- Canto por la señorita Ana María Romero. VIII.- “Nuestra labor social”, por el señor Enrique González Rubio. Discurso por el señor Horacio Zúñiga.25

Nuevos conflictos estudiantiles amenazaban la aparente calma en que inició el ciclo escolar. Bosch tenía la esperanza de reincorporarse y concluir la educación media, sin embargo, la nueva administración no cedió a sus intenciones, a pesar de la presión que ejercieron sus compañeros.26

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Luego, el 22 de abril, un grupo de jóvenes estadounidenses concurrió al salón de actos de San Ildefonso a presenciar un festejo organizado con motivo de su visita a la capital. Las actividades del día incluyeron una exhibición de baile folclórico y una sesión de lectura en voz alta de poemas de Díaz Mirón y de López Velarde; por último, se convocó a Alejandro Carrillo Marcor para que pronunciara un discurso en inglés sobre la Revolución Mexicana. Paz anotó al respecto:

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Aplaudimos los cantos, los bailes y los poemas pero, ante el asombro de nuestros visitantes, interrumpimos al orador al poco de comenzar. […] Nuestra cólera era espontánea y no obedecía a ninguna táctica ni consigna. […] Bosch, encaramado en una silla, se agitaba y pronunciaba un discurso que nadie oía. Al fin, en un momento de silencio, uno de nosotros, que también hablaba inglés, pudo hablar y explicar a los norteamericanos la razón del escándalo: los habían engañado, México vivía bajo una dictadura que se decía revolucionaria y democrática pero había hipotecado y ensangrentado al país.27

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La interrupción provocó que el gobierno amonestara a la preparatoria. Carrillo Marcor dijo:

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Como era lógico, mi intervención debería ser en inglés. Carecía de sentido hacerlo en español, lengua que ellos desconocían. En el momento en que yo estaba perorando interrumpieron algunos alumnos de la uepoc; jefaturados por Roberto Atwood, argumentando que “no querían pochos en México”. Se canceló el acto y con ello la oportunidad de informar a los jóvenes norteamericanos ahí presentes el valor histórico de nuestro movimiento social.28

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Los medios identificaron a José Bosch y a Manuel Sánchez Hernández como los principales alborotadores.29 Paz manifestó que al término de la ceremonia acudieron agentes encubiertos quienes, confundidos entre la multitud, tenían la misión de aprehender a los cabecillas. Al día siguiente, apareció una nota que reprobó la conducta de los bachilleres: “Si por menos no ha faltado motivo para denigrarnos como ‘México Bárbaro’, ¿qué podríamos decir en nuestra defensa cuando no en los campos o las aldeas, sino dentro de la Universidad se dan tales escándalos de lesa educación? ¿Qué disciplina ética y qué clase de civismo han recibido los jóvenes de que se trata?”.30

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Bosch fue detenido posteriormente en la calle de Justo Sierra31 y se le acusó de sedición y “de hacer labor comunista”.32 Cabe recordar que en el México de 1930 las autoridades temían al creciente poder del Partido Comunista, integrado por nacionales y extranjeros, por lo que muchos migrantes fueron perseguidos sin importar si los cargos que se les imputaban eran comprobables. La cacería de brujas se prolongó hasta 1932 y culminó con la creación, ese mismo año, del Registro Nacional de Extranjeros.

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Gracias a la intercesión de Dolores Berriozabal, dueña de una de las haciendas más importantes de Iztapalapa y amiga de los padres de Bosch, se tomó la determinación de sacarlo de cárcel a cambio de su deportación, misma que tuvo lugar el 19 de mayo de 1930, a bordo del “Río Pánuco”:

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Hoy fue expulsado […] de la República el estudiante español José Bosch, que fue uno de los principales instigadores de las descortesías e inconsecuencias que se cometieron a los estudiantes de Oklahoma que visitaron la Universidad Nacional de México. Bosch se distinguió también en otros motines estudiantiles, instigados por comunistas. Se guardó reserva acerca de su expulsión, con el afán de evitar cualquier excitación estudiantil. Se dirige el expulsado a Vigo.33

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Apenas vuelto a su patria, se entregó a una rutina de bohemia y vagancia. Informes de Gobernación fechados en 1931 consignan sus intentos por volver a México. El 26 de junio El Universal publicó que la UEPOC estaba “gestionando intensamente […] que sea revocado el acuerdo en virtud del cual fue expulsado de nuestro país el estudiante José Bosch”.34 Para el 3 de julio, el profesor Francisco Veyro envió un documento a la presidencia en el que advertía las inconveniencias de su regreso:

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[Bosch] estuvo sostenido siempre por el Lic. Portes Gil y cuantas veces se le expulsaba otras tantas era readmitido por órdenes directas del citado Lic.- Ha sido expulsado de México, España, Francia, Alemania […]. Es preciso que usted no se deje sorprender, pues BOSCH NO DEBE REGRESAR […] si no quiere usted tener serios dolores de cabeza con los estudiantes, a quienes no se puede castigar con dureza.

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Josefa Fontserè suplicó a Pascual Ortiz Rubio le retirara la sanción a su hijo, aunque no recibió respuesta. El retorno de Bosch a la península significó también su vuelta al activismo. El Luchador lo incluyó entre los fundadores de Nueva Juventud en Bellpuig, Lérida, el 29 de enero de 1932. Los objetivos de la agrupación eran afines a los que había suscrito en la Ciudad de México: “elevar la mísera condición social en que se vivía, combatir el estado de ofuscamiento y decaimiento moral en que se halla la humanidad y especialmente la clase campesina y obrera”;35 su encomienda era crear y conservar el acervo bibliográfico.

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El 23 de enero del año siguiente, la Hoja Oficial de la Provincia de Barcelona36 reportó su asistencia al treintavo aniversario de la Juventud Radical Republicana del distrito segundo, en el que tomó la palabra. Por otra parte, la Gazeta de Madrid del 2 de agosto registró: “Por el presente, se cita y se llama a Antonio Bosch Estengó, de cincuenta años de edad, casado, natural de San Felíu de Codinas, y que actualmente se encuentra en América, a fin de que comparezca en este Juzgado […] en su calidad de padre y legal representante de su hijo, menor de edad, José Bosch Fontserè […] Dado en Villanueva y Geltrú, a 22 de junio de 1933”.37

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Paz sostuvo que el catalán entabló correspondencia con sus amigos mexicanos, a quienes confesó que no logró continuar sus estudios ni conseguir trabajo, que hizo un viaje a París movido por el deseo de entrevistarse con Vasconcelos, que no fue recibido y que volvió a España derrotado y sin dinero, hasta que se enlistó en las filas de la resistencia republicana. En una entrevista televisiva de 1984, el poeta comentó:

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Cuando estaba la Guerra de España, el periódico El Nacional publicaba listas de […] muertos en el frente de Aragón […]. Y claro, un buen día […] uno de mis amigos dijo: “Leí ayer que José Bosch murió combatiendo en el frente”. Y esto para mí y para mis amigos, para todos nosotros, fue una especie de bautismo de sangre. Ya no solamente teníamos un líder, un guía, un iniciador, un profeta, […] sino una víctima, un mártir.

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En su honor, dijo, escribió un poema que tituló Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón. Sin embargo, en la edición de su poesía completa, hace alusión a un último encuentro con Bosch, cuando acudió al Segundo Congreso de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura celebrado en 1937. Quizá José Juan se enteró de la estancia Paz en Barcelona porque días antes lo había escuchado recitar en un programa de radio auspiciado por el Frente Popular:

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Yo recuerdo tu voz, tu duro gesto,

el ademán severo de tus manos.

Tu voz, voz adversaria,

tu palabra enemiga,

tu pura voz de odio,

tu frente generosa como un sol

y tu amistad abierta como plaza

de cipreses severos y agua joven.

Tu corazón, tu voz, tu puño vivo,

detenidos y rotos por la muerte.38

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Paz relató que el 7 de octubre de aquel año, en una lectura celebrada en el Palau de la Música Catalana:

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Llegó mi turno: me levanté, saqué el poema de mi carpeta, avancé unos pasos hacia el proscenio y dirigí la vista hacia el público: allí, en primera fila, estaba José Bosch. […] A la salida, en la puerta del auditorio, […] vi caminar hacia mí un bulto negro que me dejó un papel entre las manos y desapareció corriendo. […] Eran unas líneas garrapateadas por Bosch: quería verme para hablar a solas. […] Adiviné en la confusión de su relato que había participado en la sublevación de los anarquistas y del POUM del primero de mayo de 1937 y que por un milagro había escapado con vida. […] Le dije que esa misma semana me iría de España. Me contestó: “Dame el número de tu teléfono, te llamaré mañana por la mañana” […]. Nunca más volví a verlo.39

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Elena Garro también escribió ese episodio en sus Memorias de España 1937, en las que se menciona a un hombre delirante que les pidió un pasaporte, asegurando que era perseguido por los comunistas.40 Esta vez, convencido de la muerte del camarada, las últimas estrofas de la elegía habrían removido hasta la médula del saturnal Octavio:

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Has muerto, camarada,

en el ardiente amanecer del mundo.

Has muerto cuando apenas

tu mundo, nuestro mundo, amanecía.

Llevabas en los ojos, en el pecho,

tras el gesto implacable de la boca,

un claro sonreír, un alba pura.

Te imagino cercado por las balas,

por la rabia y el odio pantanoso,

como relámpago caído y agua

prisionera de rocas y negrura.

Te imagino tirado en lodazales,

sin máscara, sonriente,

tocando, ya sin tacto,

las manos camaradas que soñabas.

Has muerto entre los tuyos, por los tuyos.41

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El nombre de Bosch, sin embargo, no aparece en las relaciones de muertos de la Guerra Civil que ha venido actualizando el gobierno español. Antonio Rivero Taravillo, en Los huesos olvidados, sospecha que pudo haber desaparecido y muerto al día siguiente de su entrevista con Paz, o apenas unas semanas más tarde, en una redada contra simpatizantes trotskistas ocurrida el 23 de octubre de 1937.

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Después de entrevistarme con los familiares de José Juan Bosch, descubrí lo siguiente: Josefa Fontserè falleció el 28 de agosto de 1943 y fue sepultada en el Panteón Español. Antonio Bosch abandonó México el 15 de julio de 1947, se reunió con su hijo y falleció el 29 de septiembre de 1957. Su hermano Juan hizo su vida en México y tuvo cuatro hijos, Carmen, Josefa, Juan Tomás y Jaime Bosch Sánchez, y al cabo de los años falleció trágicamente.42

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El mítico José Juan sobrevivió al franquismo recorriendo diferentes lugares de Europa, aunque sus sobrinos no supieron de él hasta 1975, cuando por accidente retomaron correspondencia. A lo largo de la relación epistolar, el anarquista relató su época de fugitivo, que no tuvo hijos, que a la caída del régimen dictatorial volvió a España y decidió asentarse en Barcelona, donde ejerció el oficio de ebanista. La última carta que les mandó está fechada el 20 de abril de 1991.

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Todavía en 1994, Paz recordó al chaval insurrecto que había conocido en la adolescencia: “Mis memorias están en mis poemas. Valdría la pena escribir retratos de gente que he conocido, revivir ciertos momentos. Me gustaría revivir el momento que tomé el tren de París para llegar a España en 1937, la primera noche en Barcelona. Los franquistas nos recibieron con bombas. Mis paseos por la Rambla con un amigo catalán, José Bosch, uno de mis grandes amigos en el bachillerato que desapareció en la Guerra de España”.43

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Al enterarse que Paz recapituló sus anécdotas de la década de los treinta y de su primer viaje a Europa; Bosch se dijo ofendido y traicionado, además aclaró: “Nada de amistad con Octavio Paz. Al contrario”. José Juan Bosch Fontserè falleció el 8 de noviembre de 1998, en el hospital geriátrico de Palafolls, y reposa en el cementerio de Montjuic, en Barcelona.

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FOTO: Foto grupal de compañeros de juventud de Octavio Paz. Ciudad de México, ca. 1929. Tomada del libro Octavio Paz. El misterio de la vocación, de Ángel Gilberto Adame, México, Aguilar, 2015.

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1 Ésta lleva el folio número 31 del Registro Civil de San Felíu de Codinas.

2 Sheridan, Guillermo, Poeta con paisaje, Era, México, 2004.

3 Paz, Octavio, “Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón”. Obra poética: 1935 – 1998, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, p. 774.

4 Ídem.

5 Ibídem, p. 775.

6 Solana, R., s/f. “El acta de defunción de la izquierda mexicana”, Siempre! Disponible en: http://www.reneavilesfabila.com.mx/obra/autobiografia_rene_aviles/comentario01_5.html

7 “Protesta contra el Dtor. de la Escuela Secundaria Número Tres”, El Universal, 15 de abril de 1929, p. 5.

8 “Expulsan a alumnos de la Secundaria 3 por no llevar ahorro”, La Prensa, 15 de mayo de 1929, p. 15.

9 “El director de la Escuela Secundaria No. 3 rectifica a la Federación de Estudiantes”, El Nacional, 13 de mayo de 1929.

10 “Sigue la agitación en la Secundaria 3”, La Prensa, 24 de mayo de 1929, pp. 22 y 23.

11 “Libertad de los estudiantes que fueron detenidos ayer”, El Universal Gráfico, 24 de mayo de 1929, p.2.

12 Aunque ganó notoriedad como activista en su juventud, Atwood siempre estuvo muy ligado a la Secretaría de Gobernación, incluso llegó a trabajar como agente encubierto.

13 Sheridan, Guillermo, Poeta con paisaje, Era, México, 2004.

14 “Reapertura de Secundarias”, El Universal, 16 de julio de 1929, p. 1.

15 “Renuncia del director de la Escuela Secundaria Número Tres”, El Universal, 7 de julio de 1929, p. 10.

16 “Protestas de alumnos de las escuelas secundarias”, El Universal, 21 de julio de 1929, p. 1.

17 Paz, Octavio, “Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón”. Obra poética: 1935 – 1998, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, p. 775.

18 “Alumno golpeado en el rostro por su maestro”, Excélsior, 14 de agosto de 1929, p. 4.

19 “Fue consignado el caso del alumno que fue golpeado”, La Prensa, 15 de agosto de 1929, p.4.

20 “Fracasó una nueva huelga”, El Nacional, domingo 18 de agosto de 1929, p. 1.

21 “Renunció la directiva de una sociedad de alumnos”, El Universal, 21 de agosto de 1929, p. 5.

22 “Informe de las actividades a que se dedica el ex estudiante José Bosch, de la Escuela Secundaria No. 3”, Archivo General de la Nación, 28 de agosto de 1929.

23 Estatutos de la Unión de Estudiantes Pro-Obrero y Campesino, Talleres Gráficos de la Nación, México, 1930.

24 Paz, Octavio, “Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón”. Obra poética: 1935 – 1998, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, p. 776

25 “Diversos”, El Nacional, 20 de febrero de 1930.

26 “Huelga de estudiantes”, La Prensa, 15 de marzo de 1930, p. 2.

27 Paz, Octavio, “Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón”. Obra poética: 1935 – 1998, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, p. 776.

28 Carrillo Marcor, Alejandro, Apuntes y testimonios, México, El Nacional, 1989.

29 “Homenaje que degeneró en escándalo en la Preparatoria”, El Universal, 24 de abril de 1930, pp. 1 y 2.

30 “Descortesía a los estudiantes de Oklahoma”, La Prensa, 24 de abril de 1930.

31 “El alumno antiyanqui fue aprehendido por la policía”, La Prensa, 9 de mayo de 1930, p.19.

32 “Protesta estudiantil a favor de José Bosch”, Excelsior, 11 de mayo de 1930, p. 12.

33 “Embarcó en Veracruz el representante de Rusia”. Excélsior, 19 de mayo de 1930.

34 “Se pide que vuelva al país un estudiante”, El Universal, 26 de junio de 1931.

35 “Desde Bellpuig, Lérida”. El Luchador, 29 de enero de 1932.

36 “Aniversario de la Juventud radical republicana distrito II”. Hoja Oficial de la Provincia de Barcelona, 23 de enero de 1933.

37 “Anexo único”. Gazeta de Madrid, 2 de agosto de 1933.

38 Paz, Octavio. Obra poética: 1935 – 1998, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, pp. 93 y7 94.

39 Paz, Octavio, “Elegía a un compañero muerto en el frente de Aragón”. Obra poética: 1935 – 1998, Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2014, p. 778.

40 Garro, Elena, Memorias de España 1937, Siglo XXI, México, 1992.

41 Ibídem, p. 94.

42 “Tras victimar a su amiga, de suicidó un extranjero”. El Informador, 26 de octubre de 1968.

43 “Entrevista a Octavio Paz, que cumple hoy 80 años”, La Vanguardia, 31 de marzo de 1994, p.28.

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