La fotógrafa marginada
El Franz Mayer exhibe fotos de Vivian Maier, cronista visual del siglo XX que durante años fue desconocida
POR FRIDA JUÁREZ BAUTISTA
Hoy, el nombre de Vivian Maier (1926-2009) se coloca junto al de íconos de la fotografía como Robert Frank, Dorothea Lange y Henri Cartier Bresson. No siempre fue así.
La historia de Maier es un caso inédito en la historia de la fotografía. Se trata de una mujer cuya pobreza la orilló a servir como niñera de familias adineradas en Nueva York y Chicago; una figura invisible en la sociedad. Fue en la fotografía donde Maier encontró su identidad —podría considerarse precursora de la selfie— y la libertad. En su tiempo libre se dedicó a llenarse los ojos de cultura —iba al cine y al teatro, al menos cuatro veces a la semana, y devoraba periódicos, revistas y libros— y salía a las calles a la búsqueda de imágenes, al grado de que desarrolló una intuición que le permitía prever la foto, segundos antes de que ocurriera.
“Henri Cartier Bresson es a quien hemos elegido como el gran fotógrafo del siglo XX. Con él se habla hasta la saciedad del ‘instante decisivo’. En el caso de Vivian Maier, tiene la capacidad de prever lo que va a pasar en la fracción de segundo siguiente. Para mí, Cartier Bresson se queda pequeño”, dice Anne Morin, especialista en la obra de Maier y curadora de la exposición Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa, que se presenta en el Museo Franz Mayer.}
“Esta mujer no tenía más pretensión que ser libre y usaba la fotografía como su ‘habitación propia’, para hacer un guiño a Virginia Woolf. Ella era de una clase social pobre, no tenía raíces, ni familia, ni marido, ni casa, no tenía nada. Su vida era una especie de habitación vacía. Detrás de esta habitación vacía había una pequeña puerta que ella supo abrir y que la llevaba a su habitación propia, que era la fotografía. La pobreza a la que vivió sometida, no se reveló contra ella, era nanny y servía a los demás, pero cuando hace foto es ella, es Vivian Maier”, agrega.
La obra de Vivian Maier es prácticamente nueva para el conocimiento del público, pues en vida nunca compartió sus imágenes, fue hasta 2007 que se descubrió su trabajo. En una subasta, que se hizo por falta de pago de la renta de una bodega, se vendieron unas cajas de cartón con todo el acervo de Maier por 400 dólares. En 2011 se estudió por primera vez a profundidad el acervo de Maier —Morin pasó cuatro años estudiando el acervo de 140 mil fotos, 300 películas y 20 horas de audio, así como sus peculiares colecciones de periódicos, cepillos de dientes, tickets de supermercados y boletos de cine y teatro—, lo que dio pie a la actual exposición, que traza una arquitectura de Maier y su vida llena de enigmas.
La investigación llevó a Morin a concluir que se trataba de más que una fotógrafa callejera, género por el que más se le conoce: “La fuerza de Vivian Maier se encuentra en el umbral de varios tipos de género: la foto y el cine, el estilo americano y el francés, la foto de calle y humanista”.
Más allá de los géneros, la curadora destaca que las imágenes de Maier son un testimonio digno de la contracara del “Sueño americano”, pues documenta “la clase social de los infames, de los que están en los márgenes del orden social, de los que no están destinados a ser vistos”, como ella. También concluye que es una fotógrafa de su propio territorio, ese que se conoce como la palma de la mano.
“En 1951, Vivian Maier da la vuelta al mundo, viaja de Florida a Venezuela, luego va al Tibet, China, Malasia y Egipto. Vuelve con 5 mil fotografías y en esas imágenes no encontré a la Vivian Maier que conozco y eso me hace pensar que era una fotógrafa de su territorio, del tejido de su ciudad. Cuando está fuera de su territorio no tiene la misma agudeza, no tiene la misma potencia. Los campesinos tienen un conocimiento muy intuitivo del clima, ella tenía esa misma capacidad de prever las imágenes a su alrededor”, explica Anne Morin.
La exposición Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa, que ha itinerado por París y Seúl, cuenta con 200 fotografías a color y blanco y negro, y un film de 8mm. Las imágenes datan entre 1950 y 1995, y se clasifican en temas como fotografía de calle, retratos y autorretratos, gestos, fotografía a color, el mundo de la infancia, el cine e “índices, que consiste en foto de fotos de objetos enfocados tan de cerca, que casi llegan a la abstracción”, explica la curadora. También se exhiben objetos personales de Maier, como su famoso sombrero que se ve en uno de sus autorretratos —“se ha convertido en su firma internacional”, agrega Morin—, su cámara Rolleiflex, con la que empezó a hacer sus primeras fotos, y su cámara Leica de 35mm, con la que empezó a tomar fotos a color, desde 1965.
Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa estará abierta al público hasta el 19 de mayo en el Museo Franz Mayer.
FOTO: Compuesta por más de 200 obras, Rev(b)elada. Vivian Maier, fotógrafa se ha presentado en Francia e Italia. Crédito de imagen: Franz Mayer
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