La poética de un espectador: al maestro Jorge Ayala Blanco

Ene 29 • destacamos, principales, Reflexiones • 4708 Views • No hay comentarios en La poética de un espectador: al maestro Jorge Ayala Blanco

 

Aunque Jorge Ayala Blanco se había formado como ingeniero químico, su pasión por el cine lo convirtió en el actual decano de la crítica y el análisis cinematográfico

 

POR MARICARMEN DE LARA
Una pequeña casa de la Colonia del Valle, en Adolfo Prieto 721, albergó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC). Al entrar, del lado derecho, estaba una sala de cine que servía de salón de clases de Jorge Ayala Blanco, el incansable maestro de más de 50 generaciones, quien se incorporó al CUEC de una manera singular: al inscribirse como alumno, terminó siendo el maestro.

Llegó a la primera sede del CUEC con la idea de tomar cursos. Venía con la formación de ingeniero y con una pasión paralela que lo convirtió al poco tiempo en uno de los críticos más sobresalientes, por su profundo conocimiento cinematográfico. Esta pasión se convirtió en su quehacer principal.

 

En 1964, al ser un cinéfilo erudito, la directiva del CUEC lo invitó a impartir clases. Hoy, a punto de cumplir seis décadas de ejercicio docente, Ayala Blanco se mantiene en la Universidad como profesor de tiempo completo y como investigador.

 

El maestro recibía a los alumnos de generación con la clase de Historia y análisis de lenguaje cinematográfico. Más adelante, nos impartía Análisis de estilos cinematográficos; varios años después, incorporó la materia Análisis del documental contemporáneo, de la que seguramente yo hubiera sido una apasionada seguidora.
La clase consistía en ver la película y, por supuesto, concentrarse en el lenguaje y la narrativa. Hacía el análisis como si fuera una minuciosa disección de elementos, desde el guión y la resolución en cámara o puesta en escena hasta la estructura, la filmografía y la biografía de quien hubiera hecho la película. Lo más importante, sin embargo, era el sentido de la narración y la interpretación elaborada desde la filosofía, el relato, el contexto histórico y los elementos que tomaba en cuenta el autor o la autora para contar la historia.

 

Jorge tiene una memoria impresionante, es un erudito en el tema. Una de las cosas más interesantes, es el análisis: Ayala nos enseñó a ver, a preguntarnos dónde está la cámara, cómo es la narrativa, cómo se traslada la interpretación de un guión a la pantalla (“desbordándolo”, decía él: ir más allá de la realización de una película). Además, y porque su documentación era exhaustiva, su clase abarcaba el descubrimiento de las vicisitudes de muchos personajes.

 

Con él recorrimos desde Griffith hasta Kurosawa. Al ser uno de los críticos que asistía a los festivales (que iniciaron hace ya 40 años en Europa, como el de Berlín), siempre llegaba con las actualizaciones, las visiones, las películas más recientes y las anécdotas. En aquellas épocas, sin internet, ese despliegue testimonial se convertía en nuestro asombro y nuestra apasionada admiración.

 

En lo que a mí corresponde, fueron las cineastas alemanas las que me dejaron una profunda huella y una profunda enseñanza: Ula Stöckl, Margaret Von Trotta y Helma Sanders, entre otras. También el cine checo (Vera Chytilová) y el cine de la entonces Unión Sovietica, como Andréi Tarkovski. Jorge pasaba la película, iba comentando sobre la manera en que estaba realizada, en esa época era imposible detener la proyección, ahora elige fragmentos los detiene y va haciendo observaciones, pero el método de enseñanza no cambia, nos brindo un amplio panorama, la historia del cine mundial ,su análisis y asombrarnos como parte del conocimiento.

 

Ayala es un erudito cuya amplia visión le permite asumir el arte cinematográfico como punto de partida para la reflexión y el cuestionamiento. Por supuesto, sus textos de cine y sus análisis como investigador son magistrales.

 

Premio Universidad Nacional 2006, el maestro Ayala fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1965-66). Su pasión y sus análisis certeros han sido el gozo de muchas generaciones y lo han convertido en el mentor de muchos de los críticos y analistas de este país: sin proponérselo, ha creado escuela y un amplio reconocimiento de sus colegas, a quienes cita generosamente en sus textos.

 

Es, para nuestra fortuna, maestro decano en el CUEC, ahora ENAC, y cumple con extraordinaria disciplina su compromiso como investigador. Es el único integrante del SNI de la escuela. ¡Ya debe ser emérito de la UNAM!

 

Su método, su lenguaje y su estilo general revelan la minuciosa elaboración de la representación cinematográfica en sus variadas formas: la cita, la ficha técnica, la filmografía que antecede la obra, el conocimiento de la obra que analiza y disecciona… El cine es el punto de partida de su hacer y su quehacer desde la palestra de la enseñanza, junto a la poética que imprime en muchas de sus observaciones.

 

A lo largo de los años, Jorge Ayala Blanco ha ido ampliando su labor como maestro universitario: no sólo imparte en la ENAC, también da conferencias y seminarios en distintas escuelas y facultades de la UNAM (1); participa en distintas comisiones dictaminadoras de la UNAM y en actividades culturales (2), ha impartido clases y conferencias de posgrado y su voz se escucha nítida y fuerte en la vida estudiantil universitaria. Ha incidido en la formación de la crítica cinematográfica y de la investigación, como puede constatarse en los volúmenes del Abecedario cinematográfico.

 

El rigor de la información que expone en clase, su estilo sarcástico y el desbordamiento de su pasión, lo han hecho uno de los preferidos y un obligado referente en la ahora Escuela de Cine de la UNAM, alguien que ha dejado una huella indeleble en su obra y su quehacer como Universitario.

 

Notas

1.Como en la facultad de Filosofía y Letras y de Ciencias Políticas.

 

2. Como en el FICUNAM

 

FOTO: Becarios del Centro Mexicano de Escritores (1965-1966). De pie: Raúl Navarrete, Domingo Miliani, Ernesto Rangel Domene, Jorge Arturo Ojeda, René Avilés Fabila, Sergio Mondragón, Jorge Ayala Blanco y Leopoldo Ayala; sentados: Juan Rulfo, Felipe García Beraza, Francisco Monterde, Margaret Shedd, Juan José Arreola y Marcela del Río /Crédito: Archivo Jorge Ayala Blanco.

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