¡Los 90 de Elenita! El esnobismo al revés de Elenita

May 21 • destacamos, principales, Reflexiones • 1270 Views • No hay comentarios en ¡Los 90 de Elenita! El esnobismo al revés de Elenita

 

La autora evoca momentos significativos de su amistad con Poniatowska, a quien considera su maestra de vida

 

POR ROSA NISSÁN
¿Te acuerdas, Elena? ¿De nuestras comidas de fin de año en Cuernavaca en la casa de Alicia Trueba?

 

¿Te acuerdas que un día pasé por ti y tenías mucha calentura? Subí a verte a tu cuarto. Estabas con tu pijama de peluche color rosa con azul. Parecías un muñeco de peluche de los de mis hijos.

 

¿Recuerdas, Elena? Teníamos que ir a Cuernavaca, dijiste, sólo que me lleves así Rosca, contestaste con voz apagada.

 

Cuando llegamos, me regañaron las compañeras. ¡Qué bárbara Rosca, cómo la trajiste así!

 

¿Recuerdas, Elena, cuando fuimos en Pullman a Guadalajara? ¡Ay, qué bonito era viajar en tren! Cómo pudimos permitirle a Fox que los quitara. Te pusiste tubos creyendo que ya íbamos llegando, pero llevábamos más de una hora en Lechería atrancados.

 

¿Te acuerdas, Ele, que después del temblor del 85, todos los días tenías gente que te esperaba en la banca del jardincito frente a tu casa, para contarte de su tragedia personal? Y tú lo escribías al día siguiente en La Jornada, claro, te pusiste muy demacrada, llevabas una pañoleta al estilo europeo, el día que te vi me asusté, yo pensé esta mujer se va a morir.

 

¿Te acuerdas cuando fuimos un día al pueblo de tu nana Magda? cuando estábamos estacionando oímos que los vecinos gritaron como en secreto: ¡ya llegó la escritora, ya llegó la escritora! Y se sintió un gran movimiento adentro.

 

¿Recuerdas que Magda salió con un niño como de ocho años y me dijo, mirándome fuerte a los ojos, yo siempre he cuidado niños, así cuidé a Elena y a Kitzia. No sé estar sin niños?

 

¿Te acuerdas que de inicio no pelaste a Marie Pierre cuando llegó al taller y luego la quisiste tanto? Creo que se debió a tus prejuicios porque llegó hablando en francés, y no podía ser de otra manera puesto que era francesa.

 

Cómo no ibas a tener prejuicios, por qué no, si todos los tenemos, pero luchamos por extirparlos de nuestro mundo personal, ¡ay Dios!, qué lucha me impuse no sólo para agradarte a ti, sino a mí. Eso lo hicimos ambas, cómo diablos no, quién puede enorgullecerse de sí mismo si no ha entablado alguna vez una lucha importante contra sí mismo.

 

Me uní a tu Cruzada, pero yo ya traía ese gusanito, mi padre lo sembró en mí. Quién sabe dónde adquirió ese bendito contagio.

 

Eres tan alegre, sabes reír, eres juguetona, me des-solemnizaste y te lo agradezco infinitamente. Me refresqué con tu cercanía.

 

Nuestro taller pudo sostenerse gracias a Alicia Trueba, que nos dio cobijo en su casa con un jardín lleno de flores, por más de 30 años, en la calle de Reforma esquina con María Luisa, en la colonia San Ángel Inn, de la Ciudad de México, donde unas 20 mujeres y dos o tres varones aprendices de literatura nos reuníamos. Venían un maestro a las 10:00 y otro a las 11:30 y a la 1:00 llegaba Elenita a corregir y rayonear los textos que llevábamos.

 

Al final de año había un concurso de cuento, y se daban tres premios que se entregaban en una comida en Cuernavaca. Los dos maestros que teníamos antes de Elena y ella eran los jurados.

 

Varios escritores y escritoras salimos de su taller: Silvia Molina, Rosa Nissán (la que escribe este texto), Guadalupe Loaeza, Beatriz Graf, Sandy Celorio, María Esther Núñez, Carmen Carrara, Rosa Eugenia Guzmán, Adela Salinas, Rodrigo Ávila, Rodrigo Garnica, entre otras.

 

Elena auténticamente es una princesa que rompe los moldes al abrir su corazón a todas las personas. Su mamá le decía “Elena, tú vives el esnobismo al revés”.

 

Soy heredera de muchas cosas de mi maestra, que no sólo es la que me formó, sino maestra de vida.

 

Todo es exacto y perfecto. Hoy que escribo este texto es 15 de mayo de 2022, día del maestro. Escribo un texto para Elena, mi maestra. ¿Maestra de qué? Me
enseñó a hablar, a decir lo que quiero y lo que no.

 

* * * * *

 

¿Qué le regalaré en su cumple número 90?

 

Ella me dice Rosca. Fui Rosa y luego fui su Rosquita, pero la vida me llevó a ser una mosca muerta. La necesitaba.

 

Me gustaría regalarle una imagen de mi mosca muerta, la que hice para mí con mi foto, pero estoy indecisa. Mejor no.

 

Este 19 de mayo se la regalaría, ya la hice, es un collage, pero mejor no…

 

Te quiero mucho, Ele, agradezco que la vida nos haya cruzado en el camino.

 

FOTO: De izquierda a derecha: Elena Poniatowska, Carmen Carrara, Sandy Celorio y Rosa Nissán, integrantes del taller de escritura impartido por la autora de Tinísima/ Rosa Nissán/ Cortesía Fundación Elena Poniatowska

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