Los enigmas de María Elvira Bermúdez

Mar 18 • destacamos, principales, Reflexiones • 9941 Views • No hay comentarios en Los enigmas de María Elvira Bermúdez

En su narrativa María Elvira Bermúdez revaloró el papel de la mujer en la literatura policiaca al crear  detectives femeninas y al realizar, a la par de Borges y Bioy Casares, un ejercicio teórico sobre este género y sobre la desigualdad de las mujeres en el sistema jurídico mexicano 

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POR PERLA HOLGUÍN

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En noviembre del año pasado se cumplieron 100 años del nacimiento de la escritora duranguense María Elvira Bermúdez (1916-1988). Esto pasó desapercibido por los círculos literarios, como sucede con los escritores alejados del canon y, más frecuentemente, con los que escriben literatura policiaca, género que pese a innumerables estudios y su gran número de lectores aún es considerado una expresión menor. Recordar la figura de Bermúdez es importante para las letras mexicanas por varias razones, entre ellas por tratarse de la primera escritora conocida que desarrolló obra policial en nuestro país, así como por la labor que fungió dentro del sistema jurídico mexicano, ya fuera como defensora de oficio en el Poder Judicial Federal, dando clases o en la defensa de los derechos de la mujer, que la coloca en una posición clave para su tiempo.

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María Elvira Bermúdez publicó desde muy joven en diversos periódicos, pero fue en la década de 1940 cuando formalizó su trabajo como escritora policiaca con su debut en la revista Selecciones Policiacas y de Misterio, revista dedicada exclusivamente al género policiaco, y que fue conocida como “la Ellery Queen mexicana”, creada por el también escritor de policiaco Antonio Helú (1900-1972). Ahí vieron la luz sus primeros relatos: “Mensaje inmotivado” en 1948, y más tarde “La clave literaria”, “Sin dejar rastro”, “El embrollo del reloj”, por mencionar algunos. Un total de doce obras de su autoría fueron publicadas entre 1948 y 1960. Cuando apareció el primero de éstos, Bermúdez tenía 32 años de edad. Sin duda, su carrera profesional como abogada —que ejerció desde 1931 a 1970—, alimentó su gusto por el género policiaco. Esto la llevó a conocer por experiencia propia los procesos judiciales y la actividad criminal que se desarrollaba en la Ciudad de México, lugar donde radicó desde su infancia y hasta su muerte en 1988.

Retrato sin fecha de María Elvira Bermúdez, considerada como la primera escritora policiaca de América Latina./Archivo EL UNIVERSAL

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No es casualidad tampoco que desarrollara su obra en los años cuarenta, pues este periodo coincide con un auge insólito del género. En gran parte esto se debió a la publicación de la novela Diez negritos, en 1939, de la también escritora Agatha Christie (1890-1976), conocida universalmente por su obra policiaca, la más vendida en la historia de este género. Si bien el género se cultivaba desde mediados del siglo XIX y, principalmente por figuras como Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle, Gilbert Keith Chesterton y la propia Christie –y la lista continúa–, fue a principios del siglo XX que su influencia tuvo un auge  en Latinoamérica.

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De este modo, para el siglo XX existían en México lectores formados en la literatura policiaca, que además vivía una etapa marcada por el cine, no sólo por tratarse de los años dorados de esta industria en el país, sino por la influencia que recibieron del cine noir norteamericano de los años 40 y 50 algunos directores como Julio Bracho, Emilio Fernández, Roberto Gavaldón, Tito Davison, entre otros. A pesar de que el género se encontraba en sus mejores años, persistía una fuerte marca masculina en una sociedad igualmente dominada por hombres. Por ello se vuelve aún más relevante resaltar que tanto Christie como Bermúdez abrieron camino a la creación de novela y cuento policiaco escrito por mujeres. La comparación con Christie va más allá de la temporalidad, pues a pesar de las notables diferencias en sus carreras literarias, la relación que entre ellas establecieron los contemporáneos de Bermúdez –lectores ávidos del género policiaco– cobra gran valor al llamarla “la Agatha Christie mexicana”, apodo que no sólo reconoce su incursión en el policial y su género femenino sino algo más importante: el papel que desarrolló como escritora de su tiempo.

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Otra característica que comparten estas escritoras es la creación de figuras detectivescas femeninas, que propiamente no son detectives de profesión, sino aficionadas que resuelven misterios. Miss Marple hace su primera aparición en 1927, mientras que María Elena Morán, personaje al que se puede considerar como un alter ego de la propia Bermúdez por su afición a las lecturas policiacas, nace en el seno de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio con el relato “Precisamente ante sus ojos” (1951), y después en “Las cosas hablan” (1985) del libro Muerte a la zaga. Aunque el detective más conocido de Bermúdez es en realidad el periodista Armando H. Zozaya (igualmente aficionado), María Elena Morán es la primera detective mujer de Latinoamérica. La personalidad curiosa de Morán y su afición a la literatura detectivesca la hacen partícipe de la resolución de enigmas. Y es que a pesar de que su esposo es un eminente diputado federal, es ella quien se enfrenta a misteriosas situaciones y a crímenes, los que resuelve gracias a su atenta observación, a su inteligencia y al apoyo que tiene de las lecturas policiacas.

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Morán puede ser considerada también negativamente como un alter ego de Bermúdez, pues hay momentos de la narración en que su marido la ve como una mujer que vive en su propio mundo, y quizás un tanto ociosa por su afición a las lecturas de enigma o al dibujarla como una simpática señora de casa con afición a la investigación, forma en que algunos críticos han hecho ver a la propia Bermúdez, al encasillarla como una “curiosidad” en el mundo de la ficción policial que propiamente por la calidad de su obra o de su labor como teórica. Morán, así como otros personajes femeninos de su narrativa, están delimitados por juicios masculinos y, en varios casos, también machistas. Como ejemplo, está el asesinato de Diana en la novela Diferentes razones tiene la muerte (1953). Miguel interpreta que el móvil del asesinato se debe a la vida de soltería y fiestas de Diana, así como al rechazo que ha hecho ésta de algunos hombres. En Bermúdez existe una preocupación por la mujer en la sociedad, que se asoma en sus personajes femeninos. De este modo no sólo crea a la detective mexicana, sino también reflexiona sobre el rol que ocupan las mujeres en la sociedad mexicana de su tiempo.

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Estos son rasgos que, como he mencionado en otro artículo1, inteligentemente distinguieron sus colegas escritores y editores de Selecciones Policiacas y de Misterio al margen del cuento “Detente, sombra”. A Bermúdez se le reconoce como “la más distinguida escritora de cuentos policiacos entre todas las mujeres de habla española”, pero con mayor importancia se trata de un texto construido de forma tal que “no interviene un solo varón. Y también esto es historia”2. Vale la pena realizar un análisis completo de sus personajes femeninos. Un primer acercamiento lo hizo J. Patrick Duffey en Latin American Mystery Writers (An A to Z Guide), teniendo en cuenta por supuesto el contexto social mexicano de la época.

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A través de su obra María Elvira Bermúdez demuestra un amplio conocimiento del clásico policial, pero también de la novela negra; asimismo del psicoanálisis, la filosofía, el feminismo y el derecho penal. Trabajó en la Suprema Corte de Justicia y fue una máxima defensora de los derechos de la mujer, entre ellos la promoción de su derecho al voto. Como escritora, si bien su obra más prolífica fue en el género policiaco, también escribió fuera de éste. Cuenta con algunos ensayos que reflexionan sobre la sociedad mexicana, como La vida familiar del mexicano (1955) y El hombre, la familia y la patria. Lecturas de orientación cívica y social (1957). Y a diferencia de lo que sucedió con los demás escritores del policial de aquellos años, Bermúdez demostró una sincera preocupación por la teorización y conocimiento del género, labor que sólo se puede comparar con la realizada por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares en Argentina en los mismos años. Muestra de ello son sus ensayos La novela “negra” y la literatura “social” 3 y ¿Qué es lo policiaco en la narrativa?4, además del prólogo a Los mejores cuentos policiacos mexicanos (1955), que sirvió de punta de lanza para otros autores. No es mi intención aquí, pues, enumerar toda su obra, sino sólo sembrar la curiosidad en el lector por la revaloración de esta escritora que se abrió paso en una sociedad y en un género hasta entonces de hombres.

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Gran parte del desconocimiento de la obra de Bermúdez se debe a lo disperso de la misma, aunado a la consideración en que se tiene al género policiaco. Afortunadamente se cuentan con unos pocos ejemplares de sus libros de cuentos y novelas en bibliotecas universitarias, tal es el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Es importante señalar también que uno de sus cuentos, “Encono de hormigas” (1987), forma parte de “Material de Lectura: Cuento contemporáneo” (UNAM) y que se puede consultar en línea. En este mismo sentido, Muerte a la Zaga (1985), de la serie de “Lecturas Mexicanas” (SEP), sigue siendo el libro más “fácil” de encontrar en bibliotecas y librerías de viejo.

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El estudio de la obra de María Elvira Bermúdez, así como el de la revista Selecciones Policiacas y de Misterio me ha llevado a la pesquisa de los textos antes citados. Merecen reconocimiento los artículos de Vicente Francisco Torres, Pablo Piccato y J. Patrick Duffey, así como la maravillosa labor del Instituto de Cultura del Estado de Durango (ICED) con el apoyo del Departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), quienes publicaron el ambicioso proyecto Cuentos presuntamente completos (2013), tomo I y II, que reúne cinco libros completos de cuentos publicados por María Elvira Bermúdez, con el favor del ensayista Juan José Reyes Pruneda, nieto de la autora, y el notable trabajo de Jesús Alvarado en la recopilación y estudio preliminar de los mismos, libros que recientemente llegaron a mis manos. Vale la pena revisar también las referencias que llegan a hacer de ella en diversos momentos sus compañeros generacionales. Me gusta pensar que la dispersión de su narrativa obedece inocentemente a una actividad detectivesca para quien busca conocer su obra.

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Ilustración: Rosario Lucas

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[1]     . “María Elvira Bermúdez, precursora de la literatura policial en México” en revista Parteaguas, núm. 38, julio 2016. Disponible en https://ppajarosenlacabeza.wordpress.com/

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[2]     . Selecciones Policiacas y de Misterio, Tomo 175, año 1960.

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[3]     . Se encuentra en: http://cdigital.uv.mx/bitstream/123456789/2153/1/198762P119.pdf

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[4]     . ITAM, Estudios. Filosofía-Historia-Letras, otoño de 1987. Se encuentra en: http://biblioteca.itam.mx/estudios/estudio/estudio10/sec_30.html

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