Los ideales de Apatzingán
POR MARÍA LEOBA CASTAÑEDA RIVAS
Directora de la Facultad de Derecho de la UNAM
El 22 de octubre del presente año celebramos 200 años de la suscripción del Decreto Constitucional para la Libertad de la América mexicana, conocido como Constitución de Apatzingán. Este documento fue una de las principales obras del Congreso de Anáhuac, que se escribió en medio del acoso del ejército realista, con la intención de reflejar aquellos anhelos que apuntalaran la independencia de México. Para los hombres de Apatzingán, el promulgar la Constitución antes del triunfo material significó proyectar jurídicamente los ideales políticos que perseguía el movimiento.
Resultó ser uno de los documentos liberales más avanzados de su época, con una indudable influencia de las ideas democráticas y liberales de la doctrina de la Revolución Francesa, así como los postulados de la Constitución de Cádiz de 1812, aunque en el fondo buscaba establecer una identidad nacional propia, al crear una estructura y organización autónoma, que redimiera a quienes habían sido explotados, tanto económica como socialmente, durante los años del coloniaje. Lo que Apatzingán significó fue la radicalización liberal, frente al disimulo y al rutinerismo constitucional.
Esta primera Constitución debe ser entendida, por una parte, como una expresión de los sentimientos del propio José María Morelos y por otra, como el sentir unánime del Congreso que interpretó los ideales del pueblo; de los Sentimientos de la Nación se retomaron principios imperecederos como la soberanía, la igualdad, la educación, la justicia y la abolición de la esclavitud, y aquel postulado que más tarde influiría al constitucionalismo social mexicano, por el cual la ley debe ser tal que modere las desigualdades sociales, mejore las costumbres y obligue al patriotismo, para que no se distinga a un hombre de otro más que por la virtud.
En la actualidad, esta Constitución tiene un importante valor histórico porque se convirtió en uno de nuestros textos constitucionales fundacionales y permitió vislumbrar la vida del México soberano e independiente; de su texto se desprenden las tesis fundamentales de nuestra estructura constitucional y el profundo sentido democrático sobre las cuales se apoyarían las ulteriores conquistas normativas: entre ellas la soberanía del pueblo, los derechos del hombre, la representación política, la igualdad electoral, la división de poderes y la ley como voluntad general.
El Decreto contiene 242 artículos, divididos en dos apartados: el primero referido a los principios o elementos constitucionales y el segundo a la forma de gobierno. El primer apartado, de carácter dogmático, se refirió a la religión, señalando que la católica es la única que se debía profesar en el estado, y a los principios políticos que sustentaban la autonomía y organización del estado.
En el artículo quinto se estableció la soberanía como facultad fundamental del pueblo para establecer el gobierno que más le conviniera, teniendo la potestad de alterarlo, modificarlo o abolirlo cuando así lo requiera; de esta forma, el pueblo mexicano dejó manifestada su voluntad de unificarse políticamente, de integrarse en un estado capaz de actuar y decidir, de promover la cooperación social-territorial de todos los miembros de la comunidad. A través de sus representantes, la nación aspiraba darse una organización jurídica propia.
En la parte denominada de los principios o elementos constitucionales, se establecieron los derechos del hombre, donde se afirmó que la felicidad del pueblo y de cada uno de los ciudadanos consistía en el goce de la igualdad, la seguridad, la propiedad y la libertad; de esta manera los congresistas de Anáhuac fijaron taxativamente los postulados más importantes de la democracia liberal y aquello que pudiéramos llamar “el puesto del hombre en la sociedad”: la igualdad de todos frente a la ley, los derechos naturales y políticos fundamentales, la seguridad como elemento indispensable de la vida, el límite de los poderes públicos, las garantías procesales, la libertad entendida como ausencia de trabas al pleno desarrollo de las facultades intelectuales y materiales del ser humano, y finalmente el derecho de propiedad cuyo ejercicio era ilimitado, con tal que no contravenga a la ley.
También estableció el fundamento de la división de poderes, que representa una de las bases más sólidas y permanentes del estado de derecho y de la teoría política liberal. Con ello se garantizó el funcionamiento democrático del estado y el ejercicio de su poder bajo el establecimiento de un sistema de pesos y contrapesos que permitiera el equilibrio mutuo y limitara el principio disolvente de la autarquía.
Otro de los aspectos relevantes señalados en la Constitución de Apatzingán fue la educación, considerada como necesaria para todos los ciudadanos y como un requisito indispensable para el desarrollo de la nación; no debía estar sometida a tendencias políticas de ninguna especie y debía ser favorecida por la sociedad con todo su poder. Bajo este esquema, se estableció a la educación como una responsabilidad social, como algo que cumple una función importante dentro de la comunidad, tanto que ella misma debe procurarla, fomentarla e impulsarla.
A 200 años de la expedición de la Constitución de Apatzingán, es necesario hacer una remembranza de los ideales plasmados en su texto y retomarlos.
Para la comunidad de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México, los postulados de igualdad y libertad que se establecieron en este Decreto representan los cimientos que han contribuido a la construcción y fortalecimiento de nuestra institución como formadora de juristas con sentido de justicia, equidad, solidaridad y ética social.
Por todo lo anterior, la conmemoración de la Constitución de Apatzingán debe servir de recordatorio de que tenemos el reto de rescribir con objetividad nuestra historia para descubrir y reconocer nuestras raíces comunes y aceptar y amar el pensamiento, el compromiso y la acción de los constituyentes de Anáhuac, que dejaron plasmado en la Constitución de Apatzingán sus anhelos de libertad e igualdad para todos.
* Fotografía: Bandera albiceleste elaborada por órdenes de Morelos en 1814 /Especial