Mané o del aliento
POR JESÚS RAMÓN IBARRAcomo el que se levantó para honrar la primera brisa de la tierra…
S. J. Perse
ASUME EL DIOS HENCHIDO
su posición de ángel armado hasta las alas
Al centro del vértigo
en la corona argenta de la fiebre
El Dios henchido boquea una plegaria
Levanta
un reniego de diábolos
Somete el cuerpo de La que canta
Y la desnudez de un pubis que administra
sombra en partes iguales
a su legislatura de niebla
A La que canta
el Dios henchido también la llama Negra
Y siembra
en su cuerpo de sílex
Las huellas de dos pies errantes
TE LLAMARÁS LA QUE CANTA
La que traslada boleros de un tizne a otro de la vida
La que depone lágrimas
La que suelta la voz como paloma a orillas del diluvio
Te llamarás La que canta
Y en tu voz no habrá grietas
Sólo el milagro de un hombre oculto entre tus dientes
Dispuesto a ser devorado
FINGE LA LUZ SER AGUA EN LOS OJOS DE LA QUE CANTA
Finge el extrañado reposo de la vigilia
El retenido cauce del parpadeo
Finge la luz el remanso de una lágrima
al filo de la nota
Finge rebasar sus márgenes y asumir la potestad
de la piedra que brilla al fondo del cuenco
La luz en los ojos de La que canta
Actúa el deseado papel de océano
Y se concentra en un bolero
en una samba nada sumisa
En un tango hecho de niebla
dispersa
en calles que ya no existen