Milan Kundera y sus editores
Un recuento de cómo fue difundido en lengua española la obra del gran autor checo, recién fallecido
POR JAIME PERALES CONTRERAS
Milan Kundera empezó a conocer América Latina en París. A fines de la época de 1960, la entonces esposa de Julio Cortázar, la traductora Ugné Karvelis, lo presentó con varios latinoamericanos, como el propio escritor argentino Julio Cortázar, los mexicanos Carlos Fuentes y Octavio Paz y el colombiano Gabriel García Márquez, entre otros. Era uno de aquellos sobrevivientes de la primavera abolida, como llamó Octavio Paz a los escritores checos que habían sido dispersados en el exilio en ese entonces por la Unión Soviética. Kundera había escrito una novela que, según el escritor surrealista Louis Aragon, debía de creerse en ella: La broma (1967), que fue apadrinada por Claude Gallimard y el propio Aragon, quien, de hecho, interesado por La broma, escribió su polémico prólogo para la edición en francés.
Después del éxito de La broma, la fama de Kundera empezó a crecer en Europa como espuma gracias a que Gaston Gallimard, su editor y amigo, había empezado a presionar agresivamente en el mercado editorial europeo para la difusión de su obra. El esfuerzo no fue en vano, ya que su segundo libro, Los amores ridículos, fue lanzado en 1970 por la editorial como una de las primeras publicaciones mundiales, mientras que La vida está en otra parte recibió en 1973 el premio Médicis extranjero, y en 1978 La despedida, el italiano Mondello.
Debido al éxito que Kundera estaba teniendo en lengua francesa, la editorial Seix Barral decidió publicar en español La vida está en otra parte, con un prólogo de Carlos Fuentes titulado “El otro K”. Ese prólogo se reprodujo en la revista de Octavio Paz, Vuelta, en el número de marzo de 1979. Paz, amigo de Kundera, decidió difundir la obra del autor.
Meses más tarde, Milan Kundera visitaría México en octubre de 1979 para promover La vida está en otra parte. Un periodista del desaparecido diario unomásuno hizo referencia al texto de Carlos Fuentes aparecido en Vuelta; Kundera contestó con cierta timidez: leí “El otro K” en español y por tanto sólo entendí, gracias al latín, un 40%, pues no ha sido traducido.
En una entrevista que yo le hice, Octavio Paz comentaría sobre el novelista checo: Nosotros en Vuelta publicamos a Kundera cuando nadie lo conocía, cuando no era el best seller, que sería años más tarde. Además, otra razón importante era que, desde la época de Plural, Paz se interesó por dar a conocer la situación de varios escritores y artistas checos que padecieron el exilio. La gran mayoría de la intelectualidad contemporánea de Kundera prefirió quedarse en el país. El efecto fue, según Plural, la prisión para unos, el silencio para otros, los trabajos oscuros (como obreros y pequeños empleados) y la condición de parias para los restantes. Asimismo, en uno de los números iniciales de Vuelta, se publicó un homenaje al recién fallecido pensador Jan Patocka, escrito por el lingüista Roman Jakobson. La nota indicó el genio de Patocka y de su posterior segregación como intelectual debido a su posición crítica ante el Estado checo. A diferencia de Patocka, Kundera fue uno de los pocos intelectuales de ese país que pudo desplazarse hacia Francia, que sería la nación que adoptaría para crear su obra posterior.
Kundera pensó que había puesto punto final a su carrera literaria cuando se dio la invasión a Checoslovaquia. Sin embargo, Gaston Gallimard lo indujo a emigrar a Francia y continuar escribiendo.
En Francia, Milan Kundera sintió la sensación de renacer. Tras una pausa de seis años, tímidamente, volvió a la literatura y Francia se convirtió en su segundo país.
En el caso de la lengua española, la revista Vuelta fue la publicación que introdujo a Kundera, como ya se mencionó, gracias al prólogo que hizo Fuentes para La vida está en otra parte. En el ensayo, Fuentes tuvo como idea principal que se debía de dar a conocer a Kundera porque los dos polos más urgentes de la narrativa de esa época se encontraban en América Latina y en Europa Central.
A partir de principios de la década de 1980, la obra de Kundera ya era bien conocida mundialmente. Debido a esa fama, y a su conocida obsesión por la exactitud de la palabra, Kundera hizo una revisión de las traducciones de toda su obra, lo que hizo que se tardara casi dos años en ello, como indica su texto “Ochenta y nueve palabras”. En esa época, Milan Kundera, inconforme con las traducciones en español, decidió cambiar de editorial. Por ello, le escribió a Octavio Paz sobre quién sería un mejor editor que Seix Barral; el escritor Alberto Ruy Sánchez, entonces secretario de redacción de la revista Vuelta, contestó a nombre de Paz, quien le aconsejó la editorial Tusquets, porque tenía suficiente difusión internacional y era todavía lo suficientemente pequeña para darle la atención que necesitaba. Kundera quedó muy contento con el resultado y permitió publicar a la editorial Vuelta su libro El arte de la novela para México, antes de que se publicara en España. Tusquets estuvo también de acuerdo debido, sobre todo, a que tenía los derechos del libro para el resto de los países en lengua española. Lo demás es historia: con la publicación de su obra más conocida, La insoportable levedad del ser, la fama de Kundera se consolidó para que fuese leído como best seller, sus reflexiones sobre la novela aparecieron en grandes revistas en lengua inglesa, como The New Yorker, y La insoportable levedad del ser sería traducida a la pantalla grande por Phillip Kaufman en 1988.
A Milan Kundera siempre se le auguró el Premio Nobel de Literatura, sin embargo, a pesar del gran éxito entre el público y la crítica, no lo obtuvo y quedó como otros grandes escritores, en la lista de aquellos que lo merecían, como Jorge Luis Borges, Franz Kafka, James Joyce, Marcel Proust, Alberto Moravia, entre muchísimo otros con enormes méritos literarios. Kundera falleció el 11 de julio de 2023 a los 94 años, en París.
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