Museos de la 4T: ni presenciales ni virtuales

Jul 17 • Conexiones, destacamos, principales • 8296 Views • No hay comentarios en Museos de la 4T: ni presenciales ni virtuales

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Aun cuando el gobierno anunció nuevas estrategias para reactivar la vida en los museos del INAH e INBAL en los lapsos que ha permitido la crisis sanitaria, las decisiones presupuestales han dado prioridad al Proyecto Chapultepec en detrimento de los recintos regionales, espacios que han recurrido al reciclaje de curadurías y recursos virtuales. Las cifras del Inegi, publicadas en junio de este año, ilustran la calamidad en la que viven

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POR GERARDO OCHOA SANDY
Un año y cuatro meses después del inicio del confinamiento a consecuencia del Covid-19, hay un intento más de reapertura por parte de los museos del INAH y del INBAL. La cautela en las declaraciones de las autoridades y los temerosos tanteos a los que se aventuran sin convicción revelan que los avances están por verse. En realidad, son pruebas piloto.

 

En la Ciudad de México fue menos una apuesta institucional basada en la planeación, y más la inercia ante el apresurado semáforo verde impuesto por la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, medida a la que dio marcha atrás la Secretaría de Salud. En las entidades, se buscó que volviera cierta actividad en algunos recintos, en la medida que las disposiciones sanitarias lo permitían. La parálisis es innegable.

 

En febrero de 2020, la OMS alertó que la pandemia duraría dos años o más. No obstante, en México ni los museos ni los recintos culturales del Estado planearon estrategias de mediano y largo plazo. El recorte del 70% a los gastos de operación, además, los dejó sin recursos, que tampoco defendieron. Hoy día siguen sin estar preparados para la reapertura. No lo estarán el resto de 2021. Eso es un fracaso.

 

En un año y cuatro meses tampoco transitaron con modestia, pero con perseverancia, a las plataformas virtuales. La apuesta por la digitalización de sus acervos, o al menos de algunas de sus colecciones, o siquiera de unas cuantas obras, no ha sido prioridad. Las escasas exposiciones digitales son libros en pdf o folletos en línea. Eso es otro fracaso.

 

Por parte de las altas autoridades hay desidia, escasa resolución. No hay liderazgo, no hay autocrítica, no hay creatividad. No se informa en qué situación se encuentran ni los museos ni el ámbito cultural en general, pues no cuentan con los datos, o están bajo reserva.

 

Al principio de la pademia por Covid-19, podía entenderse. Que a la fecha no cuenten con un diagnóstico veraz, un plan de trabajo realista y nociones básicas de tecnología, ameritaría un replanteamiento, que corrigieran, que cedieran a otros su lugar. En las redes se lee cada vez con más frecuencia: que la retribución mensual les sea depositada es su único compromiso institucional.

 

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En el contexto del Día Internacional de los Museos, creado en 1977 y celebrado el 18 de mayo, el presidente del Consejo Internacional de Museos, ICOM, Alberto Garlandini, trazó la catástrofe:

 

“Mucha gente piensa que hemos llegado al final del túnel, pero yo no soy tan optimista. Todavía estamos en la pandemia y los datos que recibimos de los museos son muy preocupantes (…) Nuestra estimación es que aproximadamente la mitad de los museos y salas de exposiciones siguen cerrados(…)”.

 

Según la UNESCO existen 95 mil museos en el mundo, de modo que 47 mil 500 estarían cerrados en la actualidad. El ICOM no indica cuántos de los que están cerrados no volverán a abrir. Lo que sabemos es que, en 2020, de los 95 mil museos sólo participaron 37 mil en el día internacional, el 38.14%. A la fecha no se ha reportado el nivel de participación de 2021.

 

La Estadística de Museos 2020 del INEGI ilustra nuestra calamidad.

 

Inicialmente identificó un directorio de mil 250 museos. Mil 33 proporcionó información, 247 no pudieron hacerlo, el 19.76%, no se precisa por qué. La Ciudad de México, Nuevo León, Guanajuato y Puebla concentraron el 71.7% de los visitantes. En total, asistieron 12.7 millones. De esta cifra, 10.6 millones lo hicieron entre enero y mediados de marzo, el 83.4%. Durante los nueve meses restantes, 2.1 millones, el 16.53%.

 

En 2019 asistieron 62.1 millones. La caída para 2020 fue de 49.4 millones, el 79.5%. El porcentaje más alto de museos abiertos se logró en noviembre de 2020, el 32.2%. El más bajo, en julio, el 1%. Las cifras ni siquiera se aproximan al reporte de los museos abiertos señalados por el ICOM, el 50% a nivel mundial.

 

Los museos de la 4T además no son incluyentes, aspiración que pregona la Secretaría de Cultura. Luego de tres años, sólo el 38.3% cuenta con infraestructura para personas con discapacidad, 21.7% con equipo adecuado, y 27.1% con wifi. No hay avances. No les importa.

 

La Alianza de Museos Autónomos y Mixtos de México, que agrupa a 31 recintos, señaló pérdidas en el sector de entre el 50 y el 70%. El 30% de los espacios están en riesgo de desaparición. Las disposiciones sanitarias establecen un aforo máximo del 30% y, en consecuencia, el promedio apenas alcanza el 10%.

 

Mientras, el Instituto de Liderazgo en Museos y la UNAM informan que el 60% no cuenta con recursos digitales en el país. Esta no debería ser la situación en los museos del gobierno federal. La austeridad republicana, el recorte, el Proyecto Chapultepec, no son excusas. El INAH y el INBAL y los museos más importantes tienen áreas de difusión. La SC cuenta con los Estudios Churubusco, el CCC, el Centro Multimedia, el Canal 22, entre otros. Infraestructura, hay. Ante un desafío inédito no han podido replantear sus objetivos. Ese es otro fracaso más.

 

No lo han hecho porque no se les ocurre, porque tienen una concepción patrimonialista de las áreas bajo su responsabilidad, porque no hay una noción de trabajo en conjunto. No lo han hecho porque no saben hacerlo. Mientras, se agazapan detrás de acepciones como horizontalidad, transversalidad, inclusión, visibilización, resignificación, moda ética, pueblos originarios, el maíz ancestral. La política cultural no importa.

 

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El boletín del INBAL del 14 de mayo sobre El Día Internacional de Museos es lastimoso:

 

“Ante la actual situación por COVID 19, los recintos del INBAL continúan con aprendizajes importantes y formulando cuestionamientos que, a un año de la contingencia sanitaria, buscan reflexionar en torno a diversos aspectos, como el tránsito a la virtualidad y el carácter complementario que, con mayor frecuencia, han tomado al respecto de las actividades presenciales.

 

“Con esta conmemoración, la Secretaría de Cultura y el INBAL promueven la reflexión y el intercambio de ideas sobre el futuro de los museos a través de acciones y contenidos que incentivan el diálogo sobre las vivencias y experiencias de adaptación a los cambios constantes”.

 

Las últimas tres líneas las repiten íntegras al final del párrafo siguiente.

 

Los museos del INBAL están continuando con aprendizajes importantes, están formulándose cuestionamientos que buscan reflexionar, están dándose cuenta del carácter complementario del tránsito a la virtualidad al respecto de las actividades presenciales, están promoviendo el intercambio de ideas, están incentivando el diálogo sobre las vivencias y las experiencias de adaptación a los cambios constantes.

 

¿Qué propuso la red?

 

El Museo del Palacio de Bellas Artes realizó la búsqueda de su “seguidor número uno” y al ganador le obsequió un kit con recuerdos de distintas exposiciones.

 

El Museo Nacional de San Carlos, un conversatorio, “Museos y virtualidad: el futuro que imaginamos”.

 

El Laboratorio Arte Alameda, la charla “¿Feminismos y acción directa en los museos?”

 

El Museo Nacional de la Estampa programó el conversatorio “El futuro de los museos a un año de la pandemia”.

 

El Salón de la Plástica Mexicana, la mesa de diálogo “100 años del movimiento muralista: Recuperando la memoria histórica a 500 años de la caída de Tenochtitlán”, reacción tardía a la exclusión de esa conmemoración en la lista de las conmemoraciones de 2021.

 

El MUNAL presentó las grabaciones “Soñemos con museos posibles” donde los participantes respondieron a las preguntas “¿cómo te defines?”, “¿cómo ves la relación que tiene hoy el museo con las comunidades. Las reales y las potenciales?” —tal es la sintaxis en el original—, “¿cómo imaginas posibles museos en los cuales las personas sean el centro de atención?”

 

Y así.

 

El INBAL reportó actividades en ocho de los 18 de la red, menos de la mitad, y no se refirió a las exposiciones presenciales. Lo haría en otro boletín, pero sólo a El París de Modigliani y sus contemporáneos, en el MPBA. Apenas aludiría al MUNAL, la Galería José María Velasco, el Museo Carrillo Gil y el Ex Teresa, “donde se han abierto nuevas exposiciones”, sin puntualizarlas.

 

¿Más?

 

La sección “museos” de la página internet no incluye un vínculo al IAGO, creado por Francisco Toledo en 1988, quien lo donó en 2015.

 

El INBAL asimismo está reciclando las visitas que preparó recorridosvirtuales.com para el gobierno anterior. En los vínculos todavía aparecen los logos del sexenio de Enrique Peña Nieto. En tal situación están el Palacio de Bellas Artes, el MAM, el Rufino Tamayo, el Museo de San Carlos, el Museo Nacional de la Estampa, el Carrillo Gil, el Laboratorio Arte Alameda, el Ex Teresa, el Museo Mural Diego Rivera y la Casa Estudio Diego-Frida, el Salón de la Plástica Mexicana, la Galería José María Velasco, la Sala de Arte Público Siqueiros y el Museo de Arte de Ciudad Juárez. Sólo el MUNAL habría reemplazado los logos, aunque la estructura del recorrido es idéntica.

 

Para el boletín del 18 de mayo, “Recuperar y reimaginar: la Red de Museos INBAL reflexiona sobre el futuro”, aplica el refrán: alabanza en boca propia es vituperio.

 

Lo mismo repite al precedente que se da vuelo: camino de reflexión, mejora continua de la gestión de cada uno de los espacios con el fin de hacerlos más sostenibles, reimaginar futuros posibles, nuevas estrategias, trabajo conjunto y colaborativo, equipo de profesionales que se entrelazan, rediseño de mecanismos de ejercicio presupuestal, visibilización, inclusión social, enfoque multidisciplinario, fomento al diálogo con las comunidades artísticas, colaboración con las entidades federativas e instancias internacionales, desarrollo de políticas públicas, etcétera.

 

El tono es académico y doctoral.

 

No se sabe bien a bien de qué país se habla.

 

Luego, el encomio a Chapultepec, para presumir el remozamiento de tres museos de la red, los que justo forman parte del proyecto: el Museo de Arte Moderno, el Museo Rufino Tamayo, y la Sala de Arte Público Siqueiros, a los que el INBAL denomina con jactancia “Nodo Artes Visuales”. Llega a decirse que en el MUNAL no había habido un acondicionamiento o modernización significativa en casi 57 años, lo cual es una exageración. Los demás están en el olvido. Hay profundo malestar.

 

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Disimulados los autoelogios, menos desatentos a la sintaxis, en ocasiones con información incompleta, los cuatro boletines del INAH se ocuparon de la Ciudad de México; los museos regionales; la política de los recintos “adaptables a las identidades”, el proyecto Chapultepec y dos exposiciones en el exterior, más retos y perspectivas. No hay mención sobre los resultados de la gira de Beatriz Gutiérrez Müller a Europa para pedir códices y penachos en préstamo para las conmemoraciones de 2021. Otro fracaso.

 

La red de museos del INAH consta de 162 recintos. Según los boletines, 33 realizaron algún tipo de actividad, el 21.6%. La lista incluye a las coordinaciones de difusión y de museos y exposiciones, más una zona arqueológica de las 193 abiertas al público antes de la pandemia, y un centro estatal por cuenta propia de los 31 en total. Si incluimos las zonas y los centros en el recuento, el porcentaje de participación baja aún más.

 

El INAH precisó qué museos tuvieron actividades o exposiciones presenciales: siete de los 162, el 4.3%. Asimismo, reportó que a más de un año de la pandemia ha organizado 100 reuniones para diseñar la reapertura y la vuelta a “la nueva normalidad”. De la red, 21 lo han hecho, desde mediados de noviembre de 2020, inicialmente en Campeche y Yucatán. Es el 12.9%. Muchas juntas, avances magros. No puede considerarse una reapertura.

 

La visita a los vínculos muestra el esfuerzo de los museos regionales, que hacen lo más que pueden con lo poco que tienen. Hay visitas guiadas con una cámara y de manera artesanal, en unos casos bajo la conducción de un guía, en otros recorridos visuales con música de fondo. Igualmente acuden a contenidos con los que ya contaban en algún soporte digital. Más conversatorios, infografías, rallys de conocimientos, narraciones orales, homenajes, conferencias, talleres, conciertos, actividades infantiles.

 

Hay que decirlo: lo que se percibe es mística.

 

La Coordinación de Difusión ofreció como “actividad” la descarga de Las vitrinas de la nación. Los museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Contexto, desarrollo y gestión 1939-2006, de Lorenza del Río Cañedo, libro relevante en la bibliografía sobre las instituciones culturales de México, publicado en 2010, durante el sexenio de Felipe Calderón. La descarga gratuita ya estaba disponible en la mediateca.

 

El INAH reflexionó también sobre los retos y desafíos. Lo hicieron “autoridades y expertos” quienes “ponderaron la transición de los contenidos museísticos al espacio virtual, el cual pasó de ser un ‘un nicho’ a un verdadero escaparate para seguir difundiendo su quehacer”. Hasta el quinto párrafo se informa que las reflexiones ocurrieron en un conversatorio virtual, del cual no se ofrece el vínculo, ni se da crédito a los participantes. Está en canal INAH TV, en YouTube.

 

Y Chapultepec, por supuesto.

 

El INAH celebra que el proyecto “contribuirá con recursos al fortalecimiento de la infraestructura de los recintos a cargo del INAH que forman parte de este núcleo cultural”: el Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, la Galería de Historia Museo de El Caracol y, desde luego, el Museo Nacional de Antropología. Son cuatro de los 162, el 0.15%. En donde se requieren recursos es en los heroicos museos regionales. No los habrá.

 

La valoración al Museo Casa Presidencial Lázaro Cárdenas, “modelo híbrido de recorrido que une elementos fotográficos e infográficos, con objetos históricos, textos, obra pictórica y recursos audiovisuales”, es desorbitada, pues numerosos recintos acuden a esa clase de recursos.

 

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Al igual que los cines, los teatros y las librerías, los museos han padecido los criterios obtusos de las autoridades de la salud, que no consideran actividades esenciales a la cultura y las artes, sin que hayan ofrecido explicaciones. Los altos responsables de la cultura no se han ocupado de hacer una defensa resuelta.

 

Las plazas y centros reabrieron para la temporada navideña de 2019, los destinos turísticos para el periodo vacacional de semana santa, paulatinamente los restaurantes y bares. Fue así para reactivar el consumo, y porque los gremios perseveraron en sus reclamos, se ajustaron a las disposiciones, ofrecieron propuestas. No todas esas reaperturas han sido prudentes.

 

Los mismos criterios pudieron haberse aplicado a los museos. El riesgo de que algún miembro del personal estuviera contagiado y contagiase a los visitantes es más bajo, eventualidad que se reduce a través de pruebas diagnósticas. El monitoreo de las cadenas de contagio entre los asistentes, además, puede ser más meticuloso. Pero lejos están los museos del INAH y el INBAL de contar con las altas autoridades que requieren para reorientar el rumbo. Ya será para otro sexenio.

 

FOTO: El Palacio de Bellas Artes; en sus columnas cuelgan mantas de las protestas que realizan los trabajadores del INBAL  /Crédito: Berenice Fregoso, El universal

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