“Noche de estreno”: el teatro por dentro

Jun 4 • Escenarios, Miradas • 3411 Views • No hay comentarios en “Noche de estreno”: el teatro por dentro

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

Como un cuerpo abierto en un quirófano para dejar al descubierto las entrañas se abre la ventana desde donde se vislumbra el misterio de la naturaleza del teatro. Observar el teatro por dentro y acercar al espectador a la comprensión del misterio de la ficción, parece ser uno de los objetivos de la puesta en escena “Noche de estreno”, que se escenifica en el Teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque.

 

 

La obra es una adaptación al teatro —realizada por Tina French y Antonio Castro— de la película Opening night (1977), de John Cassavetes (Nueva York, 1929-Los Ángeles, 1989), en la que se aborda la historia de una actriz que sufre una crisis nerviosa en la víspera del estreno de un montaje en el que interpretará a un personaje con el cual no se siente identificada.

 

Dirigida por Antonio Castro (Ciudad de México, 1969), con las actuaciones de Ariane Pellicer, Arturo Ríos, Martín Altomaro, Karina Hurtado, Tina Frencha y Pamela Ruiz, la puesta en escena subraya algunos clichés con los cuales se identifica, de manera general, a los artistas dedicados al arte de la escena: una actriz neurótica, cuya fragilidad se resguarda bajo el ego de una “diva”, que teme envejecer y despedirse de la frescura de la que gozó durante su juventud; un director de escena manipulador, quien conoce la personalidad de la actriz, a la que manipula emocionalmente para llevar a buen término el montaje; la dramaturga vigilante de que su texto se diga fielmente, evitando a toda costa la “traición” de su obra por la iniciativa sobrada de los actores y del director; así como la asistente de la producción servicial y atenta, a quien poco le importan las personas y cuyo objetivo es que la función se lleve a cabo con eficiencia.

 

El recurso del “teatro dentro del teatro” permite al espectador atisbar en algunos misterios de la creación escénica; sin embargo el montaje no profundiza en la naturaleza de los personajes, interpretados por actores reconocidos que se atienen al cliché para divertir de manera inmediata al espectador, lo que consiguen gracias al oficio alcanzado tras años de experiencia en los escenarios.

 

Ariane Pellicer interpreta a la “primera actriz” delirante, de nervios frágiles, temerosa, obsesiva, quien se niega a realizar lo que el director de escena le pide, porque no quiere interpretar a un personaje cuya característica principal es aceptar que ya es vieja.

 

La puesta en escena transcurre por una serie de situaciones hilarantes, que refuerzan estereotipos con los cuales se identifica a los profesionales del teatro. Se trata de una manera divertida de ver el propio oficio, la naturaleza de la ficción y la verdad profunda del hecho escénico —que en la realidad puede ser mucho más tormentoso, trágico y doloroso—.

 

El director de escena Antonio Castro —quien ha dirigido obras como El filósofo declara, de Juan Villoro, y Don Giovanni o el disoluto absuelto, de José Saramago— asume el tono de la comedia con un toque ligero de sarcasmo, a través del cual acerca al público a este universo que se esconde detrás de la parafernalia y el ambiente glamoroso del teatro. El montaje permite observar, de manera divertida, a esos personajes aferrados a sus obsesiones, en relaciones humanas permeadas por la manipulación y el chantaje.

 

La iluminación y escenografía de Víctor Zapatero propone la construcción de reductos espaciales, en donde la ficción se va mezclando finamente con la “realidad”. Creación de espacios en donde se llevan a cabo escenas, incluso esotéricas, como aquella en la cual la actriz se enfrenta al fantasma de su propia juventud, a la que, literalmente, asesina para poder continuar con su vida.

 

La escenografía está hecha de tal modo que es manipulada por los actores, en un viaje que transcurre por el escenario en donde se ensaya la obra y, de ahí, transportar la acción a lugares íntimos: el camerino de la actriz, la habitación del hotel en el que habita el director y su esposa, o los entretelones del teatro, en donde se desvela el misterio de la magia escénica.

 

El montaje recurre al uso de espejos que reflejan la imagen distorsionada de los personajes. Esa otra realidad o meta-realidad subraya el funcionamiento de la ficción de manera consciente. Cabe resaltar que si bien muchos de los recursos pueden ser comprendidos con mayor cabalidad por el público asiduo al teatro y, mejor aún, por aquellos que se dedican a esta disciplina artística, la obra consigue contactar con preocupaciones comunes a todo ser humano, como son: la experiencia de la soledad, la frustración, el temor al fracaso y, desde luego, la obsesiva aprehensión en relación con la pérdida de la juventud.

 

*FOTO: Noche de estreno, de John Cassavetes, traducción y adaptación de Tina French y Antonio Castro, dirigida por éste último, con las actuaciones de Ariane Pellicer, Arturo Ríos, Martín Altomaro, Tina French, Karina Hurtado y Pamela Ruiz, coproducción del INBA y la Universidad de Guadalajara, se presenta en el Teatro el Galeón del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional),  jueves y viernes a las 290:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 3 e julio. (Suspende función el 30 de junio y habrá doble función el 2 de julio, a las 18:00 y 20:30)/ Cortesía: INBA.

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