Play: danza lúdica para niños

May 24 • Escenarios, Miradas • 4643 Views • No hay comentarios en Play: danza lúdica para niños

 

JUAN HERNÁNDEZ

 

La Compañía Umbral Danza Contemporánea, dirigida por Cristóbal Ocaña (Chetumal, Quintana Roo, 1966), estrenó la coreografía Play, dedicada a público infantil y realizada con bailarinas de entre 10 y 12 años de edad de la Escuela de Danza Clásica del Centro Estatal de Bellas Artes de Yucatán.

 

Obra plena de la energía propia de la infancia, la cual se manifiesta en los cuerpos todavía infantiles de las bailarinas María de los Ángeles Ocaña Dorantes, María José Miranda May, Soledad Rodríguez Ayala, Laura Elisa Andrade Castro y Ana Paola Cimé Góngora. Niñas que aman la danza y a su corta edad han probado ya las delicias de la escena y los aplausos entusiastas del público.

 

Las niñas bailarinas se enfrentan, en esta su primera experiencia escénica, a un público difícil: el infantil. Sector de la población que no fácilmente puede ser cautivado, dado su carácter volátil y distraído.

 

Sin embargo, el coreógrafo Ocaña acierta al realizar una obra con bailarinas niñas que no están “recreando” el modo de ver el mundo de los menores, sino que aún lo viven en su actual etapa de vida y así logran una manifestación genuina de esa manera de concebir el mundo.

 

La empatía con el público infantil es inmediata. En la pieza se da rienda suelta a la imaginación a través del juego que, en el caso de los niños, significa la posibilidad de inventar universos para habitarlos.

 

El instante mágico, la capacidad de creer en lo fantástico y la explosión de la imaginación para aceptar que un objeto inanimado tiene vida, son elementos que en Play se manifiestan de manera poderosa. Las bailarinas juegan con sus cuerpos y se divierten con el movimiento, a partir del cual crean la concepción del mundo que seduce a los niños espectadores.

 

En contraposición con esa naturaleza aún ingenua, el coreógrafo Cristóbal Ocaña introduce en escena tres pantallas en las que proyecta imágenes dolorosas de niños explotados en trabajos inhumanos, víctimas del hambre y de las guerras. Una realidad cruel que no es soslayada por el discurso de la coreografía y propone un grito fuerte de desaprobación de las circunstancias que violentan los derechos de los niños en todo el planeta.

 

Con esta obra la Compañía Umbral Danza Contemporánea celebra 25 años de vida en la escena dancística nacional, con un acervo de alrededor de 50 obras, entre las que resaltan Ahau (cazador), Bajo las alas, Flamencos, Oasis y Antropometría.

 

Esta es la primera vez que la agrupación dedica una obra al público infantil y lo hace con este modelo de producción en el cual, en lugar de proponer a bailarines adultos profesionales, permite que sean las niñas bailarinas las que figuren ese universo que en ellas no es recuerdo sino presente.

 

En ese sentido Play es un trabajo coreográfico celebratorio, en el que un grupo de niñas bailarinas se dirigen a sus iguales con el lenguaje que los une, y consigue conectar de inmediato con el espíritu creativo que en el sector infantil se encuentra inalterable.

 

El coreógrafo recurre a una escenografía sencilla: columpios, resbaladilla y la cuerda para saltar, elementos que cualquier niño identifica de inmediato como parte de su universo. Un universo placentero, lúdico, en el que gozan de la existencia sin ninguna restricción, porque no hay límites para construir y regocijarse en lo creado o destruirlo y levantarlo nuevamente, a modo, para seguir expandiendo hasta el infinito el poder único de la imaginación.

 

Play nos recuerda que los creadores de la danza tienen como tarea pendiente la creación de obras para niños; un público que es poco atendido por los coreógrafos contemporáneos.

 

Cristóbal Ocaña logra hacer una obra sencilla, pertinente, con un discurso transparente, que busca regocijar a los niños con el arte del movimiento y brindarles la posibilidad de enamorarse de la danza. Es más, de identificar a la danza como una oportunidad de juego en el que pueden imaginar y crear.

 

La exigencia técnica es la adecuada para las niñas bailarinas, quienes son cuidadas por el coreógrafo; de tal modo que las intérpretes disfruten la experiencia escénica. Se trata de danza hecha por niñas para niños y niñas, una fórmula que en esta ocasión generó una potente respuesta del público infantil que se desbordó en el escenario al final de la obra, haciendo de éste un territorio libre para la expresión.

 

*Play, de Cristóbal Ocaña, con la Compañía Umbral Danza Contemporánea, escenografía de Israel Béjar, iluminación de Juan Carlos Moreno, edición de video de Óscar Chin Kú, se estrenó en el XV Festival Internacional de Danza Avant Garde, en Mérida, Yucatán.

 

*Fotografía: Roberto Ramos  Chin

« »