La muchacha que sale del poema
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La poesía mexicana aún sigue nutriéndose de las corrientes vanguardistas del siglo XX, como el surrealismo
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POR RICARDO ECHÁVARRI
La muchacha que sale del poema
bello rostro de brasa
sube al subway dispersando cenizas.
La ciudad es lacustre y hoy lo sabe,
hay una luna de agua en las miradas
y en pleno día de oro ella aparece
con su blusa decolorando el cielo
y un beso rojo tatuado en los labios
se diría primavera en invierno
se diría semilla de los sueños
Ay, qué no se diría.
Por el lago olvidado
la ciudad va a ritmo de marea
bogando como barca muy ebria
Aparece a los ojos
de los hombres de piedra
la doncella más bella de la tierra
la de ojos de obsidiana
la de senos frutales
y cintura que cabe entre dos manos
como apretado ramo de centellas
Hoy le ha brotado un sol
en el lado del alma
a cada árbol caído, a cada estatua
La muchacha que sale del poema
y parte en dos esta ciudad lacustre
de un lado la luna, del otro el sol
pone un verso aquí, un azur más alto
un silencio en torno, glifo de canto
Y va tomando forma
con un verso truncado
en su cintura y la rima perfecta
de sus senos. Quien moldeó esa belleza
debió escribir con la tinta del sueño
Un solferino sol quema su sombra
De pronto silencio, bruma, nada;
sólo este poema que arde cual flama
pletórico de signos.
FOTO: La canción de amor, Giorgio de Chirico (1924). / Especial
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