Poesía mexicana en Quebec
YANET AGUILAR SOSA
Bernard Pozier, director literario de la editorial quebequense Écrits des Forges, define la relación que desde hace más de 25 años sostiene esa editorial con México como una historia de amor y una luna sobre la nieve: “Hace poco más de un cuarto de siglo, se emprendía un movimiento singular en la historia de la poesía, una gran historia de amor entre dos países, la pasión que iba a crear el conocimiento y reconocimiento mutuo de los poetas y la poesía de México y Quebec”.
El año exacto del inicio de la relación poética entre ambas naciones fue 1986 durante el Encuentro de Poetas del Mundo Latino que surgía en México con el fin de reunir a los poetas de todos los horizontes de la latinidad incluyendo, dice Pozier, a los lejanos francófonos de Quebec. “Claude Beausoleil era un turista asiduo de México, pero como poeta había empezado a leer la poesía mexicana y a aprender la lengua”. Para 1987, ese poeta y ensayista se convirtió en el primer invitado al festival.
En entrevista vía correo electrónico desde Quebec, Bernard Pozier asegura que a partir de ese momento comienza el acercamiento y luego el intercambio que ha propiciado que poetas mexicanos como Marco Antonio Campos, Jaime Sabines, Juan Bañuelos, Hugo Gutiérrez Vega, Coral Bracho, Marco Antonio Campos, Elsa Cross y Natalia Toledo sean leídos en lengua francesa y se conozcan en territorio francófono; y que poetas quebequenses como Gatien Lapointe, Gaston Miron, Paul-Marie Lapointe y Claude Beausoleil sean editados en México y leídos en lengua española.
“Dos proyectos importantes toman forma: la traducción al español de Émile Nelligan por Marco Antonio Campos, cofundador del Encuentro de Poetas del Mundo Latino con Víctor Sandoval, para la editorial El Tucán de Virginia, y después una antología de la poesía mexicana en francés por Claude Beausoleil. Si la traducción de Nelligan fue el punto de partida del interés de los mexicanos por la poesía quebequense, la antología de poesía mexicana ha sido de diferentes maneras un hecho memorable en la historia de nuestras letras y nuestra edición”, afirma Pozier. El poeta, narrador y traductor señala que esa antología coeditada en Francia con Le Castor Astral es un libro que ha tenido muy buen éxito y del que se han hecho varias reimpresiones.
Desde entonces los intercambios entre Quebec y México se multiplicaron y se volvieron habituales lejos de la dependencia de Francia y de Estados Unidos, pero también lejos de lo que Pozier llama “el antagonismo canadiense”.
“Un puente por encima de Estados Unidos se había creado entre los poetas, los editores, los festivales, y esta apertura ponía en cuestión o en perspectiva diversos aspectos de nuestra realidad e imaginario colectivo: la lengua, el bilingüismo, la americanidad, la latinidad, los dioses, la religión, la muerte, el lirismo, el barroco”, puntualiza el director editorial de Écrits des Forges, que en poco más de 35 años ha publicado más de 200 libros bilingües de poetas mexicanos y quebequenses.
El poeta que ha recibido reconocimientos por su labor en la traducción y difusión de la poesía mexicana en Quebec reconoce que aprender a intercambiar en el plano cultural de manera equitativa es esencial para la madurez de una nación, de su cultura y de su literatura, pero además refuerza su existencia.
En esta historia han sido fundamentales encuentros como el de Poetas del Mundo Latino, el Festival International de la Poésie de Trois-Rivières y el Festival Cervantino, entre otros, y también el premio literario Jaime Sabines-Gatien Lapointe.
Écrits des Forges ha coeditado en México con varias casas independientes, como Mantis Editores, Aldus, y Filodecaballos, y con la UNAM, la Univesidad Autónoma de Nuevo León y el Fondo de Cultura Económica. Aunque mucho del intercambio se sustenta con apoyos a la traducción, no es lo central porque conseguir esas becas suele ser complicado, afirma Pozier. “Parece un poco más fácil en Canadá pero es para editoriales de México que van a traducir autores de Quebec o de Canadá. También es fácil para traducir inglés-francés o francés-inglés en Canadá. En cuanto a México, es muy difícil entrar en el programa de Protrad [del Fonca]; lo hemos intentado pero sin mucha suerte todavía esperamos una respuesta para la próxima vez”.
El también vicepresidente de la Casa de Poesía de Montreal asegura que los libros que edita Écrits des Forges llegan a librerías, ferias de libros, festivales y lecturas en Quebec, y también se distribuyen en México a través de la Feria de Guadalajara y la del Palacio de Mineria y por supuesto por la labor de sus coeditores mexicanos. Además entran al mercado de poesía en Francia.
Bernard Pozier concluye: “25 años mas tarde, numerosos poetas han participado de una manera o de otra en los intercambios entre Quebec y México, la escritura y la poesía de cada país se han cambiado y enriquecido, de tal suerte que hoy podemos afirmar que la realidad mexicana es un tema de la poesía actual quebequense e inversamente: Quebec habita en una parte de la poesía mexicana contemporánea”.
*Fotografía: Bernard Pozier, director de la editorial quebequense Écrits des Forges/ARCHIVO EL UNIVERSAL