Pullman car, montaje fallido

Mar 14 • Escenarios, Miradas • 3324 Views • No hay comentarios en Pullman car, montaje fallido

 

 

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

 

Pullman Car Hiawatha, del dramaturgo estadunidense Thornton Wilder (1897-1975), dirigida por Alejandra Aguilar y Cristian José García, con la Compañía Orquesta Ensamble Teatral, estrenada el martes en el Teatro Sergio Magaña es una obra de estructura compleja que disloca la linealidad del tiempo, los planos de realidad y la dimensión espacial.

 

La comedia propone un viaje en el interior de un tren. Un viaje fuera del tiempo y el espacio cotidianos. Una aventura epifánica en la que los viajantes van tras su destino. Destino que es manejado por una figura, la del director de escena, que irrumpe en la ficción para determinar los giros de la acción dramática.

 

El director se vuelve un puente entre la ficción y la “realidad”, entre los seres que viven en la escena y los espectadores. El autor seguramente pensó en este personaje —que sale y entra de la ficción a su antojo— como la imagen misma de Dios.

 

Pullman Car Hiawatha fue escrita por Wilder en 1931 y deja ver en esta obra la fuerte influencia que recibe de otro dramaturgo fundamental del siglo XX: el italiano Luigi Pirandello (1867-1936), en particular de la obra Seis personajes en busca de autor, estrenada en 1921, una de las primeras piezas dramáticas del teatro moderno, en donde ya se hacen guiños al absurdo.

 

Sin ser una obra propiamente de teatro del absurdo —línea estética que se desarrollará en Estados Unidos a partir de 1940—, la comedia de Wilder establece algunos antecedentes de ese estilo de teatro: secuencias dramáticas no lineales, paisajes y atmósferas oníricas, delirio escénico y una aparente insignificancia de la trama.

 

Bajo el tamiz de la “insensatez” de lo narrado, de las rupturas lineales del tiempo, de la demarcación espacial neutral, de los escapes constantes de la ficción (del personaje director) y del caos dramático —de un humor que se acerca a la farsa—, hay un cuestionamiento profundo sobre la existencia del hombre, la condición humana y la persecución del destino.

 

La obra resulta ser en extremo compleja, un reto para los directores, actores, escenógrafos y demás creativos que deseen llevarla a escena. Una comedia escrita en la madurez, con reflexiones filosóficas profundas sobre la existencia del ser humano, su condición y naturaleza; así como acerca de la relación del hombre con la divinidad y de la impronta del azar, factor determinante en la realización del destino.

 

El montaje de Pullman Car Hiawatha, a cargo de la Compañía Orquesta Ensamble Teatral, dirigida   por Alejandra Aguilar y Cristian José García, carece de la madurez que exige la obra para hacer una lectura y una “traducción” de las búsquedas del texto en su realización escénica.

 

Las fuertes reflexiones que el dramaturgo realiza se diluyen en una puesta en escena que tiene limitaciones básicas en rubros como:   el ritmo de las acciones, la profundización en la construcción e interpretación de los personajes, la verosimilitud necesaria para establecer la convención del juego de la ficción y la creación de un mundo diríamos fantástico en el que se desarrolla la trama.

 

No achacaremos totalmente lo fallido del montaje a los actores Anaid Bohor, Alejandro Moreno, Michelle Menéndez, Jorge Viñas, Diego Calderón, Valeria Navarro, Carlos Flores, Elvira Cervantes, Jennifer Soler, Gerardo Gallardo y Nadia Ximena López, jóvenes todos y seguramente recién egresados de la carrera de teatro. Los intérpretes cuentan con una formación profesional, aunque no con la experiencia para enfrentar un reto como el que supone la obra Pullman Car Hiawatha.

 

Lo que se extraña en esta puesta es un trabajo de dirección escénica sólida y firme. Los directores Alejandra Aguilar y Cristian José García, están experimentando en este montaje. Hacen sus primeras incursiones en el terreno de la creación, pero carecen aún de la experiencia y la solidez para establecer en el teatro una visión clara del mundo.

 

El montaje tiene fuertes debilidades en la dirección de actores. Los intérpretes resuelven como pueden el reto que implica traer a la vida a personajes de gran complejidad y, por lo tanto, de un alto riesgo y exigencia.

 

La aventura teatral, es cierto, no se puede hacer sin pasión y ganas, pero estos dos ingredientes no son suficientes para llevar a buen término una puesta en escena. Y eso queda claro en el montaje que la Compañía Orquesta Ensamble Teatral realiza de Pullman Car Hiawatha.

 

El montaje de esta agrupación se reduce a un juego “divertido”, alejado de las reflexiones filosóficas de la obra, que son todo menos ingenuas y rosas.

 

 

 

 

*Pullman Car Hiawatha, de Thornton Wilder, con la Compañía Orquesta Ensamble Teatral, se presenta en el Teatro Sergio Magaña (Sor Juana Inés de la Cruz 114, Santa María La Ribera), martes, miércoles y jueves, a las 20 horas, hasta el 26 de marzo.

**Fotografía: La obra original del dramaturgo estadunidense Thornton Wilder se presenta en el teatro Sergio Magaña / Crédito: Stephanie Vera/Secretaría de Cultura de la Ciudad de México

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