¿Qué es una ideología?
Adoptadas como herramientas de la política o del convencimiento de una cultura sobre un grupo de personas, estas ideas cerradas han acarreado disputas e invalidaciones históricas de todo tipo
POR HUGO ALFREDO HINOJOSA
El hecho de que las ideologías [políticas] sean realidades tangibles no es una prueba de su carácter vitalmente necesario.
La peste bubónica fue una realidad social extraordinariamente poderosa,
pero nadie la habría considerado vitalmente necesaria.
Wilhelm Reich
Historia de la filosofía
Hasta ahora, he explicado conceptos básicos de filosofía para poder introducirnos al mundo del pensamiento presocrático tanto en Occidente como a la filosofía en Oriente. Prometo que en la próxima entrega finalmente nos sumergiremos en el tema principal que es el recuento y la presentación de las ideas de la historia del pensamiento. Es crucial recordar que el conocimiento se va refinando con el paso de la historia. Se generan nuevas ideas, entre guerras, pestes y tiempos de bonanza, que no implican que los pensadores del pasado estuvieran equivocados, sino que sus explicaciones estaban condicionadas por un contexto histórico diferente.
Al igual que la imaginación y las ideas, la geografía (que está vinculada a un contexto) influirá en nuestra manera de abordar las explicaciones del mundo. Cada una de las formas del pensamiento que hemos estudiado hasta ahora, junto con nuestro lugar de origen, puede dar lugar a conceptos más estructurados que suenan complicados y rimbombantes, lo que podemos definir como “ideologías”. Éstas son otra forma del pensamiento que a veces desencadena conflictos de entendimiento entre las personas. Las ideologías, digamos, han sido adoptadas como herramientas de la política o del convencimiento de una cultura sobre un grupo de personas, por eso inicié con la frase del psicoanalista Wilhelm Reich, nos sitúa pronto en el escenario que intentaremos presentar. Ahora bien, pensemos a fondo en esta definición de Morris Berman: “Una idea es algo que tienes; una ‘ideología’ es algo que te posee”, cambiemos poseer por controlar.
Es relevante discutir las “ideologías” porque las teorías o propuestas de filósofos prominentes a lo largo de la historia han sido desestimadas debido a su afiliación a partidos políticos, movimientos sociales o religiosos, que la historia ha llegado a condenar o tolerar. Tenemos el ejemplo de Martin Heidegger, quien fue miembro del partido Nazi, Noam Chomsky por su presunta inclinación hacia el anarquismo y el socialismo y, por supuesto, Karl Marx, el aristócrata que se creía obrero.
Se atribuye al filósofo francés del siglo XIX, Antoine Destutt de Tracy, la creación del término “ideología” en su texto Mémoire sur la faculté de penser. Él concebía este concepto como una ciencia que investigaría las ideas y sus orígenes, no el control del pensamiento ni de las personas. Como es sabido, el siglo XIX estuvo marcado por grandes revoluciones, conflictos bélicos y avances científicos, así como por un replanteamiento del papel de la clase obrera en la sociedad. Fue en este contexto histórico cuando Karl Marx y Friedrich Engels publicaron su obra La ideología alemana, que supuso una revisión de los planteamientos de Antoine Destutt de Tracy. Para Marx y Engels, la ideología abarca el conjunto de principios que explican la realidad en cada sociedad, estableciendo vínculos entre los conocimientos prácticos para la vida y el sistema de relaciones sociales.
¿Pero qué entendemos por ideología en términos prácticos? Consideremos, por ejemplo, la Santa Inquisición, nombre que proviene del latín inquisitio, que significa “averiguación” o “investigación”. Durante más de cuatro siglos, este periodo estuvo marcado por atrocidades cometidas en nombre de la Iglesia. Para entenderlo, imaginemos un grupo de personas, algunas de ellas pobres y otras ricas, que formaban parte de la iglesia o parroquias en diversas comarcas de Europa y posteriormente en América. En principio, teníamos a gente necesitadas de orientación espiritual en zonas marginadas, buscando un lazo con lo divino, con lo que está en el cielo, que resultaba en la creencia en la existencia de Dios, la idea de Dios. De esta forma, todos contribuían a la creación de estos lugares históricos y sagrados llamados iglesias, consideradas la morada de Dios, y se suponía que vivían en armonía. ¿Pero qué pasaba cuando las personas renegaban o no atendían las reglas que ponían los párrocos y las comunidades de estas iglesias?
Inicialmente, la idea primordial era la existencia de Dios. Posteriormente, la “ideología” se comprendía como “la palabra de Dios”, es decir, las acciones que se llevaban a cabo porque todos los integrantes de la Iglesia así lo indicaban, según sus propios términos. Aquellos que se desviaban de estas normas eran acusados de traición y herejía, y a menudo eran condenados a la hoguera por no seguir las reglas impuestas por otros, motivadas únicamente por el deseo de controlar el comportamiento de la población en general, disfrazado por el “bienestar” de la gente.
Todo lo humano tiende a evolucionar, a alterarse debido a nuestra naturaleza que busca clasificar y etiquetar tanto objetos como individuos. El origen de la mayoría de las “ideologías” radica en una distorsión del pensamiento. Cuando observamos la terminación “ismo” en las palabras para definir tendencias, podemos estar seguros de que esa idea original ha sido transformada hasta perder su esencia. Por ejemplo, al hablar del proceso de producción y del capital como motor de desarrollo, lo llevamos al “capitalismo”; si consideramos a Donald Trump como un personaje que solo genera caos social y con el cual la gente se identifica, se cataloga como “trumpismo”, si rechazas el capitalismo y respaldas las ideas de Karl Marx, se conoce como “marxismo”, que derivó también en “comunismo”.
Así, las ideologías tienen su origen en necesidades personales respaldadas por la sociedad, en regiones específicas, pero tienden a distorsionar y alejarse de la realidad en beneficio propio. No puedo afirmar que todas las “ideologías” son negativas o positivas, las hay funcionales, pienso. Siempre han existido bajo otros nombres: sofistas, cínicos, agustinianos, jesuitas, franciscanos, todos partían de una idea que estructuraban bajo idealismos que le dieron rostro a nuestro mundo.
¿Bajo estas lógicas qué ideologías persisten en México?
FOTO: El filósofo francés Antoine Destutt de Tracy. Colección Émile Potin (1754-1836). Crédito de imagen: Biblioteca digital Gallica