“All in, Sinatra” y “Pistolar”: entre la intrascendencia y el patetismo
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Las ganadoras del Premio Mauricio Achar 2018, se hermanan en su retrato de personajes que fácilmente olvidaremos
POR RODRIGO MENDOZA
Cada vez que una novela gana un premio literario nacional, el lector espera con justa razón algo valiente, acaso nuevo, pero, de cualquier manera, satisfactorio. ¿Y qué esperar de un empate entre dos novelas que se llevan el mismo premio? Lo mismo pero en una ración duplicada. En este caso, el premio Mauricio Achar/Random House 2018 se quedó corto en doble dosis empezando por el hecho de que los personajes de las novelas resultan totalmente absurdos.
Se trata de All in, Sinatra del capitalino Pedro Zavala y Pistolar del jalisciense Iván Soto Camba, cuyas novelas colapsan irremediablemente a causa de una empalagosa afinidad por los personajes patéticos y su empeño por atisbar la soledad en plena madurez desde una perspectiva que resulta distanciada, poco verosímil y que en ningún momento toca las fibras más sensibles del lector.
Por un lado, All in, Sinatra de Zavala pretende dar un tour de forcé por el mundo de las apuestas profesionales de alto riesgo y el póquer trasnacional en donde incluso la vida se pone en riesgo al jugar. Zavala cuenta la historia del insufrible Génesis, admirador de Frank Sinatra y de El Gran Gatsby de Fitzgerald. Génesis es un hombre solitario ahogado en hastío, que, a los 64 años, decide viajar a Las Vegas para terminar con su monótona vida como profesor de literatura. Ahí elije apostarlo todo estando plenamente consciente de que no tiene nada más que perder: su vida está a punto de terminar. Inesperadamente gana miles de dólares en las mesas de apuestas y cae en un torbellino de destrucción que le hace preguntarse todo el tiempo “¿Qué haría Frank Sinatra o Jay Gatsby en mi lugar?” antes de gastar el dinero en drogas, sexo y discos como si fuera un veinteañero, cosa que provoca que el lector, se pregunte por qué está leyendo sobre un venerable anciano que habla, se viste y comporta como si estudiara en la preparatoria; no se está redescubriendo gracias a la reconstrucción literaria de una madurez tardía. Lo que sucede en realidad es que la falta de pericia de Zavala lo llevó a elegir un intrascendente personaje cuya edad claramente no funciona para los propósitos de su narración.
Está bien que Zavala haya querido romper los moldes de los personajes sexagenarios y de la temática narrativa nacional, pero la verdad es que un personaje así suena muy gringo. Si a eso le añadimos que Génesis es especialista en literatura norteamericana y que quiere olvidarse de su pasado burócrata, entonces cabría preguntarse si Zavala no erró al momento de elegir la nacionalidad de su personaje y si esta novela acaso encierra un rechazo a la clase media trabajadora cuya única aspiración parece ser morir en el hastío mientras persigue inútilmente el paraíso del despilfarro.
Pistolar de Soto Camba deja ver las posibilidades narrativas que un personaje paranoico sería capaz de brindar a un autor. No obstante, lo cierto es que Luis Alfredo J.A. con todo y sus obsesiones y arranques de paranoia nunca alcanza a despertar una sensación firme de repulsión o empatía. El lector se queda justo a la mitad, con un insuperable desinterés.
Entre un mar de desvaríos y alucinaciones; en medio de cartas llenas de pensamientos lúgubres, Soto Camba nos presenta un personaje que se siente completamente ajeno, indescifrable y poco empático. El autor desarrolla todo su libro con el recurso medieval del manuscrito encontrado con el que afirma que la mayoría de las cartas son reales− lo que deja una sensación de repetición a pesar de sus pocas páginas. Ni siquiera ese medianamente interesante acercamiento al “otro yo” que el autor hace a través de las epístolas respondidas por el seudónimo de Luis Alfredo consiguen dotar de sentido a Pistolar. Lo que Luis Alfredo J.A. dice y hace es claramente un desatino derivado de sus padecimientos mentales y como tal es percibido por el lector y no como un intento por desdoblar al personaje en distintas capas psicológicas, cosa que hubiera sido mucho más atractiva.
Así, uno no puede evitar preguntarse qué hizo pensar a Soto Camba que lo que escribía este semificticio Luis Alfredo J.A. podría ser interesante desde cualquier punto de vista. Aunque el jalisciense se esfuerza por darle dinamismo a su novela mediante la inclusión de cartas reales de AMLO y Elvis Presley, ésta no soporta el peso de su irrelevante personaje, quien sólo atina a ser repetitivo y carente de una voz propia, o, por lo menos, amena.
Y lo mismo sucede con All in, Sinatra: hay una agradecida intención por parte del escritor de crear un universo vertiginoso en el que el lector sienta la emoción del juego y la adrenalina de apostarlo todo sin miedo a quedarse con nada, pero su personaje es tan poco trascendente y carente de encanto, que es inevitable revisar cuántas páginas faltan para terminar el libro.
Este par de novelas posee una pequeña dosis de valiente ambición, que parece ser la razón por la que se alzaron con el premio, pero, tristemente, el patetismo de sus personajes contagió todas sus páginas y nos dejó textos insípidos que cuestionan el carácter mismo de la premiación, cuya convocatoria estipula que no puede quedar desierta, lo que hará siempre cuestionables a los ganadores.
FOTO: All In Sinatra de Pedro Zavala, fue uno de los ganadores del Premio Mauricio Achar 2018.