Roger Bartra: “Los libros de Trump han pasado por un comité de corrección política”

Mar 25 • Conexiones, destacamos, principales • 3187 Views • No hay comentarios en Roger Bartra: “Los libros de Trump han pasado por un comité de corrección política”

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El antropólogo mexicano conversó con el sociólogo Gerardo Estrada sobre la influencia de los libros escritos por Donald Trump, que revelan sus prejuicios contra los políticos profesionales, sus ambiciones, su visión empresarial de la dirección de un país, pero también los absurdos del populismo de extrema derecha. Esta charla se transmitió en días pasados en el programa “Tiempo de análisis”, de Radio UNAM

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POR GERARDO ESTRADA

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Aunque puede que no sean totalmente de su autoría, para el antropólogo y sociólogo Roger Bartra (Ciudad de México, 1942) los libros firmados por Donald J. Trump, son interesantes porque efectivamente descubren, revelan, el pensamiento del actual presidente de Estados Unidos. Aquí una conversación con el intelectual mexicano, autor, entre otros libros, de El salvaje en el espejo y La jaula de la melancolía.

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Me sorprende que Donald Trump tenga tantos libros. ¿Los habrá escrito él o sus ghostwriters?

Seguramente tiene sus escritores fantasmas, pero los libros sí tienen, por lo menos los tres que yo leí, su estilo. Sospecho que primero lo graban y después hay un esclavo que se encarga de poner sus pensamientos en forma de libro. Pero no hay duda de que sus libros tienen el mismo estilo de sus discursos y de sus tweets.

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Sí, un tono agresivo…

Agresivo, coloquial, esa mezcla muy peculiar de él, con bromas. Los libros son muy interesantes porque sí reflejan al actual presidente de Estados Unidos. Es interesante leerlos porque realmente son una radiografía de sus ideas: no tiene muchas pero las que tiene son firmes y bien arraigadas. En eso es muy terco. Se apega a sus principios, no le gusta demasiado el pragmatismo. Desde luego no es un presidente que tenga inclinaciones ideológicas: Trump extrae todo de su experiencia como empresario, que asume que es maravillosa, que todo (lo que ha hecho) es formidable, que ha hecho millones gracias a sus habilidades como negociador. Eso es lo que él más destaca. Y su dureza. Está dispuesto a golpear al adversario, al enemigo, a quienes se le enfrenten y con quienes negocia.

El antropólogo Roger Batra la política mexicana en las soceidades rurales y la democracia. Su obra más reciente es “La sombra del futuro. Reflexiones sobre la transición mexicana” (2012).

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Trump tiene tres libros sobre golf, donde también se presenta como el gran triunfador.

Pues claro, no solamente se presenta como gran golfista, sino como aquél que ha construido los mejores campos de golf del mundo. Él siempre es el número uno en todo. Exalta esa firmeza que, según él, adquirió en la academia militar de Nueva York. Parece que era un niño problema y sus padres lo mandaron a la academia militar, y eso él siempre lo está recordando, las virtudes que ahí adquirió.

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La disciplina.

Su educación militar fue también su educación en los negocios. Él cree que el problema de Washington es que está lleno de políticos; que hay que reemplazarlos por gente del mundo empresarial, eso está muy claro. Tiene una actitud claramente anti-política. Tiene un desprecio tremendo por los políticos, comenzando desde luego por el ex presidente Obama.

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¿Su ambición política tiene que ver con crear un mejor panorama para los negocios o con que, a través de las claves empresariales, él puede dirigir a Estados Unidos? ¿Imagina a Washington como un gran corporativo?

Efectivamente. Trump piensa que un gobierno es como una empresa, entonces hay que funcionar ahí como un negociador que está al frente de una empresa que tiene que tener ganancias: esa es su veta empresarial. Pero también está la veta propiamente populista, en la que él se declara como el representante de la mayoría de los intereses de los pobres, de los trabajadores. En eso se conecta con la antigua tradición populista de los Estados Unidos que tiene mucho más de un siglo de existencia: un populismo de extrema derecha (siempre ha sido de extrema derecha el populismo en Estados Unidos), como (el que ahora vemos) en Europa. En sus libros de política describe a un país estancado, un país en decadencia, en una situación crítica muy difícil, cosa que no corresponde con la realidad. Eso lo sabemos: no había ni hay crisis económica en Estados Unidos; la tasa de desempleo es relativamente baja, de hecho es la más baja en muchos años, pero (con sus afirmaciones) responde a esas inquietudes de ciertos sectores de la clase media y de la clase obrera, blancos, que sienten que su mundo está en decadencia, que están perdiendo poder, que están perdiendo la hegemonía frente a sectores emergentes, y que ven con muy malos ojos a los inmigrantes.

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Aunque la clase media norteamericana no está en decadencia, tal vez ha llegado a un tope: ya no está creciendo, su movilidad se ha detenido.

Eso sí, la clase obrera como tal no crece. Entonces por cosas relativas al salto tecnológico los hijos de los obreros no son obreros, sino que tienen que buscar en otros campos. A muchos de la anterior generación, de la misma generación de Trump, ya les ha pasado esto, ya sufrieron la retracción de industrias como la textil y la automotriz. Tienen que aventurarse en nuevos terrenos y se sienten mal. Hay un malestar muy fuerte de esos sectores que se sienten en peligro, desplazados, inestables. Y eso es algo que ha aprovechado Donald Trump.

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¿Aparece el racismo en sus libros?

En sus discursos rara vez aparece. Se ve que sus libros han pasado por un comité de corrección política que no ha dejado rastros de racismo, ni de machismo. Eso en los libros está completamente podado. Tengo la impresión de que Trump ha estimulado a muchos sectores y corrientes de extrema derecha que sí son racistas, que sí son machistas, sexistas, fascistas algunos de ellos, muy marginales, pero él se cuida mucho al respecto. Es muy cuidadoso al decir que apoya a las mujeres. Incluso con los inmigrantes. Él siempre distingue entre los malos y los buenos, aunque en uno de sus libros dice que estos inmigrantes deberían ser, en el caso de México, excelentes hombres de negocios. Claro, los hombres de negocios no son los que migran: migran los trabajadores, y ésos le gustan menos. Su pensamiento es bastante rudimentario y primitivo, pero muy golpeador.

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Entre los mexicanos que migran hay un sector de profesionistas: médicos, enfermeros. Muchos chicos de la Facultad de Ciencias de la UNAM trabajan en Microsoft o en Google, en grandes compañías. Esto lo digo porque Trump anunció que ya no iba a dar más visas de de trabajo en el área tecnológica.

Hay que decir que Trump tiene una gran confusión en sus ideas, y según como amanece, así se expresa. Él mismo dice que esa incoherencia es su táctica política. Lo dice en sus libros. Él utiliza a su favor ese factor sorpresa relacionado con lo impredecible de su carácter.

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Despistar al enemigo.

Claro, pero entonces yo no sé si eso es realmente su táctica o, cuando se percata, después, que ha dicho cosas contradictorias, lo justifica. El hecho es que las primeras semanas de su gobierno han sido caóticas justamente por eso: hace las cosas con mucha prisa, precipitadamente, sorpresivamente, pero también sucede lo que pasó recientemente: que su segunda orden ejecutiva para impedir el ingreso de ciudadanos de seis países fue impugnada por un juez, en este caso uno de Hawái. Es un golpe muy fuerte. No tiene, pues, un buen equipo. Es precipitado y desordenado. La suya va a a ser una presidencia bastante convulsa. Por ejemplo, ha declarado cosas como que el Departamento de Educación debería desaparecer o por lo menos reducirse enormemente. Su odio a los políticos se refleja en que ha reducido el 30% del presupuesto del Departamento de Estado. Se ha convertido realmente en un político anti-político. Esa contradicción le va a generar muchas dificultades. Creo que quienes más van a padecer a Trump no somos los mexicanos, sino los estadounidenses, que van a tener una situación muy difícil. Es probable que desordene mucho el mundo financiero, el mundo empresarial. No va a poder detener con su proteccionismo las tendencias económicas (globales). Que el presidente de Estados Unidos resulte un anti-imperialista de derecha es un absurdo total.

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Sí, Estados Unidos es el país que ha logrado crear el mayor imperio de la historia, la globalización mayor y el que se ha hecho poderoso gracias al “colonialismo moderno”.

Sí, gracias al imperialismo, claro. Y ahora resulta que quiere detener eso. Creo que no va a detener la globalización. No va a poder. Pero le va a poner obstáculos y eso lo van a sufrir los empresarios estadounidenses, a menos que lo acaben doblegando. Tengo la esperanza que esta rudeza (que Trump tiene) le termine creando dificultades mayores de tal manera que, o bien no logre la reelección o, incluso, sea impugnado antes.

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Y, sin embargo, veo que su discurso atrae a mucha gente en Estados Unidos. Durante las campañas electorales, me acuerdo haber estado en Nueva York, donde encontré taxistas, dependientes de tiendas, que estaban con él.

Desde luego. Un buen político populista tiene que tener a una parte del pueblo, porque justamente posee un discurso que atrae a una parte importante de la población que lo apoya. Sobre todo sectores blancos pobres, poco educados, así como grandes sectores de la clase obrera. Ésa es otra de las tragedias de Estados Unidos: el movimiento obrero de derecha. Por cierto, igual que el mexicano.

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Sobre su método de trabajo, ¿aconseja trabajar en equipo o individualmente?

Trump dice que para llegar a la solución de un problema, y pone el ejemplo de los impuestos o de la educación, hay que contratar a las mentes más brillantes o, mejor dicho, a los que él considera más brillantes: diez, doce, quince, veinte, encerrarlos en un cuarto y no dejarlos salir hasta que se pongan de acuerdo. Esto quiere decir que les echa la pelota para que trabajen colectivamente, se desgarren… y se pongan de acuerdo. Puede ser que le haya funcionado en alguna empresa, no lo dudo, además a esos consejeros seguro les pagará muy bien, pero no puede funcionar en un partido como el Republicano donde hay corrientes, fracciones, discusiones, y mucho menos en el Congreso. No los puede encerrar. El trabajo colectivo que Trump realiza está lleno de contradicciones porque tiene colaboradores que no se ponen de acuerdo. Y él mismo aumenta el desorden al opinar cosas diferentes a las de su secretario de Estado. Creo que es una situación caótica. No sé si con el tiempo él irá aprendiendo y se irá asentando. La gente normal suele aprender de los trancazos, de los problemas, pero no estoy muy seguro de que Trump sea muy normal.

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FOTO: Portada de “Crippled America. How to Make America Great Again”.

 

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