Siglo XXI Editores: el terreno, la discordia oculta

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A inicios de 2021, el anuncio de la venta del 58% de las acciones de esta editorial generó dudas sobre su futuro. Hoy, los procedimientos con que una empresa de escasa trayectoria adquirió esos bienes indican que su interés está en el inmueble, no en su valioso catálogo

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POR GERARDO OCHOA SANDY

 

I

El 18 de febrero de 2021, el presidente del Consejo de Administración, ingeniero Alberto Moles Batllevell, informó a los accionistas de Siglo XXI Editores, a través de una misiva, que esa instancia había aprobado, “a lo largo de varias reuniones”, la venta del 58.71% de las acciones del sello, en posesión de Jaime Labastida Ochoa, director de la editorial, a la empresa Merkcent Consulting and Funding, S. A. de C. V.

 

Las reuniones, en consecuencia, ocurrieron antes de esa fecha.

 

Sólo que la empresa se constituyó el primero de diciembre de 2020, y se inscribió en el Registro Público de Comercio de Chihuahua el 19 de febrero de 2021, un día después de la carta de Moles Batllevell. Las reuniones del consejo, entonces, fueron paralelas al proceso de constitución, y la aprobación de la compra-venta ocurrió antes del registro.

 

Moles aseguraba también a los accionistas que la empresa se dedicaba “a la capacitación de personal, gestión empresarial, jurídica, finanzas corporativas y proyectores especiales, entre otras actividades”. La parte vendedora, Labastida Ochoa, subrayaría también en varias entrevistas que la parte compradora le daría una proyección tecnológica a la editorial. No era así.

 

Merkcent Consulting inició con un capital de 50 mil pesos. La compra-venta, de acuerdo con un desplegado suscrito por 30 accionistas y 13 cercanos al sello, quienes califican la operación como un atropello, ascendió a siete millones de dólares. Labastida Ochoa declaró que el monto fue “significativamente menor” pero no lo precisó por razones de “confidencialidad”.

 

Los accionistas no fueron notificados sino hasta consumada la operación, y reclamaron que no se le haya otorgado el derecho de tanto, que es la capacidad de otras personas con interés jurídico comprobado para reclamar que la venta de un bien se les ofrezca con anticipación frente a terceros. La operación tampoco había concluido. La empresa no había registrado las acciones ante el Registro Público de Comercio de la Secretaría de Economía, lo que invalidó la asamblea del 19 de marzo, donde serían presentados los nuevos accionistas. El vendedor sólo se las endosó.
En el año 21 del siglo 21, Siglo XXI Editores, “Una editorial de México para América Latina” rezaba su lema, a la deriva.

 

 

II

 

Si recién fue creada y carece de experiencia en cualquier sector, ¿qué llevó a Merkcent Consulting a comprar Siglo XXI Editores?

 

Si 58.7% de las acciones valen siete millones de dólares, el 100% vale casi doce, lo cual es dudoso, apuntó Gabriel Zaid. ¿Qué gana la empresa fantasma que busca legitimarse, subrayó, con aportar millones que no entran a Siglo XXI Editores, sino que se van con el accionista que se va? En tanto Humberto Musacchio señaló que lo sucedido tiene un fuerte olor a detergente. Los accionistas minoritarios están indignados y estupefactos.

 

Todo indica que fue por el terreno.

 

De acuerdo con la ficha catastral del Sistema Abierto de Información Geográfica del gobierno de la CDMX, la sede de Siglo XXI Editores, ubicada en Cerro del Agua 248, colonia Romero de Terreros, alcaldía Coyoacán, C. P. 04310, cuenta con una superficie de 2 mil 300 metros cuadrados, y 3 mil 108 metros cuadrados de construcción.

 

La colindancia con la UNAM y con el metro Copilco, su ubicación en una zona de alta plusvalía, más su cercanía a dos desarrollos de condominios, uno en Cerro del Agua y Eje 10 Sur Pedro Henríquez Ureña y el otro en Residencial Copilco 3000, perfilarían que el interés radica en su potencial desarrollo inmobiliario.

 

Eso explica el súbito entusiasmo de la empresa fantasma, y la desproporcionada oferta a Labastida Ochoa.

 

Lo cual implicaría la demolición del inmueble, que no es cualquier inmueble.

 

En 1973, Siglo XXI Editores logra estar en condiciones de emprender la construcción de su sede. El proyecto fue puesto a concurso y lo ganó el escenógrafo y arquitecto Alejandro Luna. La ejecución fue responsabilidad del arquitecto Luis Porter quien lo completó, amplió el almacén y diseñó el área habitacional de Orfila Reynal.

 

De tal modo, el proyecto arquitectónico de Alejandro Luna, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2021, y ejecutado por Luis Porter, acabaría reducido a cascajo.

 

Lee el testamento de Arnaldo Orfila Reynal.

 

 

III

Un suceso fue clave para que Labastida Ochoa se volviera accionista mayoritario.

 

En 2005, detentaba el 36% de las acciones de la serie “A-1”, la única que existía. Entonces convocó a una asamblea extraordinaria para que se autorizara un incremento de capital de un millón de acciones, a un peso cada acción. La convocatoria se publicó en un diario y pasó desapercibida para el resto de los accionistas.

 

A la asamblea asistieron el consejo de administración y tres trabajadores y accionistas minoritarios. Unos cuantos miembros del consejo compraron algunas acciones y a los tres empleados les duplicaron las suyas de manera gratuita, en recompensa por su participación. Labastida adquirió el resto: 808 mil 512 acciones. Fue el origen de la serie “B-1”, que se volvió la mayoritaria. Así alcanzó el 58.7% del total.

 

A esa serie alude también Moles Batllevell en su carta del 18 de febrero. La venta a Merckcent Consulting constaba de 365 mil 649 acciones de la serie A-1, y 808 mil 512 acciones, de la serie B-1, aquellas que Labastida subastó y compró.

 

Y, por cierto, en medio de la controversia, Jaime Labastida estaría gestionado con Armando Casas, director del Canal 22, un programa de televisión.

 

¿Dará su beneplácito la secretaria de Cultura?

 

 

IV

¿Quiénes integran el consejo de administración que aprobó la venta?

 

La accionista Tatiana Coll reveló los nombres: Moles Batllevell; José María Castro, gerente del sello; y Jacques Taransaud, Jussara Teixeira, Claudia Bodet y Ricardo Pozas Horcasitas, con acciones. Además, sin acciones, Diego Valadés, Jesús Silva Herzog-Márquez y Adolfo Castañón, ex asesor editorial. Felipe Garrido figura también.

 

Se les envió cuestionario por escrito.

 

No respondieron Jussara Teixeira –quien firmó el desplegado–, Jesús Silva Herzog-Márquez y Felipe Garrido.

 

Moles Batllevel, afirmó:

 

–En respuesta a su cuestionario le aclaro que la información que Usted solicita es exclusiva de Siglo XXI y está en la empresa a la disposición de cualquier accionista que la requiera. Le agradezco el interés.

 

El gerente José María Castro puntualizó:

 

–Le agradezco la amable invitación que me hace para responder una serie de preguntas vinculadas con Siglo XXI Editores y con la venta de las acciones de uno de sus accionistas.

 

Lamentablemente esta información es privada y no me corresponde a mi responder las preguntas.

 

Pozas Horcasitas acotó:

 

–Yo renuncié al Consejo de Administración de Siglo XXI.

 

Claudia Bodek, quien firmó también el desplegado, precisó:

 

–Considero que lo más conveniente es esperar a que haya nueva información sobre la situación. Le agradezco el interés.

 

Adolfo Castañón explicó:

 

–La respuesta a algunas preguntas las desconozco. Otras tienen que ver con cuestiones internas de la editorial.

 

No se localizó a Jacques Taransaud.

 

 

V

Sí respondió Diego Valadés.
1)
–Doctor Valadés, ¿desde cuándo es miembro del Consejo de Administración?
–No lo recuerdo.
–¿A invitación de quién se integró?
–Del presidente del consejo.
–¿Es miembro con derecho a voz y voto o sólo a voz?
–Con voz.

 

 

2)
–El 18 de febrero de 2021, Alberto Moles Batllelvell, informó a los accionistas que el Doctor Jaime Labastida Ochoa deseaba vender sus acciones, el 58.71% del total. Moles informó que: “A lo largo de varias reuniones con el Consejo de Administración, se le autorizó la venta de las acciones a un grupo de empresarios y profesionales denominados Merkcent Consulting and Funding, S. A. de CV.” ¿Cuándo se realizaron esas reuniones?
–No lo recuerdo.
–¿En cuáles participó?
–En todas.
–¿La operación de compra-venta contó con su aprobación?
–Sí.

 

 

3)
–La empresa se constituyó el primero de diciembre de 2020 y se inscribió en el Registro Público de Comercio de Chihuahua el 19 de febrero de 2021. No pareciera contar con trayectoria empresarial en general, ni en el sector editorial. La empresa habría pagado, de acuerdo con el desplegado de los accionistas, siete millones de dólares. El director del sello aseveró que el monto es “significativamente menor” pero que no puede revelarlo por cuestiones de “confidencialidad”. ¿El Consejo de Administración debe realizar una revisión pormenorizada de la compra-venta?
–No tiene facultades legales.
–¿El consejo debe solicitar información más detallada acerca de los orígenes de la empresa y la procedencia del capital desembolsado para la operación?
–No tiene facultades legales.

 

 

4)
–En relación a la asamblea del 19 de marzo, durante la cual iban a ser presentados los nuevos accionistas, ¿fue convocado?
–Sí.
–¿Asistió?
–Sí, de manera virtual.
–¿Asistió alguna o alguna de estas personas, mencionadas como los dueños de la empresa compradora: Hugo Eduardo Parada Martínez (administrador); César Alejandro Parada Martínez (gerente); Carlos Jesús Villar Erives, Alfredo Salas Márquez (comisario)?
–La asamblea no se constituyó, de manera que no tomé nota de los asistentes.
–El abogado José Francisco Gutiérrez, presente en la asamblea, expresó, reportaron los medios, que la operación no era legal, pues los compradores no habían registrado las acciones en el Registro Público de Comercio de la Secretaría de Economía. La asamblea entonces fue declarada sin quorum. ¿Cuál es su opinión al respecto?
–El abogado objetó la convocatoria de la asamblea, no la operación. En la breve discusión se le dio la razón y por esa razón la asamblea no se instaló.

 

 

5)
–El 6 de abril se realizó una nueva asamblea, a la que fue convocado exclusivamente el Consejo de Administración. Uno de los puntos de la orden del día era: “Comentarios relacionados con la Asamblea no celebrada el 19 de marzo del año en curso”. ¿Fue convocado?
–Sí.
–¿Asistió?
–No.

 

 

6)
–En el desplegado, y en declaraciones y cartas a medios, varios accionistas han cuestionado la manera como Jaime Labastida fue adquiriendo acciones de Siglo XXI Editores, hasta volverse en el accionista mayoritario, y ponen en duda que haya cumplido con los protocolos legales. ¿El Consejo de Administración debe realizar una investigación para transparentar esas operaciones y, eventualmente, validarlas o desconocerlas?
–El doctor Labastida adquirió las acciones de manera legal. Ejerció el mismo derecho que cualquier otro accionista. Los cuestionamientos carecen de fundamento jurídico.

 

 

7)
–En distintas entrevistas, Labastida aseveró que la empresa se había comprometido a respetar y continuar con el ideario editorial de Siglo XXI Editores. Labastida aceptó que no quedó asentado en ninguna cláusula del contrato de compra-venta. ¿Está en riesgo el ideario de Siglo XXI Editores?
–Es contradictorio que se acepte que el ideario de la editorial se mantuvo durante la presencia del doctor Labastida y al mismo tiempo se sustente que el doctor Labastida pone en riesgo su propio ideario.

 

 

8)
–En caso de documentarse, como señalan varios analistas como Gabriel Zaid en Letras Libres, de que se trata de una empresa fantasma, ¿el Consejo de Administración debe dar marcha atrás a la operación?
–Carece de facultades para hacerlo. Es una operación mercantil entre particulares.
–¿Ello ameritaría, de confirmarse que es una empresa fantasma, que Jaime Labastida presentara su renuncia como director general de Siglo XXI Editores? ¿Es facultad del Consejo de Administración tomar alguna medida?
–El director de Siglo XXI ha conducido la editorial con gran éxito, con entrega e inteligencia. Yo no puedo hablar por el consejo porque no lo represento, pero sí puedo decir que respaldo y aplaudo la labor de Jaime Labastida.

 

 

VI

En 1986, Siglo XXI Editores publicó su Catálogo general. Vigésimo aniversario 1965-1985.

 

Está dedicado a la memoria de Jesús Silva Herzog.

 

En la “Entrada”, el sello informa que la editorial contaba con sedes en Argentina, en España y Colombia.

 

El recuento:

 

“La producción de estos 20 años llega a alrededor de 1, 700 títulos, con un tiraje total cercano a los veinte millones de ejemplares repartidos entre seis mil ediciones, testimonio de una tarea cumplida. Una referencia final: nuestra estructura organizativa fue producto del esfuerzo de unos 300 accionistas en 1966 que ahora se han ampliado a la cantidad de 572. Veinte años pues… Noviembre es la fecha”.

 

Para 2020, un accionista concentraría el 58.71%.

 

Desde en 1985, Labastida Ochoa figuraba como vocal en el Consejo de Administración. El presidente, Fernando Salmerón Roiz. El vicepresidente primero, Emigdio Martínez Adame, el vicepresidente segundo Jorge Cortés Obregón, y el secretario Sergio de la Peña. Junto a Labastida Ochoa, eran también vocales Carolina A. de Fournier, Emilio Krieger, Raúl Benítez Zenteno, Antonio Martínez Báez, Fernando Solana y Orfila Reynal.

 

Los consejeros suplentes: Margo Glantz, Elena Poniatowska, Concepción Zea, Emilio Brodziak Amaya, Carlos Ímaz, Rafael Martín del Campo, Manuel Peimbert, Gérard Pierre-Charles, Rodolfo Stavenhagen, Ruy Pérez Tamayo y Ricardo Torres Gaytán. El comisario titular, Álvaro Arellano Quintero.

 

Orfila Reynal dejó la editorial en 1990.

 

En 1991, en entrevista con el de la voz, Labastida Ochoa indicó que, de los dos mil títulos publicados hasta el momento, los 500 títulos “vivos”, de reimpresión y venta seguras, garantizaban la “salud financiera de la editorial”. Asimismo, adelantó la publicación de 80 primeras ediciones, el doble del año precedente, con un tiro de dos mil ejemplares. El sello apostaba por el nuevo pensamiento, “como lo ha hecho siempre (…) para continuar siendo la editorial de vanguardia que es”.

 

Valoró a su antecesor:

 

“Se publicó a los marxistas disidentes cuando hacerlo era un escándalo. Se difundieron las nuevas tendencias del pensamiento occidental que (…) llegaban a México 20, 30 o 40 años después. Se editó de manera casi simultánea a su lugar de publicación original títulos de Foucault, Althusser, Kristeva, Levi Strauss, Lacan (…). Gracias a la difusión de la obra de los estructuralistas (…), estuvo al alcance de la academia la posibilidad de discutir, en el salón de clases, libros que en esos momentos se discutían en las aulas de las mejores universidades del mundo. Esto no había pasado nunca”.

 

Las colecciones, por tanto, continuarían siendo las mismas, “lo cual prueba que la estructura editorial de Siglo XXI Editores está correctamente trazada desde su inicio”.

 

Y sobre el origen del proyecto, subrayó que fue la “respuesta de la sociedad civil para que don Arnaldo contara con el espacio que le permitiera expresar con total libertad un conjunto de tendencias editoriales vigentes en el mundo”.

 

30 años después, Labastida Ochoa ha declarado que, cuando asumió la dirección, la editorial estaba en quiebra; que Siglo XXI Editores no era nada.

 

ILUSTRACIÓN: Fermín García-Fabila

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